Koselig pt. 3

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Una vez que Byakuya salió de la cocina con dos platos con fruta picada y dos tenedores, se acerco a los niños que estaban sentados en el sofá doble y les entregó una porción a cada uno. Antes de comenzar a comer, la pequeña le preguntó si podía ayudarla a hacerse una coleta alta, a lo que el mayor accedió con gusto; tomó el cepillo que ella le entregó y comenzó a pasarlo por su cabello suavemente, cuidando de no tirar muy fuerte cuando tenía que soltar uno que otro nudo. Ella se echaba un trozo de fruta en la boca de vez en cuando, pero estaba más concentrada en disfrutar de la sensación de Byakuya acariciando de repente su cabeza con los dedos, (T/N) soltaba pequeños suspiros y cerraba sus ojos cada vez que el mayor enredaba los dedos en su cabello, ya olvidándose del cepillo. Para él era algo difícil peinar a la niña, tenía cero práctica en el tema, así que tardó bastante en tan solo lograr un coleta baja con el peine, por lo que se había decido a utilizar sus manos; luego de varios intentos más pudo formar una coleta algo más alta, sin que pareciera que la niña había dormido con esta y venía recién despertando. (T/N) le pasó la liga y Byakuya tuvo que esforzarse aún más para no arruinar el peinado mientras le ataba el cabello, todo mientras tenía cuidado de no herir a la pequeña, sí, estaba disfrutando del momento, pero fue mucho más complicado de lo que había pensado que sería.

Mientras tanto, Senku comía su porción de fruta en completo silencio, mirando fijamente como su padre batallaba con el cabello de su amiga, por alguna razón no podía alejar su vista de ellos; no eran celos, para él era incluso molesto cuando Byakuya quería peinarlo, por lo cual ya era raro que se hubiese dejado cepillar el cabello por (T/N) momentos antes de bajar, pero el tema no era ese, el tema era que, por alguna extraña razón, se sentía demasiado a gusto en presencia de ella, y al parecer su padre también. Era como si ella siempre hubiese estado ahí con ellos, como si este fuera su lugar, apenas y había pasado su primera noche con ellos y ya se sentía como si siempre hubieran estado juntos; que sentimiento tan ilógico, se lo repetía una y otra vez mientras que el mayor terminaba por fin de amarrar la coleta de la niña, completamente satisfecho con el, a juicio de Senku, pobre intento de peinado que había logrado. Pero, al parecer, para ella el resultado había sido de lo mejor, a juzgar por la expresión que tenía una vez que salió del baño del primer piso, al cual había corrido inmediatamente después de que Byakuya había terminado de peinarla.

"¡Muchas gracias, Byakuya-san!"

¿Será por su personalidad tan alegre que se sentía así?, la sonrisa que casi siempre tenía en el rostro era indudablemente contagiosa, y demasiado brillante, ya se la había pegado a su padre, quien no dejaba de sonreír como un tonto y, sinceramente, a él también le estaba costando trabajo aguantarse.

Decidieron quedarse viendo televisión mientras que llegaba la hora de almorzar, para su sorpresa, (T/N) había elegido el National Geographic cuando él pensó que elegiría alguna de esas películas infantiles que al parecer a todo el mundo le gustaban.

"¡Mira, mira!"

Le había dicho mientras dejaba de lado el control remoto y jalaba suavemente de su camiseta.

"¡Es el espacio!"

En la televisión estaban transmitiendo un documental que se llamaba "Viaje a los límites del universo", era realmente interesante, estaba seguro, porque ya lo había visto antes. Estuvo a punto de decirle esto a su amiga para que mejor cambiara de canal, pero al ver su expresión pensó que no sería tan mala idea verlo una segunda vez...

A quien engañaba... Ya sería la décima vez que veía el mismo documental, pero la forma en que los ojos de la niña brillaban, de la misma forma que lo habían hecho cuando se quedaron viendo las estrellas en mitad de la noche, simplemente no pudo negarse.

ʏᴜᴀɴғᴇɴ •HIATUS•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora