Pasado

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*Contiene ligeros spoilers de la 1.1 e información sacada de misiones secundarias y libros dispersos por el juego*

En lo más alto de la posada Wangshu, con una suave brisa y el sol escondiéndose por las montañas que forman parte del hogar de los Adeptus. El ser inmortal Xiao observaba, como cada día, ese bello espectáculo que brindaba la región de Liyue. Sentado en la barandilla de madera. Su pelo y accesorios bailaban al movimiento de las brisas de viento que se generaban de vez en cuando a su alrededor, que a su vez hacían caer las hojas del bello árbol que formaba parte de la estructura de la posada.

Un olor peculiar lo trajo de vuelta a la realidad. Apartó su mirada de las altas montañas y miró hacia atrás. Frunció el ceño, se levantó con cuidado y de pie, sobre la barandilla, se cruzó de brazos.

— Dime, ¿quieres algo?— dijo con una voz suave pero fría a la vez.

La viajera, que se había "escondido" tras la pared antes de salir al balcón, se asomó y dió unos tímidos pasos para acercarse al Yaksha. Xiao levantó una ceja extrañado. No pensó que después de todo lo ocurrido hace unos días podría encontrar semejante faceta en la joven.

— Yo... solo quería darte tofu de almendras para agradecer tu ayuda, por ayudar a Liyue, aunque sea tú obligación, y por salvarme a mí— dijo desviando la mirada y cada vez con un tono más flojo.

Xiao suspiró y cerró los ojos. Saltó de la barandilla hacia el plato que estaba colocado en una mesilla, que posiblemente habría puesto ella también.

— No tienes que agradecer nada, como bien dices proteger Liyue es mi obligación, y salvarte a ti también lo era en cierto sentido— dijo mientras cogía el plato con el dulce— Aún así, agradezco tu ofrenda.

La viajera sonrió. La joven dirigió su mirada al anaranjado paisaje del atardecer mientras se acercaba al borde del balcón. Apoyó sus manos en la barandilla.

— A veces me da lástima no apreciar lo hermoso que es este lugar.

Xiao dirigió su mirada hacia la chica. Los cálidos rayos del atardecer iluminaban su rostro, el viento mecía su pelo y vestido, y su sonrisa parecía más brillante de lo normal.

— A veces no se aprecia lo que uno tiene, los mortales soléis hacer eso constantemente. No es que nosotros no lo hagamos, pero tenemos más tiempo para recapacitar— dijo Xiao mientras se situó junto a ella. La viajera miró a Xiao, este seguía comiendo tranquilamente el tofu a su lado.

— Tiempo... Supongo que tú has vivido tanto como para ver los cambios que ha sufrido esta zona.

Xiao dejó el plato acabado en un lado, y miró fijamente a la chica a su lado.

— Exacto...— por un momento dudó en seguir hablando. Contar su pasado a una "desconocida" podría ser malo, no obstante hablar de ello quitaría algo del peso que llevaba encima durante muchos años.— Llegué a vivir la guerra de los Arcontes, fuí manipulado por un dios, devoré los sueños y esperanzas de cualquiera que se cruzara en mi camino. Rex Lapis se apiadó de mi, me rebautizó como Xiao. Junto a otros cuatro Yakshas, y bajo las órdenes del rey Geo, eliminamos la nociva ira que había infestado el mundo. Recuerdo las vistas tras aquello. Era aterrador y hermoso a la vez. Mis compañeros murieron, tan solo quedamos Bosacius y yo. Finalmente, él decidió partir de este mundo. Aquella noche no hubo luna y una tormenta sorprendió a Liyue.—Terminó de contar el Yaksha.

La viajera le miró entristecida, quiso agarrar su mano para brindarle su apoyo. Antes de alcanzar la mano miró a Xiao, esperando que el gesto no llegara a molestarle. El chico también se quedó mirándola inexpresivo hasta que finalmente apartó la vista y asintió levemente. La viajera terminó su propósito y entrelazó sus dedos con los de él. El toque brindó una agradable calidez a Xiao. A pesar de lo frío que se había vuelto el tiempo debido al anochecer, él se sentía bien, era un sentimiento acogedor que nunca antes había sentido.

— Ahora que Rex Lapis no está, las cosas cambiarán demasiado. No dudo de las capacidades de los mortales y habitantes de Liyue. Pero hay algo que no cuadra. Esto parece el detonante de algo que está por llegar.— dijo con una voz potente pero a la vez suave mientras miraba el paisaje.

Se hizo un silencio, en lo más profundo de sus pensamientos, la viajera quería decirle que Rex Lapis estaba bien, que estaría bien y Liyue también. Pero eso supondría contarle más de la cuenta y quizá rompería la tapadera de Zhongli.

— Sé que soy una simple espectadora, pero haré todo lo que esté en mi mano para ayudar a aquellos que lo necesiten. De momento, estoy satisfecha con mis elecciones.

Xiao se quedó mirándola, parecía que la estaba analizando. Una pequeña sonrisa, casi invisible, se dibujó en su rostro.

— No me agradan los mortales, pero hay algo en ti que es distinto. Sigue así, creyendo en tus principios. A fin de cuentas, se que siempre actuarás en favor de la justicia.

La joven, que había estado observando la unión de ambas manos, miró rápidamente a Xiao cuando le dijo aquellas palabras. Sus ojos se agrandaron. Nunca pensó que el Yaksha la halargaría. Sus mejillas se tiñeron levemente de rojo.

Xiao rompió la unión de manos. Colocó sus manos en los hombros de la viajera y le ofreció una mirada sincera.

— Espero que tu travesía por Teyvat sea segura a pesar de las dificultades que tengas que sufrir.

El Yaksha deshizo su agarre y saltó al tejado de la posada. Se giró por última vez para ver a la viajera antes de desvanecerse.

— Por aquel entonces...— hizo una pausa— mi nombre era Alatus.

Una gran brisa, que movió las hojas del gran árbol y cegó brevemente la vista de la viajera, sirvió para que el guardián Yaksha desapareciera del lugar. La viajera suspiró, su corazón latía fuerte. Apoyó sus brazos en la barandilla y dirigió su mirada al cielo. La luna era de color azul.

Alatus, the Golden-Winged King (Oneshots de Xiao) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora