Prólogo

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Miro a mi alrededor, la pesadilla sucede una y otra vez. Se que ya sucedió, pero no puedo evitarlo, la culpabilidad siempre va a estar ahí. El momento en que mi padre muere por mi culpa está en mis sueños cada noche, y no me deja dormir. Desde que sucedió cuando tenía dieciséis años, mi mente no deja de recordármelo nunca, ha estado en cada uno de mis sueños cada noche.                                
El escenario se repite nuevamente, y me sigue atormentando como si fuera el primer día.                
Siento el enojo que me causo que secuestraran a mi padre. Me veo a mi parado en el medio de todo, paralizado. Ya no escucho nada, estoy al borde del abismo. Mi mente está a punto de colapsar, ya no escucho nada de lo que sucede a mi alrededor. Miro a mi tío Jack que está haciéndole señas a los agentes del FBI para que no disparen. Mi madre llora diciéndome que no lo haga, y unos de mis primos detiene a la tía Emily. El resto de ellos intenta detener a Jeims. Miro hacia la cabaña donde tienen secuestrado a mi padre, y vuelvo a mirar hacia los autos donde están los agentes con sus armas listas para disparar. ¿Queda otra opción? No tengo más opción que intentarlo, lo hemos dado todo por rescatarlo, esos tipos me quieren solo a mí. Siempre me pregunto cómo sería mi vida si no hubiera tocado el meteorito esa noche que fuimos a acampar. Toda mi vida cambio.                        
No queda nada que yo pueda hacer para intentar arreglarlo. Los agentes disparan antes de que Jack pueda darles las ordenes que no lo hagan, los secuestradores lo hacen también, pero yo estoy parado entre ambos. Se que nunca más va a ser lo mismo. Si logro concentrarme lo suficiente haré que el efecto negativo se vuelque sobre mí, y no sobre papá. Las balas que iban a penetrar mi cuerpo quedan suspendidas en el aire. Mi poder tiene un efecto negativo cuando lo utilizo le hace mal a la persona que quiero salvar, pero esta vez tengo que usar todo lo que tengo para que se vuelque contra mí y no contra papá. Lograre sacarlo de aquí a salvo. Primero entro en las moléculas de los cuerpos de los secuestradores que quedaron suspendidos en sus posiciones. Mi poder abarca la cantidad de personas o cosas que yo quiera inmovilizar. Así que mi familia y los agentes pueden moverse. Los secuestradores y papá no pueden hacerlo. Los dejo inmóviles, pero consientes así que ellos pueden sentir cuando entro a su sistema inmunológico y comienzo a desintegrar sus órganos, veo el dolor reflejado en sus ojos pero continuo y los veo convertirse en papel molido. Prosigo por desintegrar la cabaña y dejar a papá entero donde esta. Los vidrios de los autos se rompen y la madera de la cabaña se disuelve como papel mache en el agua. Solo queda papá que está mirándome, a él también lo congele. Está atado y tiene una cinta en la boca. Aunque no puede moverse sabe que es lo que va a pasar. Sabe que es hora del efecto negativo. Es el o yo. Sus ojos me ruegan que no lo haga, que no luche, que me salve a mí mismo. Las balas que quedaron suspendidas comienzan a irse en su dirección al igual que los trozos de vidrio de las ventanas de los autos. Este es el momento. Pero no voy a dejar que esto le pase por mi culpa. Comienzo a luchar contra mí mismo. La presión que hago para que las cosas se volteen en mi dirección es tanta que mis fosas nasales se rompen. Pero continuo me tomo la cabeza con las dos manos, porque siento como si avispas se clavarán en mi cerebro. Caigo arrodillado en el piso, pero no paro de luchar. Cuando las cosas comienzan a moverse mi cabeza no aguanta más grito de dolor y sin que pueda seguir luchando caigo al suelo con la mente rendida y cansada, ya no tengo fuerzas para seguir luchando, lo intento, lo hago con todas mis fuerzas, pero él es más poderoso que yo. Hago el último intento, las balas y los pedazos de vidrio flotan encima de mi padre otra vez sudo, y veo una gota de sangre que sale de mi oído. Ya no lucho, la mente me falla y siento que mi mente colapsa, pero mis ojos simplemente se cierran y la fuerza dentro de mi cabeza se apaga, sé que no fui yo quien ganó la batalla.

Entre mi mente y mi corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora