Capítulo 9: Deje de mirarme.

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-Sra. Blanchett su chaqueta. - susurre un poco alto mientras salía de mi habitación para que me escuchara.

-Quédesela. - me dijo de la misma forma que yo mientras desaparecía entre la oscuridad del pasillo.

Me metí de nuevo en mi cama, con la diferencia de que ahora aparte de estar abrigada con mis sábanas tenía su chaqueta y una enorme sonrisa en la cara.


Me desperté con los estridentes gritos de la Sra. Bach indicándonos que nos teníamos que levantar si no queríamos un castigo por llegar tarde al desayuno.

Abrí los ojos y lo primero que recordé fue todo lo que paso en la madrigada, para algunas personas pudo ser insignificante y no darle valor alguno, pero para mí significo mucho.

-Ane, arriba. - me dijo Hanna mientras me destapaba.

-Ahora voy no seas pesada hay tiempo. - le contesté mientras me estiraba e involuntariamente tiraba mis sabanas de la cama.

- ¿De quién es esa chaqueta? - me pregunto Gabi.

- ¿Qué chaqueta? - le pregunté.

-Pues la que llevas puesta Ane. - dijo Gabi.

En ese mismo instante me puse nerviosa, ya que no sabía que contestar, no sabía si decirles la verdad o inventarme una excusa lo suficientemente creíble. Mi cerebro no funcionaba así que decidí decirles la verdad.

-Anoche no podía dormir, fui al patio, como pasan a ver si estamos en la habitación la Sra. Blanchett vio que no estaba me fue a buscar y como hacia mucho frío y yo solo llevaba el pijama me la dejo. - dije rápidamente.

- ¿Por qué no nos despertaste en vez de ir al patio? - me preguntó Hanna haciendo que sintiera un gran alivio porque solo se habían fijado en que había salido.

-Estabais dormidas. - conteste sin darle importancia.

-Señoritas aún siguen en pijama, como lleguen tarde al desayuno estarán castigadas después de clase. - grito la Sra. Bach desde la puerta.

-Vamos a vestirnos. - dijo Gabi.

Nos vestimos todas rápidamente, yo guardé la chaqueta en mi maleta, ya que no quería que nadie más la viera, ni que me la quitaran o se ensuciara.

Bajamos a desayunar y Chloe se nos unió en la mesa. Sonó el timbre indicándonos que teníamos que ir a nuestras respectivas clases así que Gabi y Hanna se fueron hacia la derecha y Chloe y yo hacia la izquierda.

Nos sentamos juntas y estuvimos hablando la mayor parte de la clase, aunque la profesora nos llamaba de vez en cuando la atención. Así paso toda la mañana hasta que llegó la hora de descanso y nos reunimos las cuatro en el patio trasero.

- ¿Cómo os han ido las clases? - pregunte a Hanna y a Gabi.

-Normal. - contestaron. - ¿A vosotras? - preguntaron de vuelta a lo que dijimos que normal también.

Nos tumbamos en el césped cada una en su mundo, acabo el recreo y nos fuimos de nuevo a clases hasta que llegó la hora de comer y nos sentamos en la misma mesa de siempre.

Mientras comíamos, se empezó a escuchar un pequeño bullicio y al instante dos niñas que nunca había visto empezaron a pegarse. Todas las profesoras se levantaron intentando separarlas, cosa que no pudieron, hasta que la Sra. Bach dio un grito que hizo que todo el mundo se callara y las chicas solas dejaran de pegarse.

-Señoritas, ahora mismo a mi despacho. - chillo.

Las tres desaparecieron del comedor y todas volvimos a nuestro sitio para seguir comendo.

Después de comer empezaron de nuevo las clases, a Chloe y a mí nos tocaba música, una de mis asignaturas favoritas.

Nos pasamos toda la clase tocando los tan anhelados instrumentos. Siempre me ha gustado la música, de hecho, desde pequeña he tocado el piano y la guitarra, pero aquí solo podía hacerlo durante una hora cosa que me entristecía bastante.

Acabamos la clase y nos dirigimos hacia el teatro, ya que era la última clase que nos tocaba, nos sentamos donde siempre y nos pusimos a hablar mientras esperábamos a que la Sra. Blanchett llegara. Después de lo que fueron diez minutos llego y rápidamente se excusó por su tardanza.

Empezamos la clase y yo no podía dejar de mirarla fijamente, mientras ella me dirigía pequeñas miradas de vez en cuando. La clase acabó así que empezamos a recoger nuestras cosas para irnos cuando escuche que la Sra. Blanchett me llamaba.

- ¿Te esperamos? - me preguntó Chloe.

-No hace falta. - le contesté y ella posteriormente se fue.

- ¿Qué pasa? - le pregunté.

-Tiene que hacer el examen.

- ¿El examen? -pensé. - Oh, es verdad el examen. - dije.

-¿A estudiado verdad?- me preguntó.

-Sí.-conteste rápidamente.

-Venga siéntese. - me dijo señalando una silla.

Me senté, nerviosa ya que no me acordaba de que tenía examen y no había estudiado, pero lo intenté disimular para que ella no se diera cuenta.

-Tenga. - me dijo mientras me ponía una hoja encima de la mesa llena de preguntas.

Escribí mi nombre y me puse a leer las preguntas, no eran tan difíciles, eran básicas e intuitivas.

Llevaba más o menos un cuarto del examen cuando empecé a notar una insistente mirada asi que levante la vista, la mire y vi que me estaba mirando, pero cuando se dio cuenta de que la había pillado desvió disimuladamente su mirada y empezó a apuntar algo en un papel que ella tenía encima de su mesa.

Pasaron otros cinco minutos y volví a sentí esa insistente mirada así que me decidí.

- ¿Puede parar por favor? - le dije.

- ¿De qué? - me preguntó.

-De mírame, no me puedo concentrar. - le contesté.

-Tengo que estar alerta por si intenta copiarse. - me dijo.

-De quien si estoy sola. - dije un poco molesta.

-Eso no significa que pueda tener algún papel escondido. - me dijo.

Yo rodé los ojos y volví a mi examen, no pesaba que me estaba mirando por eso, no sé, simplemente eran imaginaciones mías. Durante todo el rato en el que seguí haciéndolo note su mirada, pero me negué a mirarla.

Acabe el examen, no me fue del todo mal, al menos llegaba al cinco.

Me levante y se lo entregue, decidida me despedí para irme, pero cuando estaba cogiendo la mochila escuche su voz.

- Srta. Ane quédese, corrijo el examen y se podrá ir. - me dijo mientras sacaba un bolígrafo rojo de su estuche.

Yo me senté en la misma silla donde me había sentado para hacer el examen.

-Siéntese mejor aquí. - dijo mientras cogía una silla para ponerla a su lado.

Yo me levanté, me senté donde ella me había indicado y empezó a corregir.

-Tiene que fijarse más en cómo explica las cosas, hay a veces que no se la entiende del todo. - me dijo mirándome haciendo que nuestras caras quedasen muy cerca, hasta el punto que podía sentir su respiración en mis labios.

Una perfecta melodíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora