Harry escuchó lo que Christo tenía que decir, acerca de lo que Emilio le había informado. Era como sospechaba. Maurice estaba trabajando con los rebeldes, y conspirando contra Harry. Era una ofensa por la que Harry podría matarlo.
El problema era que Maurice era líder de un aquelarre. Necesitaba pruebas contundentes, si quería no estar en la mira de los antiguos.
Aunque Harry era el vampiro original, si quería que su aquelarre viviera en paz, tendría que jugar según las reglas.
Él podía enmascarar su aroma de antiguo, y engañar a la gente, haciéndoles creer que era más joven. Sus rasgos eran similares a los de un humano de treinta años. La razón por la cual había sido nombrado Príncipe, era porque había hecho creer que había nacido en otra línea sucesoria. Su hijo fue nombrado de la realeza cuando nació. Eso fue antes de que los antiguos surgieran, y Harry esperó diez generaciones, antes de reclamar ser el bisnieto de su primogénito, en vez de su padre.
Esto le vino bien, ya que evadía al círculo de los antiguos. Odiaba la política y no quería ser parte de ello. Harry prefería supervisar su aquelarre y usar su tiempo en sus problemas, que ser llamado constantemente para asuntos de todo el vampirismo.
―Dile a Emilio que consiga pruebas sólidas de lo que Maurice está haciendo antes de que lo matemos ―Harry aconsejó a Christo―. No queremos que haya represalias por matar a ese idiota.
―Aun no entiendo por qué no anuncias tu estatus como original y mandas a todo el mundo al infierno ―se quejó Christo por millonésima vez―. No tendrías que preocuparte por las pruebas, y podrías convertir en polvo a ese bastardo.
―Si fuera tan simple, mi amigo. ―Sonaba bastante sencillo, pero Harry sabía que no lo era. Los ancianos le perseguirían para que se uniera a su círculo, y tanto como le gustaría que desaparecieran de su vista, eran necesarios para los aquelarres de todo el mundo.
―Pídele que consiga una prueba ―dijo Harry irritado―. No me gusta nada de esto, pero quiero evitar las repercusiones que pudiéramos tener, si no lo hacemos de la manera correcta.
―Me sigue sin gustar ―Christo balbuceaba su queja antes de deslizarse fuera de la sala. A Harry tampoco le gustaba mucho, pero tenía las manos atadas.
Sonrió cuando William aceleró sus pasos y saltó hacia él. Su pequeño cervatillo siempre le alegraba su humor. ―¿Estás divirtiéndote?
―¿Puedo preguntarte algo, Príncipe? ―William lo miró serio, haciendo que Harry se sentase recto.
―Sabes que me puedes preguntar lo que quieras, precioso.
William miró alrededor antes de inclinarse, presionando las palmas de sus manos en los muslos de Harry. El ligero peso hizo que Harry gimiera, pero controló la necesidad de tomar a su pareja allí en la sala.
―¿Es verdad que me puedes cambiar?
―¿Cambiarte cómo, pequeño cervatillo?
―¿En lo que tú eres? ―William parpadeó y esperó, con sus ojos abiertos en suspenso. Harry necesitó un momento para dominar sus rasgos. Estuvo malditamente cerca de coger a William y convertirlo en ese momento. Era algo que había querido hacer desde que puso sus ojos en esos dos, pero no iba a forzarlos. Su plan había sido esperar a que ellos vinieran a pedírselo. Y ahora uno de ellos lo había hecho.
Dio un breve asentimiento con la cabeza. ―Es verdad.
La mano de William subió para tapar su boca, y sus ojos empezaron a iluminarse con excitación. ―Transfórmame ―dijo suplicante desde detrás de los dedos.
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LA AMENAZA DE HARRY| Larry Stylinson| Adaptada
FanfictionEsta historia no me pertenece. Es una adaptación, todos los créditos son del autor. Personajes: Christian como Harry Styles Minsheng como Louis Tomlinson Yasuko como William Lewis