Evan
Aun no puedo creer que ella me salvo. Estamos en mi casa, Sadíe se quedo a cenar con nosotros. No hemos tenido un minuto a solas desde que volvimos, la cena termina y yo no he podido probar bocado.
_Voy a llevar a Sadíe a su casa, digo y mamá me mira dudando si debería dejarme ir.
_Yo lo cuido Sarah. Dice Sadíe a mamá ¿hace cuanto tiempo volví a tener quince años? Mamá asiente y nosotros nos levantamos de la mesa, espero que Sadíe termine de despedirse de todos y le abro la puerta de la entrada para que salga. En cuanto la tengo afuera la tomo de la mano y la guío hacia la huerta de mamá, la llevo a la oscuridad de la sombra de un manzano, y ella retrocede hasta que su espalda esta contra el tronco de el árbol.
_¿Evan qué estas ...? Pregunta pero no la dejo terminar y me lanzo como un león hambriento en busca de sus labios. Al principio se queda paralizada por la sorpresa pero luego comienza a responderme. Literalmente la estoy devorando, no quería estar con mi familia, quería estar con ella. Muerdo su labio y escucho como se le escapa un gemido. Ella pasa una mano por el cabello de mi nuca, y yo la atraigo y pego su cuerpo al mío, pongo una mano en su mejilla y profundizo el beso. No se cuanto tiempo pasamos así pero una vez me sufro sin aire me detengo para tomar aire y entierro el rostro en su cuello pasando mi nariz para sentir su aroma y la escucho jadear.
_Evan. Me alejo y en la obscuridad de la penumbra veo el destello de sus ojos, tiene las pupilas dilatadas, y eso me arranca una sonrisa.
_¿Qué? Pregunto intentando dominarme para no comenzar a besarla como un loco otra vez. Pero no logro resistirme y rodeo con mis brazos su cintura mientras comienzo a plantar suaves besos en su clavícula. Ella ríe suavemente.
_Tu familia podría vernos en cualquier momento y no quiero dar una mala impresión.
_Aquí nadie nos ve, lo se, confía en mi. De todas formas es casi imposible que piensen algo malo de ti. Eres como un ángel. Contesto sin pensar pero me detengo y la observo, tal vez el problema no es mi familia.
_¿Quieres que me detenga? Pregunto preocupado de haberla incomodado, después de todo estamos en la obscuridad, la tengo acorralada contra un árbol y la estoy devorando como un animal no la culparía por estar asustada, estoy actuando como un loco. Me separo un poco para darle espacio, con el ceño fruncido por la preocupación, me deje llevar demasiado.
_No, no te detengas. Dice con un brillo pícaro en los ojos, vuelve a acercarse a mi, envuelve sus brazos en mi cuello y me atrae a ella hasta que soy yo quien tiene la espalda pegada a el árbol, y río entre sus labios, ahora es ella quien me acorrala. Y me encanta.
Sadíe
Me desperezo lentamente en mi cama, ayer Evan me trajo a casa a las dos de la madrugada. Tuve que contestar una llamada de Mika de porque no llegábamos ya que nos estaba esperando en el restaurante. Fue difícil contarle sin decir nada de el desastre que sucedió con Evan. Lo peor es que estoy confundida conmigo misma, pensaba mantener un poco de distancia, y regresar de a poco con el, para probar si esta vez no me estaba engañando, pero ayer en cuanto lo vi irse en su auto de esa manera, tuve tanto miedo que no dude en salir corriendo detrás de el, y lo que sucedió ayer bajo ese árbol solo me hizo darme cuenta más de que no puedo vivir sin el. Suspiro y me levanto de la cama, bajo sin arreglarme y papá me sonríe, tiene su delantal blanco de trabajo y guantes azules de látex.
_Buenos días princesa. Me saluda acercándose y me da un beso en la frente.
_Buenos días, respondo.
_Necesito que vallas a hacer las compras para la casa hoy, nos quedamos sin provisiones, puedes llevarte mi auto, adelantare mi trabajo en el sótano así que estaré todo el día aquí.
_Ok. Me reuso desde que tengo dieciséis a que papá haga las compras, es un autentico desastre, olvida la mitad de las cosas aunque tenga una lista y no sabe lo que son los descuentos.
Por la tarde estoy por entrar al auto de papá, pero el auto de Mika se detiene frente a mi.
_Vamos, te llevo a hacer las compras. Me subo y nos vamos.
Cuando entramos al supermercado, suspiro de alivio al recordar que hoy es el día libre de Jerry, no tengo ganas de cruzármelo después de lo de ayer. No es que este enojada con el pero no tengo ganas de darle explicaciones. Tomo un carro y comienzo a mirar los precios y a tomar las cosas que voy a comprar mientras Mika me hace un relato de los conjuntos que compro.
Termino después de una hora, mientras cargamos las cosas en el auto el teléfono de Mika suena en su bolsillo y toma la llamada, se aleja un poco de mi para contestar. Su cara de extrema preocupación me inquieta, corta la llamada.
_Alex tuvo un accidente. Corre hacia el auto. No voy a poder llevarte a tu casa Sadíe, tengo que correr al hospital, luego te llevo las compras. Estoy en shook, Alex es el hermano de Mika. Me acerco a la ventanilla antes de que se vaya.
_Llámame después, quiero saber como esta. Ella asiente y se va rápidamente. Suspiro pensando en lo rápido que puede suceder una tragedia, camino hacia casa, cuando doblo en la esquina de el supermercado, camino lento, de repente un auto negro con vidrios polarizados se detiene a mi lado, me cuesta entender lo que esta sucediendo, un hombre de un metro ochenta sale de el, el es enorme, se cierne sobre mi y me toma, mis pies ya no tocan el suelo, comienzo a patalear pero nada de lo que hago funciona. Siento un dolor agudo en el cuello, como una inyección. Luego todo a mi alrededor se vuelve obscuro, y siento frío.
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Intento moverme y abrir los ojos pero no puedo, parece que los tuviera pegados, me duele todo el cuerpo. No tengo fuerzas así que la obscuridad me vuelve a sumergir y vuelvo a quedar inconsciente.
Siento como me quitan algo de la muñeca, me duele y luego siento algo suave, es algodón. Escucho pasos y una puerta que se cierra. Abro lentamente los ojos, la luz me golpea y me hace cerrarlos otra vez. Vuelvo a intentarlo lentamente. Mis ojos se van adaptando lentamente, me muevo lento porque mi cuerpo duele, con un simple movimiento oigo mis huesos hacer ruidos. Siento las sabanas moverse alrededor de mi, son muy suaves. Me logro mover un poco y me siento en la cama. Miro a mi alrededor, estoy en una habitación, el problema es que no es la de Evan ni la mía. Es una gran habitación, me pongo de pie, pero mis piernas no soportan el peso y caigo sentada en la cama. No hay nada, solo la cama, y un sillón en el que se encuentra mi ropa. Es en este momento que me doy cuenta de que tengo puesto un camisón de seda y no mi ropa, un nudo en la garganta se me forma con la idea de que pudieron violarme. Reviso pero al parecer todo esta igual. Corro hacia mi ropa, mi teléfono, recuerdo que lo había apagado porque no quería que la batería se le acabara cuando fui al supermercado. Reviso y extrañamente mi teléfono sigue en donde lo deje. Creo que es porque no lo encontraron, siempre lo pongo en un bolsillo interno de mi ropa, lo guardo ahí desde que una vez me lo robaron en la calle. Lo enciendo deseando que nadie entre en este momento. Me aterrorizo, cuando veo la fecha, estuve dormida por una semana. Papá debe estar muy asustado. Retengo las lágrimas de desesperación, y agradezco que tenga señal, tengo que ser rápida, no tengo mucha batería, y oprimo el nombre de Evan. Me pongo el teléfono en el oído, las manos me tiemblan perro no quiero entrar en pánico, el atiende con el segundo timbre.
_Hola ¿Sadíe eres tú? Pregunta y su tono de voz es desesperado y preocupado.
_Sí, Evan soy yo. No se donde estoy, tengo miedo y estoy muy asustada. Casi puedo verlo pasarse la mano por el cabello, y suelta un fuerte suspiro.
_Lo se cariño, pero no me cortes el teléfono Jack y su equipo del FBI lo están rastreando para encontrar tu ubicación.
_Por favor háganlo rápido casi no tengo batería. Lo oigo gritar unas ordenes.
_Lo están haciendo lo mejor que pueden ¿Como estas? Pregunta preocupado.
_Estoy bien, le respondo.
_ ¿Pudiste ver a alguno de los secuestradores? ¿Estas herida? Se que esta intentando hablarme con calma pero noto la preocupación en su voz.
_No solo vi al que me metió en la camioneta. Era un hombre grande como de un metro ochenta, luego no he visto nada más, me durmieron en ese momento, y acabo de despertar ahora, estoy en una habitación, no tiene ventanas ni nada por el estilo. Le explico lo más rápido que puedo.
_¿Te durmieron por una semana? Pregunta sin poder creerlo. Dios ¿Te sientes bien? ¿Tienes sed? ¿Te duele? Comienza a preguntar. Odio esto quisiera ser yo, y no tu. Se reprocha.
_Eso no importa ahora ¿papá donde esta? ¿esta bien? Pregunto.
_Sí esta aquí, con nosotros, ha intentado quitarme el teléfono. Oigo pasos lejanos que vienen hacia mi.
_Evan alguien viene. Le digo entrando en pánico.
_Entiendo, ya te encontramos, estas en Miami. Tenemos la dirección. Nos vamos. Grita, y oigo el revuelo al otro lado del parlante.
_Sadíe, por favor no mueras. Dice antes de cortar.
_Eso voy a intentar. Cuelgo y mi teléfono se apaga, corro a esconderlo donde estaba, lo hago y me siento en la cama en momento en que la puerta se abre.
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Entre mi mente y mi corazón
RomanceEvan, no controla bien sus poderes. Sadíe no confía en chicos guapos y tiene el corazón roto por uno. El solo quiere hacerla feliz, pero lo que comienza por casualidad termina siendo un intenso romance de verano. Ella no sabe lo que le espera, el...