4 🌼

180 35 7
                                    

El día estaba radiante.
Demasiado radiante, a pesar de que hacía tres días atrás la lluvia no los abandonaba.

Se sentía feliz con eso.

Una sonrisa iluminó su rostro y sus ojos tomaron un brillo sin igual; definitivamente aquel sería un gran día.
A no ser que algo lo arruinara.

Y ese "algo" había propinado tres golpes a la puerta de su habitación.
Sus ojos se dirigieron rápidamente hacía la puerta, como queriendo adivinar quién se encontraba detrás de aquel gran marco de madera.

Entonces escuchó la voz de ese "algo" tras la puerta.

- Jung HoSeok - se escuchó ligeramente. 

Se levantó pesadamente de la cama, realmente no tenía ganas de verle, pero no podía hacer eso.
Entonces abrió la puerta y observó con detenimiento aquellos ojos que lo miraban. Se hizo a un lado y permitió que aquella persona ingresara a su habitación.

- HoSeokie - escuchó como lo llamaba con cariño - entiendo tu postura y estoy de acuerdo contigo y lo sabes - dudaba mucho de las palabras que salían de aquella boca en aquel momento - pero... - ese bendito "pero" siempre había uno cuando las cosas no iban bien - sabes que esto es una tradición que se traspasa de padres a hijos - eso lo sabía perfectamente pero de todos modos no le agrada en lo más mínimo - y papá quiere que nosotros sus hijos sigamos con esta tradición

- Es una tradición absurda y lo sabes JiWoo - respondió sentándose en el borde de su cama

- Sé lo que piensas HoSeokie, y comprendo tu malestar, pero no podemos desobedecer a nuestro padre - la joven se sentó a su lado

- Lo sé JiWoo, lo sé y es por eso que estoy más enojado - suspiró pasando su mano por su cabello.

HoSeok se levantó de la cama y se encaminó a la pared donde reposaba un gran espejo. Observó cada una de sus facciones.
Frente a él se podía apreciar a un joven de cabellos rojizos y tez canela; ya que no era moreno como su padre; portador de unos ojos negros profundos y una sonrisa amplia que dibujaba a sus lados y bellos hoyuelos.
En su cuello lucía una cadenilla bastante fina de la cual colgaba un pequeño candado.
Siempre llevaba consigo aquella pequeña reliquia; porque aunque para los demás no tuviese significado alguno, para él valía mucho.

JiWoo se acercó a su lado y removió con ternura sus cabellos.

- Sé que la desición de papá te molesta HoSeokie, pero debes entenderlo también - sus palabras sonaban como si de un susurro se tratase, como queriendo insertarle alguna culpa - eres su único hijo varón - aquello era peor que lo dicho anteriormente - créeme que si por mí fuese, seguiría con la tradición de papá con gusto - realmente aveces no lograba entender a su hermana - y me encantaría cambiar de lugar contigo, pero papá dice que es una tradición pasarlo de Padre-Hijo y no de Padre-Hija.

- Esto no es justo JiWoo para nada - la voz de HoSeok se escuchaba triste - no me gusta la cacería.

Realmente si había algo que no le gustaba a HoSeok además de discutir con su padre y con su hermana; era la cacería.
No comprendía la obsesión de su padre por quitarle la vida a un ser inocente que no conocía.
Matar no era su pasatiempos y mucho menos si se trataba de matar a un animal que solo buscaba disfrutar de su corta vida.
Si tan solo su madre se encontrara en aquellos momentos sabría que lo apoyaría totalmente y convencería a su padre de no obligarlo a realizar aquel acto tan atroz.
Pero para su desgracia se encontraba solo junto a su padre y su hermana. No era que no los quisiera; era solo que no quería asesinar a un pequeño animal.

Pero su padre no cambiaría de parecer y tampoco aparecería por aquella puerta para decirle que se olvidará del asunto, que le enseñaría todo aquello a JiWoo y que el estaba apartado de todo aquello, pero eso no sucedería.

Entonces recordó las palabras antes dichas por su hermana.
"Eres su único hijo varón". Aquello lo dejaba mal posicionado debido a que gracias a ello debía aprender todas las crueles tareas de su padre. Como por ejemplo, el tener que quitarle la vida a un animal del bosque.

Las palabras de su hermana lo sacaron de sus pensamientos.

- Deberíamos bajar - JiWoo se acercaba a la puerta de la habitación - papá de seguro está esperándonos para desayunar juntos - y diciendo aquello se retiró de la habitación.

HoSeok se quedó en la soledad de su habitación pensando en todo lo que tendría que hacer aquel día. Entonces caminó hasta las puertas de su armario y luego de abrir una de ellas revisó bajo sus ropas.
Sacó de allí una pequeña caja llena de fotografías un poco viejas y algunas un poco más nuevas.
Sólo buscaba una en especial y luego la encontró.
Era una foto bastante vieja y en ella solo se apreciaba a una pareja. Al hombre lo reconocía muy bien; era su padre.
La mujer a su lado era demasiado hermosa.
Y luego de sentir como las lágrimas se asomaban en sus ojos  pasó uno de sus dedos por el rostro de la bella mujer.

- Madre - su voz estaba cargada de melancolía - no te imaginas cuanto te extraño; espero que estés donde estés te cuiden bien.

Observaba el rostro de su madre con ternura. Su madre amaba la vida, todos los tipos de vida conocidos y hasta aveces hasta los qué tan solo catalogaba como la imaginación de ella.
Su madre le contaba tantas historias cuando era más pequeño; que muchas veces sintió la curiosidad de preguntarle de dónde inventaba tantas o como se le ocurría tantas historias como aquellas.
Cuando tuvo un poco más de años, pregunto a su madre si aquellos relatos que le contaba eran verdaderos y su madre solo le brindó una cálida sonrisa haciendo que sus ojos se iluminarán de tal manera que podía sentir la calidez de su corazón.

- Tendrás que averiguarlo tu mismo mí pequeño Hobi - recordaba su voz como si fuese en aquel preciso instante; recordarla era una suave caricia para su alma.

Entonces volvió a guardar todo en su lugar, secó sus lágrimas y salió de la habitación cerrando la puerta detrás de si. Dejando allí adentro el recuerdo de su madre.

Mientras bajaba las escaleras podía escuchar cómo su padre mantenía una plática sería con JiWoo y al mismo tiempo lo escuchaba alzando la voz; lo cual no era muy común en él.
Al bajar la voz de su padre se aplacó y se limitó solo a mirarlo.

Entonces se encaminó hasta la mesa y sirvió su desayuno.

Sí. Definitivamente aquel sería un largo día.

El ángel que espero [Vhope] Libro I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora