8 | Un poema frente al mar

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Ese sábado fue un día muy inusual, y tal vez el día donde oficialmente me enamoré de él si así pudiera decirlo. Y no sé cómo describir lo que pasó o cómo pasó, pero sin lugar a duda estará en mi resumen de último año para la preparatoria y eso me emociona.

Bryan pasó por mi casa alrededor de las ocho de la noche. Ya no podía excusarme con mi madre o mentirle que iría a donde Jennie porque realmente ya no existía amistad con ella, así que tuve que decirle que había conocido a un chico nuevo en el instituto y que estaba saliendo con él.

- Solo como amigos, madre.

- ¿Cómo puedo estar segura de eso?

-¿Qué tanto te preocupa?

- Sida, drogas, alcohol con drogas, comida drogada...

- Mamá...

- Cigarrillos, infecciones, pastillas drogadas, herpes...

- ¡Mamá!

Ella exhaló y se acercó a mí. Me abrazó,  y hace tiempo no lo hacía así que no puedo decir que fue un mal abrazo o que no la había correspondido, porque sí lo hice, a pesar de que no supiera porque lo hacía. Igual me agradó.

- Me preocupo por ti, ____. - dijo mientras me apartaba de ella.- Y espero que lo entiendas.

Una sonrisa fue mi respuesta. Y ahí sonó la bocina del auto de Bryan.

- Cuídate. - y me besó la frente.

Para ser sincera, me había sentido mal porque le había mentido al respecto. Ella confiaba plenamente en mí. Y si te vuelvo a ser sincera, no sé porque tengo ese miedo al decirle que me gusta mi profesor de literatura y que no hay problema alguno porque solo es un año mayor que yo; que compartimos los mismos gustos y que tenemos las mismas pasiones. Pero no sé qué palabras buscar, aunque las que dije sonaban perfectas.

No sé que clase de sorpresa era, ni a dónde íbamos. Y en cierta parte le temía un poco a Bryan porque puede llevarme a ver al presidente aunque yo esté en pijamas... pero eso me gusta. Yo solo busqué algún atuendo en el cual me sintiera cómoda, y para mí eso bastaba, y aunque no fuese sido el caso, creo que Bryan igualmente hubiese dicho te ves hermosa y me miraría y le brillarían los ojos como siempre, y yo le acariciaría la mejilla. Y eso fue lo que pasó.

Nos detuvimos enfrente de una playa solitaria. Bryan se bajó, me abrió la puerta y me tomó de la mano. Corrimos por la arena, y era difícil. La ráfaga de aire se llevaba el polvo que levantábamos al igual que revolvían nuestros cabellos. Se escuchaban solo nuestras risas y el choque de las olas al romper en la orilla. Un sentimiento de sentirme libre frente a él. De sentirme especial y no querer irme jamás de ahí.

Nos besamos de nuevo. No lo habíamos echo desde aquel día fuera del restaurante. Esta vez fue especial, y más real porque ninguno estaba ebrio. Recordé lo que era besar, y sentir que tu corazón late más rápido; me gustaba esa emoción.

- ¿Esto es parte de tu novela? - le susurré en los labios.

- No hables ahora ____ Hidalgo. - y siguió besándome. Era hermoso.

Nos sentamos frente a la orilla en aquella arena agitada por el aire y hubo silencio. No un incómodo silencio, un silencio de pensar y preguntarte a ti misma si es real. Y sí era real.

Sentí como Bryan acariciaba mi cabello y seguido de eso pasaba su brazo por detrás de mi cuello. No sé qué sentía. Sabía que amaba todo aquello que hacía, y que amaba todo lo que me hacía sentir, de verdad eso sí. Pero un sentimiento de no saber cuál era el verdadero sentimiento era el que llenaba mi mente, decidir y decirme a mí misma que realmente me había enamorado de aquel hombre. Y creo que esa fue la única conclusión.

-¿Qué hacemos aquí? - le pregunté.

Él se tomó un largo silencio.

- No lo sé, ____. Solo disfruta de la noche.

- Lo hago.

Él sonrió.

- ¿Segura?

- ¿En serio piensas que para disfrutar algún momento hace falta una playa, un restaurante o cualquier otro ambiente romántico? - decía mientras miraba sus profundos ojos. - Sólo es necesario que estés conmigo.

- ¿Entonces lo del restaurante no te gustó?

- Maldición Bryan.

Él volvió a reír y me besó de nuevo. Y no pretendo decir que amo cuando me besa de manera inesperada, pero enserio lo amo.

- Perdón.- dijo.- Ya sé que para otra ocasión iremos con los vagabundos y los acompañaremos en sus fogatas de noches frías y dormiremos junto a ellos. Sería romántico, digo, estaré yo.

Y quise ignorar su chiste aunque no pudiera dejarlo de mirar.

No sé qué hora era para ese entonces, y tampoco me importaba demasiado; aunque sentí que la noche pasó en un segundo y desmentí aquel dicho de las noches largas.

Antes de marcharnos, sacó una hoja de papel de su bolsillo y empezó a leer un poema que había escrito. No para la novela, ni porque ama la literatura, lo hizo para mí; plasmando en la hoja lo sucedido en meses, convirtiendo el tiempo en obra literaria. Él elevó la hoja a la altura de la luna y alzó su voz para que yo pudiera oír. Al terminar besó mi frente y metió la hoja en mi bolsillo mientras le decía que era lo mejor que me habían regalado. Y en serio lo era.

Dormí pensando en lo tanto que me había enamorado y en lo corta de la noche. Mi mente dijo su nombre incontables veces mientras le sonreía al aire. Aunque nunca me opuse a eso.

 ***

Ella se sentaba,   
y me miraba,
pero yo no me fijaba en sus acciones,
tenía a dos amigas,       
ella dice que las ama,
es bonita pero no se lo decía,
la veía salir,
y ella me veía a mí,
pero yo nunca le dije nada

se volvió a sentar,
me volvió a mirar,
y ya yo sabía lo que ella trataba de hacer,
ahora sólo tenía una amiga porque la otra se alejó,
pero las sigue amando,
en serio las ama,
y cada día se veía más linda,
aunque yo nunca le decía nada,
y ella salía y me miraba,
y yo la miraba,
y quería hablarle

se sentó y me miró,
y yo la miré con una sonrisa,
su amiga había conseguido un novio,
y se sintió sola,
y la comprendí y la abracé,
y las extraña,
en serio las extraña,
y la agarré de la mano al salir,
y le dije que estaría con ella,
y cada vez se veía más hermosa

ese día se sentó,
y se sintió sola porque ya no tenía amigas,
y las ama y las extraña,
en serio lo hace,
y yo la besé y le dije que la quería,
y me miró, me sonrió y yo le agarré su mano,
y se veía encantadora

ella se sentará,
y me mirará teniendo de nuevo a sus amigas,
y las amará mucho más,
en serio lo hará,
y me sonreirá,
y al salir le agarraré la mano y la besaré,
y le diré que se ve perfecta,
y de verdad es perfecta.

Dear Lover | Bryan Skabeche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora