Capítulo 3: Mi nombre es Ane señora.

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- ¿Buenos días An, estás preparada para tu primer día oficial de clases?

Y en ese momento abrí los ojos de golpe.


-Mierda. - dije mientas me daba un pequeño golpe en la frente.

-¿Qué pasa?

-No me acordaba que hoy empezaba las clases.

-Bueno pues es hoy así que rápido cámbiate que tenemos que bajar a desayunar o la Sra. Bach se enfadara.

Rápidamente me levante cogí mi ropa y fui hacia el pequeño baño individual que había en el cuarto, me vestí y me peine un poco.

Cuando salí ya estaban esperándome.

Bajamos a desayunar y nos sentamos en la misma mesa del día anterior.

- No me he acordado de preguntároslo, ¿a qué clase vais?.- pregunté mientas me metía un trozo de pan en la boca.

-Nosotras vamos a 2A. ¿Tú?

-En serio, que mala suerte que tengo solo hay dos clases de bachillerato y me tiene que tocar en la que no estáis.

-Tranquila puede que vayamos juntas a optativa.- me dijo Hanna.- ¿Cuál has escogido?.

-Teatro.

Las dos se miraron y luego me miraron con cara de pena.

-Yo voy a física.

-Y yo a tecnología.- Añadió Hanna

No voy a mentir en ese momento me puse triste y muy nerviosa, dentro de menos de media hora empezaría las clases, con gente que me miraba raro por los pasillos, con gente que no conocía de nada, con profesoras nuevas y sin la dos únicas personas que aquí conocía y que no me habían juzgado por mi aspecto.

Sonó el timbre y me acompañaron a mi clase.

El aula era un poco pequeña, con tres filas de mesas individuales, la mesa de la profesora estaba puesta en el frente justo al lado izquierdo, la pizarra de color verde Pino ocupaba toda una pared.

Cuando entre no había muchas chicas solo un pequeño grupo de cuatro sentadas en la primera fila. Yo sin pensarlo me dirigí a la última fila, en el último pupitre, al lado de la pared y en el lado contrario de la mesa de la profesora.

Cuando me senté, vi de reojo como las que ahora serían mis compañeras de clase estaba mirándome sin disimular de ninguna forma, haciendo que en ese mismo momento me tensara, pero lo intenté disimular así que me di la vuelta y cogí de la mochila negra que me habían dado junto con el uniforme el libro de Geografía e historia, junto con la libreta de líneas que me había dejado Hanna y me puse a dibujar esperando a que llegara la profesora. Estaba dibujando cuando escuché la puerta del aula cerrarse de golpe y levanté la mirada. Había entrado una mujer de unos treinta años, baja, de una tez tan blanca como un como de nieve y con el pelo de un color azabache que a mi parecer era precioso.

-Buenos días, señoritas. - pronunció la mujer de una manera fría. -Usted. - me señaló. - ¿Usted es la nueva verdad? – me pregunto la profesora.

-Si señora.

-Hágame el favor y acérquese para presentarse.

Yo miedosa me acerqué a donde ella estaba y me puse enfrente de todas mis compañeras, mientras las miraba de una forma intranquila, ellas me miraban de una forma interrogante e inquisitiva.

-Eeeeh...- tartamudeé sin idea de que decir, ya que en ese momento no me acordaba ni de mi nombre.

-Pero niña que se te ha comido la lengua el gato o que.- dijo una de las niñas de primera fila haciendo que todas se rieran.

-No creo que sea por eso Mariana, yo creo que es más bien el moreno en su pelo que le ha quemado el cerebro.- dijo otra haciendo que otra vez se rieran de mí.

-¡Señoritas!.- chilló mi profesora haciendo que todas se callaran de inmediato.- Mariana, Chloe salgan de mi clase ahora mismo.

Ellas se levantaron y salieron del aula no sin antes darme una mirada de desapareció. Una vez salieron toda la clase se quedó callada, y yo sin saber que hacer miré a mi profesora y ella con una mirada de indiferencia me mandó a que me sentara de nuevo.

Volví a mi lugar, sin saber cómo comportarme, me sentía mal, no sabía por qué esas niñas habían hecho eso.

La profesora que por lo que escuche se llamaba Sra. Smith se puso a dar clase, haciendo que lo que acababa de pasar pasará un poco desapercibido cosa que le agradecí profundamente. La clase pasó demasiado lenta, había una tensión en el ambiente y además no estaba entendiendo nada de lo que mi profesora explicaba, lo único que pude entender fue que el tema que estaba explicado iba sobre María Antonietta, o eso creo.

Después de lo que parecieron mil años sonó el timbre, rápidamente recogí mis cosas y salí de la clase donde me encontré a Hanna y a Gabriela esperándome.

-An, ¿Qué te pasa?

-Nada, ¿Por qué lo dices?

-Tienes mala cara, ¿te encuentras bien?

-Si de verdad. Chicas luego hablamos que tengo que ir a clase de Literatura.- dije mientras me alejaba.

-¡Espera!, te acompañamos, nos pilla de paso.
Las tres juntas nos dirigimos a clase mi aula de encontraba unas puertas más adelante que la suya, así que nos despedimos y quedamos en el salón para ir juntas a comer.

El aula era completamente igual que la anterior y yo decidí sentarme en el mismo sitio que antes. La clase se me hizo bastante amena, la profesora era bastante joven no tendría mucho más que treinta años.

Una vez sonó el timbre fui para el salón donde ya estaban esperándome y juntas fuimos al comedor, hablando sobre cómo estaban yendo las clases, yo evadí lo que paso a primera hora, sintiéndome un poco mal, ya que no quería mentirles. Al llegar al comedor nos sentamos en la misma mesa de siempre. Comimos y fuimos a la biblioteca a hacer los deberes que nos habían mandado, ya que no teníamos clase hasta dentro de una hora y no nos dejaban subir a las habitaciones.

Una vez se nos pasó el tiempo, cada una fue a la clase que le tocaba, en mi caso me tocaba plástica, estaba emocionada desde pequeña me ha gustado dibujar y pintar, no es que sea la mejor, pero tampoco se me da tan mal. Al llegar lo primero que vi fue una enorme clase llena de caballetes en forma de semicírculo, olía mucho a pintura y eso me encantaba cuando miré que sitios quedaban para sentarme me di cuenta de que solo quedaba un sitio, al lado de una de las chicas que se había metido conmigo a primera hora, yo nerviosa me senté allí, y ella simplemente me ignoró.

Después de lo que fueron quince minutos de explicación de cómo pintar un cuadro con óleo nos dejó empezar. Nos dijo que dibujáramos algo que nos gustaba, que echábamos de menos, algo que nos había marcado.

Yo lo primero que pensé en dibujar fue cuando me iba con mi guitarra cerca de mi casa y me adentraba en el bosque frondoso que siempre había amado desde pequeña para encontrar paz.
Después de casi media hora acabé el dibujo, solo me quedaba retocarlo y en la siguiente clase lo pintaría. Estaba pensando como dibujar un pequeño pájaro cuando escuche a alguien hablándome.

-Es muy bonito.- me dijo la persona de la que menos esperaba escuchar un cumplido.

-Gracias.- respondí insegura.

-Siento lo que te dije antes, no sé por qué lo hice, ¿podrías perdonarme?

Yo me la quede mirando para ver si decía la verdad o me estaba mintiendo, pero lo único que pude ver es sus ojos fue sinceridad.

-No pasa nada.

-Volvamos a empezar desde cero, yo soy Chloe.- dijo mientras extendía su mano.

-Ane.- nos dimos un apretón de manos.

Nos pusimos hablar de nosotras hasta que sonó el timbre y tuvimos que ir a optativa, ella también tenía teatro así que juntas nos dirigimos hacia un pequeño anfiteatro que ya había visto cuando la Sra. Bach me había hecho el tour.

Al llegar no había casi nadie, solo dos chichas más que nosotras. Chloe se acercó a ellas, yo en cambio no sabía que hacer y me quede allí parada mirándolas hasta que Chloe me llamo para que me acercara.

Me senté a su lado en una punta, al lado de Chloe había una chica con el pelo rubio oscuro, no muy alta y delgada, con los ojos azules más oscuros que había visto nunca, que se presentó como Noa y a su lado estaba la otra chica, tenía el pelo tan rubio que parecía blanco, era bajita y un poco regordeta, se presentó como Sofía. Nos pusimos a hablar mientras esperábamos a que viniese la profesora. Me sentía bien, integrada, Chloe de vez en cuando me volvía a pedir perdón por lo que había pasado esta mañana. Estábamos hablando de música cuando de repente se escuchó la puerta del anfiteatro abrirse y después de eso apareció una mujer, alta, rubia, con el pelo corto y con los ojos más bonitos que nunca había visto, se subió al escenario nos miró a las cuatro y pronuncio:

-Buenos días señoritas, ¿dónde se encuentran las demás chicas? - dijo mientras cogía un papel de su bolso.

-No lo sabemos Sra. Blanchett.- dijo Sofía.

-Informaré a la directora.

-Usted no me suena, es nueva ¿verdad? - dijo mirándome fijamente haciendo que me sintiera pequeña.

-Si señora- dije tartamudeando.

Ella me sonrió y me pregunto cómo me llamaba.

-Mi nombre es Ane señora.

Y sin más empezó a dar clase.

Una perfecta melodíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora