4 | Un lindo Mexicano

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La nota con el texto: «Para el profesor más sexy de literatura» se había convertido en una costumbre para Bryan, aunque él seguía pensando que su admiradora era Nicole, igual eso a mí no me importaba. Al salir de cada clase Bryan y yo nos sentábamos en la cafetería y él mostraba sus ideas para el libro y yo las mejoraba. Incluso a veces compartía conmigo los duraznos que le dejaba en el escritorio o dejaba en mis cuadernos algunas de sus flores. Quizá Bryan se habría convertido en mi mejor amigo; Jennie solo me saludaba en clases y se iba con Jason después, sin embargo siempre me llamaba en la noche para contarme su día sin dejar que yo contara el mío y era a veces molesto. Lisa no me ha vuelto a hablar desde que me acompañó a mi casa y eso no me hace sentir muy segura, igual en otro momento hablaré de eso.

Bryan me había invitado a su casa para empezar a escribir la novela que había dicho. La verdad estaba llena de tareas pero las había dejado todas a un lado solo para ir con él - cosa de la cual me arrepentí después -. Al llegar a la casa, tuve dos impresiones: uno: Bryan realmente es mexicano, pero vivía en Londres. Había llegado a Estados Unidos para visitar a Alex quien le había prometido dar clases de letras y literatura. Y dos: es que la casa no es de Bryan sino de Alexander. Se me hizo muy raro ver a Alex después de varias semanas de ausencia. Pensé que se estaría recuperando, pero realmente tiene yesos por todo el cuerpo y un collarín que lo deja completamente inmóvil, sentí lástima, sin embargo luego recordé que era Alex y sentí un poco menos de lástima por él. Intenté ser simpática al menos. 

- ¡Alexander! ¡Qué gusto verlo! En serio lo echamos de menos. - mentí.

- Doctor Alex, Hidalgo. - corrigió.

- Lo había olvidado.

Bryan por su parte me había mostrado miles de ideas que tenía para su novela; o para nuestra novela mejor dicho, porque quiere que sea parte de ella aunque no creo que yo pueda escribir a pesar de que ame la literatura, soy muy insegura. Bryan es muy optimista, pero igual de inseguro así que no sé cómo termine esto. Trataría sobre un americano que se enamora de una europea y tiene que lidiar con la distancia y con la vida que realiza la europea cuando esta se muda de nuevo a su país. Hablamos todo el día de esto, y cada vez aportábamos más ideas a la novela y cada vez se hacía más interesante. Aunque la trama me parecía más y más irónica. Igual nunca dije nada. 

Nunca imaginé que pensar o escribir cansaría, pero sí, agota. Bryan seguía de frente a su laptop y yo detrás echada en la cama pensando en cómo éste hombre se había vuelto mi amigo tan rápido y como es que estoy aquí escribiendo una novela junto a él cuando tan solo hace pocas semanas llegó presentándose como «Bryan Villanueva el profesor temporal de literatura».

- ¿Cómo es tu vida en Londres?

Él no contestó de inmediato. Solo se escuchaba el sonido de sus dedos al presionar el teclado.

- Bien.- contestó al fin.

- ¿Bien? 

-Sí.

- Esperé una linda respuesta, quizá un poco más extensa. - agregué.

- ¿Qué esperas, ____? - su voz se notó tensa y sentí que metí la pata. - ¿Decirte que mi vida es perfecta? Lo siento Hidalgo, esa no es la verdadera respuesta. - cerró la laptop y se sentó a mi lado.

- De verdad lo siento.- le dije.

- Alexander no es mi tío.- admitió.- Es mi padre. Estoy aquí porque no tengo buena comunicación con mi madre. Ella no acepta que me gusten chicas que no son de mi edad.

No lo asimilé al momento.

- ¡Oh por dios a mi me gustan mayores! - reaccioné. - Digo, te entiendo.

¿Por qué soy tan estúpida? Quise tirarme de la ventana por un momento. No niego que escucharlo decir eso fue increíble, pero no era el momento y me sentí avergonzada.

- A mí me gustan los chicos mayores. Y a pesar de que mi madre lo aceptó al fin, todo al principio fue intenso.

Él rió: - Sé que te gustan los mayores.

- ¿Ah sí?

- Te he escuchado hablar de manera muy linda sobre mis ojos. No creo que alguien se fijé de esa forma de alguien mayor.- rió nuevamente.

Esta vez quise tirarme de la ventana. Pero de un décimo piso y no quedar viva.

- Lo siento. - dije sonrojada.

Él me abrazó y me dijo que no me preocupara.

Dear Lover | Bryan Skabeche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora