Capítulo 20: Me gustan las mujeres.

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-Tranquila, no es nada.- le dije mientras me separaba rápidamente de sus brazos.- Simplemente echo de menos a mi familia, eso es todo.

Sus ojos azules buscaron desesperados mi mirada intentando descifrar si mis palabras eran verdaderas y por un momento tuve miedo de que pudiese oír mis pensamientos, frágiles, aguardando a que ella desapareciera para así poder florecer de esa oscura mazmorra donde los había encerrado.

-¿Segura?- insistió.

-Segura.-mentí mientras fingía una sonrisa tranquila.- no quiero que suene mal ni que le siente mal, pero me gustaría estar sola, por favor.- acabé por decir serenamente.

Ella me sonrió cordialmente mientras se levantaba aún con mi temblorosa mano entre las suyas, cálidas y suaves. Me dio un apretón, supongo que para intentar transmitirme todo eso que las palabras no se atrevían a pronunciar y así perdiéndose entre la oscuridad de ese tenebroso y frio pasillo, desapareció como el último canto de un pájaro malherido que aguarda la llegada de la muerte.

Pasaron los días y mi rutina se regía en pasar lo más desapercibida posible, donde a duras penas hablaba con Chloe por mucho que ella intentara que mi yo o ese personaje que me había creado aquí volviese a la superficie.

-Sra. López necesito hablar con usted.- pronunció la Sra. Smith antes de que me diera tiempo a huir como un ratoncillo que huye de un gato.

-Dígame.- le dije mientras me daba la vuelta guardando distancia para que no pudiese ver cómo la angustia empezaba a emerger por cada poro de mi seca y áspera piel.

Ella se acercó a mí cogiéndome sutilmente del brazo mientras me empujaba hacia la clase. Una vez dentro cerró la puerta.

-¿Qué te pasa?.- me preguntó encarándome.

-Estoy agobiada con los exámenes.-contesté, pasivamente, otra mentira añadida a una larga lista que parecía no tener final.

-Ya... -me siguió la corriente.-¿Necesitas ayuda con alguna materia?.

-No tranquila, hablaré con Chloe para que me ayude.- otra mentira más.

-Ya, claro. Bueno, si no entendéis algo me lo dices y os intento ayudar.-dijo-Para algo soy vuestra profesora favorita.- acabó añadiendo pícaramente mientras me guiñaba un ojo.

Me reí. Era consciente que ella sabía que le estaba mintiendo y esa sencillez con la que intentaba hacerme reír me enterneció el corazón.

Después de un rato salí de su clase mucho más tranquila, la Sra. Smith era ese tipo de persona que sin ni siquiera intentarlo te transmitía una tranquilidad y serenidad que te dejaba como sedada durante joras.

Decidí ir a hablar con Chloe, no se merecía este trato por mi parte. La encontré sentada en una de las mesas del fondo de la biblioteca con un montón de papeles esparcidos por esta.

Me senté a su lado, ella no me miró.

-Hola.- le dije mientras buscaba su mirada, pero ella seguía centrada en lo que fuese que estaba escribiendo en ese papel.

-Chloe por favor.- volví a insistir mientras le daba un pequeño golpe en su pierna.

-A la biblioteca no se viene a hablar, guarda silencio, estoy estudiando.- contesto tajantemente.

Una pequeña lágrima rodó por mi mejilla, sabía que me lo merecía, en todo este tiempo nunca he pensado en el bienestar de Chloe y como mi comportamiento y mis idas y venidas podrían afectarle a ella. He estado tan enfocada en mí que he dañado a la única persona del internado que ha estado conmigo para todo lo que he necesitado. Soy egoísta, siempre lo he sido.

No le dije nada, lo único que se me pasó por la cabeza fue sacar mis apuntes y ponerme a estudiar a su lado. La miraba de reojo, quería saber si ella también me miraba. Nunca lo hizo.

Media hora después empezó a recoger sus cosas y rápidamente se levantó de la silla.

-Por favor.- le dije aún sentada mientras le cogía sutilmente del brazo. Por fin me encaró. Su mirada era gélida, nunca la había visto así.- Tendría que haber pensado en ti, por favor perdóname tengo que hablar contigo. Te debo una explicación.

-Lo siento Ane, ahora mismo no me apetece hablar.- contestó de forma más cálida.- Si quieres podemos cenar juntas y me lo cuentas.- sugirió.

Yo asentí y ella me dio un fugaz abrazo mientras me aseguraba que todo estaba bien.

Se fue dejándome sola. La biblioteca estaba vacía, no me sorprendió, era algo habitual.

Me pasé la tarde entre esas cuatro paredes recubiertas libros. Me sentía en paz, el olor a papel viejo impregnaba toda la estancia, recordándome los cálidos veranos que pasaba en casa de mi abuela Teresita, encarnadas juntas ella en la gran biblioteca que tenía en su casa de campo, leyendo una y otra vez siempre los mismos libros.

Llegó la hora de cenar y bajé lo más rápido posible, necesitaba hablar con Chloe.

Nos encontramos en la puerta del comedor, nos miramos y sin decir nada fuimos ambas a por nuestro plato de comida. Nos sentamos en una de las mesas que más alejada estaba de todas las demás.

-¿Cómo estás?.-le pregunté una vez nos sentamos. Tenía miedo de que nos quedáramos en silencio y ella pensara que yo, de nuevo, había cambiado mi forma de pensar. En ese preciso instante me di cuenta de lo inestable y lo insegura que era. Me odio.

-Bien.-respondió brevemente.-¿tú?

-Chloe tengo que contarte algo, pero no puede ser aquí, no quiero que la gente lo escuche.- hice caso omiso a su pregunta.

-Cuando acabemos de cenar salimos al patio.- me ordenó en cierta manera. Asentí.

Fuimos al patio trasero del internado. Todo estaba oscuro.

-¿Qué pasa?.- me preguntó una vez estábamos lo suficientemente alejadas para que nadie nos escuchara.

-Vamos a sentarnos.- propuse mientras me sentaba cerca de un roble. Ella se sentó y expectante esperaba mis explicaciones.

-No sé cómo decirte esto, estoy muy confusa.- empecé- creo que me gustan las mujeres- acabé por decir mientras me ponía a llorar.

-Ane, pero por que lloras, no hay nada de malo en eso.- intentó consolarme mientras me daba un abrazo.

Admitir en voz alta mi sexualidad fue algo muy difícil para mí, creo que en el fondo, de alguna manera pensaba que estos sentimientos eran algo malo. Toda mi vida he escuchado a mi abuela decirme que pertenecer al colectivo era algo que no estaba mal, pero que ella en su familia no quería a alguien "así". Muchas veces me he preguntado que era para ella ser así y que había de malo en ello. Nunca encontré la respuesta y a día de hoy la sigo buscando. Esta confusión solo hacía que me sintiese mal, yo no quería ser "así", no quería decepcionarla, ella lo era todo para mí. Pero ahora estoy empezando a entender que no hay nada de malo en amar a una persona. Que por mucho que no le guste yo soy "así" y no lo puedo cambiar.

Lloré por horas escondida entre los brazos de Chloe y daba gracia por tenerla de nuevo a mi lado. Desee con todas mis fuerzas nunca perderla.

Llegué a mi habitación agotada anímicamente, lo único que quería hacer era tumbarme en la cama y evadirme de mis pensamientos, aun revueltos por todas las emociones que había pasado en tan poco tiempo.

Me desperté una hora antes de lo habitual, era sábado y el desayuno se servía más tarde. Sin saber que hacer me puse a escribir todos mis sentimientos en mi diario. Expliqué como me sentía después de hablarle a Chloe sobre mi sexualidad, de como intentaba aceptarla y de mis confusos sentimientos hacia la Sra. Blanchett.

Llegó la hora de desayunar y bajé despreocupada a reunirme con Chloe. Esta ya estaba sentada en la mesa con cara adormilada.

-Buenos días.- le dije mientras me sentaba a su lado.

Desayunamos tranquilas, no teníamos nada que hacer durante el día, así que no había prisa por acabar rápido.

-Voy a subir a cambiarme y luego vamos a correr.- sugerí. Sabía que a Chloe le encantaba hacer deporte y aunque a mí no me hacía demasiada ilusión, quería pasar un rato tranquilo con ella.

Subiendo a mi habitación me encontré la puerta de esta entornada. Me asusté, juraría que la había dejado cerrada. Me asomé por la rendija de la puerta para ver si había alguien cuando vi a una mujer sentada en mi cama dando la espalda a la puerta. La reconocí al instante.

-¿Hola?-pregunté extrañada. No me contestó. Y en ese momento recordé, me había dejado mi diario abierto en la cama.

-¿Qué haces?-chille mientras le arrancaba el diario de las manos.

-Ane.- susurró ella con lágrimas en los ojos mientras me encaraba.

-¡Fuera de mi habitación!.- chillé mientras la empujaba para sacarla fuera.

-No, espera.- decía mientras intentaba quedarse dentro.

-¡Te he dicho que te vayas de mi cuarto!.- volví a chillar. No podía respirar bien.

-Perdón, perdón,- repetía.-Tranquilizate, me voy sí, pero tranquilízate.- me decía, aun con lágrimas en los ojos mientras daba pequeños pasos hacia atrás. Se chocó con el marco de la puerta, dio la vuelta rápidamente y salió de la habitación mientras cerraba la puerta a sus espaldas.

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⏰ Última actualización: Jan 15, 2023 ⏰

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