Capitulo Tres

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Harry observaba cómo su pequeño cervatillo bailaba de forma seductora. Cuando entró al club y vio a Nija intentando seducir a William, le tomó cada onza de control no matar al vampiro.

Mandó una advertencia mental a su aquelarre, dejándoles saber que Louis y William eran sus parejas y que estaban fuera de sus límites. Ahora que era de público conocimiento, ambos tenían que ser protegidos.

Si fueran a casa esta noche, lo que sería un enorme SÍ, Christo, su segundo al mando, tendría que ir con ellos y vigilarlos.

―No me gusta la forma en la que baila ―se quejó Louis.

―Se está expresando a sí mismo. No hay nada de malo con ello, pequeño ―Harry cogió a Louis del taburete y lo llevó a su sala privada encima de la pista de baile, desde donde podía observar a su otra pareja.

No podía apartar sus ojos ya que William bailaba para él. Era una obra maestra. Cuando bailaba, su pequeño cuerpo fluía como seda en el viento, con sus manos explorando cada parte de su pequeño y delgado cuerpo. Harry podía sentir la picazón de sus colmillos por probar al dulce hombre.

―Me sigue sin gustar. Mira cómo los demás hombres lo miran. Como si quisieran comérselo vivo ―Louis dijo bruscamente apuntando hacia la multitud de abajo.

―Lo hacen. Pero ninguno de ellos lo tocarán. Te lo aseguro.

«Eres muy hermoso, pequeño cervatillo».

William miró alrededor y luego arriba, sonriendo dulcemente cuando se centró en Harry.

―Debería estar aquí arriba con nosotros. ―Louis era como un perro con su hueso en lo referente a William. Era tan fiero como un pitbull.

―¿Ustedes dos son amantes? ―Harry dejó de mirar al pequeño pícaro de abajo, para mirar a Louis. Deseaba tener la respuesta correcta, pero Harry no iba a contener la respiración. Louis era un hombre muy testarudo.

Los ojos de Louis se oscurecieron con rabia cuando le lanzó a Harry una mirada fulminante, dando la razón a Harry. ―Eso no es tu maldito asunto.

Así que no lo eran. «Interesante».

Por la forma en que Louis protegía a William, podría parecer que lo eran. Pero deseaba que eso cambiase pronto. Harry quería que los tres se llegaran a conocer mejor, desnudos, por supuesto. Ellos eran parejas, después de todo.

―¿Por qué lo proteges con tanta ferocidad? ―Harry protegía a aquellos que quería, pero Louis iba más allá. Por lo que él había visto, era casi como una obsesión. Hacía que tuviese envidia de William, por tener esa lealtad de un hombre que lo amaba tan ferozmente. Él quería eso.

―Sigue sin ser de tu incumbencia. ―Louis se apartó un poco para observar de nuevo a William.

Harry suspiró y miró hacia William, el cual estaba siguiendo a un hombre, señalando su collar. Los observó detenidamente. El hombre era humano, por lo que no podría saber nada de la advertencia que había dado de permanecer lejos de sus parejas. Una sonrisa se formó en su boca, cuando uno de los miembros de su aquelarre se acercó, habló con el humano, y vio cómo el vampiro y el humano se fueron juntos.

Bien hecho.

William volvió a la pista de baile, alzó la vista hacia Harry, y sonrió, empezando a bailar para él de nuevo.

«¿Estás bien, pequeño cervatillo?»

William miró hacia arriba y asintió con la cabeza, su cuerpo se movía hipnóticamente con la música. Se volvió hacia un Louis con el ceño fruncido, preguntándose si debería siquiera preguntarle. ―¿Te importaría bailar?

LA AMENAZA DE HARRY| Larry Stylinson| AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora