Reclamo

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La luz de la mañana ya se había hecho presente en la habitación, Alemania abrió los ojos encontrándose con el rostro aun dormido del sudamericano, dormía de una manera tan pacífica que inexplicablemente le traía paz, se levantó quedando sentado en la cama

— Despierta, despierta — movía lentamente el cuerpo del contrario — vamos levanta

— Buenos días — susurró fregándose los ojos, dio una ligera sonrisa cuando lo miro

— Buenos días — acarició el cabello del de escudo

Escucharon algo o más buen alguien caer rompiendo su burbuja, sin esperar un segundo Alemania abrió la puerta de golpe encontrándose con los que sospechaba

— Tiene exactamente 5 segundos para explicarse — solo veía como ambos intentaban formular alguna excusa

— Bueno... -hablo la japonesa

— nosotros... -continuo el italiano

— Japón, Italia, buenos días — intervino el ecuatoriano mejorando la tensión que había

— Buenos días Ecuador — saludaron al unísono — protégenos de tu novio — dijo casi gritando Italia abrazando al de escudo

— ¿¡eh!? -se sobresaltó por lo dicho — Ale no es mi novio -rió un tanto nervioso

— ¿Entonces por qué dormían juntos? — miro coquetamente la nipona

— No podía dormir y suelo tener pesadillas — confesó algo incomodo

— Es un caso estar con estos dos -comentó el alemán enojando a los que se refería- vamos a desayunar

— Está bien, te sigo — la "parejita" se marchó dejándolos a ambos

— Pensé que era solo Ale quien estaba enamorado

— El sentimiento es mutuo Ita, solo esperemos que se den cuenta

La tarde había llegado, los cuatro estaban sentados en el jardín detrás de la casa, era una tarde de ocio completo. Todo estaba tranquilo hasta que se escucharon unos toques en la puerta, los extraño ya que no habían pedido nada a domicilio

— Yo abro — dijo el italiano

Los tres se quedaron alertas, pero no duro mucho hasta que oyeron gritos

— ¡Lasciami andare! ¡suéltame! — gritaba desesperado

— ¡Me has hecho enfadar! ¡crees que fue bueno mentirme! — regañaba el británico agarrándolo del cuello

— ¡Suéltalo ahora! — entró la japonesa a defender al italiano

— una niñata como tú no me hará ni cosquillas — podían enfrentarlo sí, pero no está solo, tiene varios guardias a su espalda

-Ale, tengo miedo -susurraba el ecuatoriano detrás de la pared

— No te preocupes — intento en vano calmarlo — quédate aquí y no salgas, por favor -dio un último beso en la frente para después salir

—¡Deja ir a Italia! — gruño con enfado, pero solo se ganó risas

— ha ha ha, me hacen reír — esa actitud solo los molesto más — el trio reunido otra vez ¿Quieren causar otra guerra?

—¡Solo suelta a Italia de una vez!

— Alemania, Alemania, pensé que él ya te había enseñado modales — solo con hacerle acuerdo de esa persona lo aturdió — este insensato cometió el error de "engañarme" — mostró nuevamente al de franjas verticales quien estaba a punto de desmayarse- y merece un castigo

— No te lo llevaras — interrumpió la nipona

— A ver pequeña, intenta tocarme — rió burlonamente

No espero más y decidió atacarlo sin embargo al acercarse un guardia la inmovilizo, la golpeó en la cabeza dejándola inconsciente

—¡Japón! — gritaba desesperado el italiano queriendo zafarse del agarre

— patético — miro el cuerpo de la asiática asqueado — sigues tú, más vale que tengas algo mejor

Se quedo en su lugar, sabía que era inútil atacarlo directamente tendría que hallar otra manera, pero cual

— ¡Mi tiempo es oro! — antes de reaccionar le ocasiono un corte en su pecho, pudo ver una navaja debajo de la manga de su traje

— ¡Alemania! — el ecuatoriano desobedeció entrando en escena para auxiliar al alemán

— Vete, te harán daño, ¡vete! — repetía incesantemente, no quería que lo lastimaran

— oh, que tenemos aquí ¿Conseguiste nueva mascota? — se acercaba más al menor quien solo lo veía asustado

Dio la orden de inmovilizar al alemán mientras agarraba al ecuatoriano, lo examino de pies a cabeza sin encontrarle sentido

— ¡Suéltalo! Él no tiene nada que ver — forcejeaba más y más, pero sus fuerzas eran casi nulas

— Fuste por una mascota de "Latinoamérica", vaya, no conseguiste algo mejor — el ecuatoriano solo temblaba mientras el británico lo rodeaba

— ¡Que lo dejes ir! — no podía moverse más, la herida lo debilito muy rápido

— mmm... está bien -le restó importancia dándole la espalda— pero... no hay que dejar testigos

Alemania sintió su alma irse de su cuerpo, vio a cámara lenta como golpeaba su cabeza mientras cortaba parte de su torso, el de azul reía viendo la escena mientras se marchaba con el italiano, solo veía como rogaba que lo soltara, gritaba nuestros nombres, pero dejaron de sonar, su cabeza dolía, un mareo intenso se hizo presente.

No iba a desmayarse no ahora, con las pocas fuerzas que le quedaban agarró al menor cubriéndolo con su camisa, el sangrado no paraba y a este paso podría morir, no quería eso, no de nuevo. Una oscuridad se hizo presente dejándolo inconsciente

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♤Etiquetas♤  (Alecu 🇩🇪🇪🇨) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora