Epílogo

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El gen salvaje:
Paciente Cero

Epílogo


La herida en mi hombro seguía sangrando. ¡Y ese estúpido kigeni me seguía persiguiendo! Tuve que descender hasta el suelo para curar la herida y que dejara de sangrar,con un poco de suerte,perdería el rastro.

Con sabia de árbol y algunas hierbas, conseguí hacer una pasta para ponerla en el doble agujero que dejó el trueno que me atravesó el hombro.

En eso estaba cuando la escuché acercarse por detrás,para venir a hurtadillas hacia demasiado ruido al pisar.
Me giré despacio con un par de plumas entre mis garras. Listas para ser enterradas en su cuerpo.

No resultó ser lo que yo esperaba.

—¡Qué bonito eres! — esa kigeni no representaba ninguna amenaza para mí,era apenas una cría — ¿Cómo te llamas? Yo soy Dove.

No entendía nada de lo que decía. Yo no hablaba kigeni.

¿Estás herido? Mi Papi es doctor, él puede ayudarte — seguía parloteando  aquella cosita, decidí ignorarla,era igual de molesta que los demás.

Continúe con mi labor de taponear la herida,pero con cada intento me lastimaba y no alcanzaba la parte trasera por dónde salió el proyectil.

—¿No alcanzas? ¿Te ayudo? — ella no parecía tener miedo, seguía acercándose a mí,parecía ser igual de confiada que los polluelos de mi arboleda.

Tomó una pequeña porción de la pasta en sus pequeñas garritas y la comenzó a untar en el otro hueco de mi hombro.

—¿Está bien así? ¿Te duele?

¿Por qué no se calla y me deja en paz?

Un fuerte estruendo dentro de la casa habitada por los kigeni's nos estremeció a los dos. Seguido de un grito.

—¡DOVE!

La cría kigeni estaba asustada,su diminuto corazón latía fuerte en su pequeño pecho mientras su ojitos brillosos miraban en dirección a los gritos que se seguían repitiendo.

—¡DOVE!

Un kigeni adulto venía corriendo en nuestra dirección. Me oculte tan rápido como pude detrás de los arbustos.

—¡Dove, traviesa! Aquí estás.

Sonaba aliviado. La cogió en brazos y echó a andar en dirección contraria a donde había venido.

—Papí hice un nuevo amigo — le dijo mientras me decía adiós desde los brazos de aquel kigeni.

—Sí,cariño,sí. Ahora tenemos que irnos de aquí.

Rápido comencé a trepar al árbol que tenía más cercano. Otros tres kigeni's venían corriendo detrás de él. Una hembra y dos machos.

—¡No escaparas está vez Slade! — gritó uno de los machos.

Slade era el nombre del kigeni que creo a nuestra especie,todos los madár lo sabíamos. Los mayores se aseguraron de que nunca olvidaremos ese nombre.

El kigeni levantó los brazos al cielo en dirección al enorme pájaro de metal al que el "doctor Slade" trepó junto con su cría.

Por increíble que parezca,el pájaro se quedó suspendido en el aire,como si el kigeni de brazos extendidos lo estuviera sujetando.

Hacía un ruido extraño,una especie de chillido,muy molesto,como si tratará de liberarse de aquel agarre invisible que no lo dejaba seguir avanzando.

—¡Espera P0! Tiene a Dove,la niña es inocente. No la lastimes... ¡Por favor! — suplicó la hembra.

—Tranquilos. Vamos a atraparlo — aseguró el otro kigeni.

El pájaro de metal comenzó a subir y subir y a alejarse cada vez más del suelo una vez que aquel kigeni bajó los brazos.

El doctor Slade con una gran sonrisa les decía adiós e incitaba a su cría a decirles adiós también con su pequeña manita.

Solo que ella no miraba a los kigeni's,ella me miraba directamente a mí trepado en la copa de aquel árbol.

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Ahora sí,finito,se acabó, adiós,hasta la próxima.

Qué está más cerca de lo que parece😉

Besitos experimentales 💋💋💋💋

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