Berlín 1961
Lo único que puedo ver en medio de esta oscuridad es el brillo intenso y azul de los ojos de Endymion, ese tono que es tan tranquilizador y abrumador para mi a la vez. Mi cuerpo se siente pesado, la cabeza me duele y no soy capaz de reaccionar, hundida en la nada que me rodea. Escucho que me llaman a lo lejos, pero no es la voz que deseo escuchar, así que prefiero seguir sumida en esta oscuridad. Sin embargo, mi consciencia reacciona ante tantos impulsos, obligándome a despertar. Me cuesta enfocar la vista, hasta que veo a mi lado a Diamante y no a Endymion, como esperaba.
—Serenity... ¡por Dios! Pensé que ya no despertarías. Me tenías en ascuas —me dice, acariciando mi mejilla, tal como lo ha hecho muchas veces. Veo la preocupación en sus facciones y me sorprende que se sienta tan afectado—. ¿Qué fue lo que pasó?
—Yo... perdón... —intento decir algo, pero me siento desorientada aún—... no lo sé...
—¿Es verdad que has estado ensayando sin descanso? No has participado de las prácticas en grupo, pensábamos que estabas enferma, no que estuvieras ensayando sola, Serenity —me reclama con dolor, mirándome fijamente, mientras se acerca poco a poco a mi, tocando mi frente.
—No deberías preocuparte por mi, Diamante...
—No digas eso.
—Preferiría que fueras a ver a Lady, en vez de estar aquí conmigo.
—Sabes que eres muy importante para mi, Sere...
—No, no lo sé. Si fuera tan importante, evitarías causarme más dolor.
—Si te refieres a Lady, ya te dije que iré a verla cuando hayamos terminado los ensayos. Tenemos el tiempo en contra, lo sabes, princesa...
—No me digas así —sentencio, retirando de mi rostro su mano de un golpe suave—. Ese apodo ya no va conmigo.
—Pero, Sere... no puedo creer que eso aún te afecte...
—¿No lo crees? ¿De verdad? —le recrimino, pues no puedo soportar la idea de que le baje el perfil a algo tan difícil para mi—. ¡Claro! Como no fuiste tú el afectado.
—Sere...
—Déjame, Diamante. Quiero estar sola.
—¿Segura? No puedo creer lo que está pasando —bufa molesto, dando una vuelta, mientras pasa su mano por su largo cabello plateado.
—¿Y qué se supone que está pasando?
—¿Te harás la desentendida? Te he visto, Serenity, he visto como lo miras y como lo evitas.
—¿Qué? ¿De qué hablas? —pregunto, sorprendida de que se haya dado cuenta de mi distracción.
—De Endymion. ¿Cuánto tiempo pensabas ocultarlo? Te conozco, Serenity, a veces creo que más que tú.
—No sé de qué hablas.
—¡Ja! ¿Así de simple? Creo que ahora te estás equivocando mucho más que aquella vez, Serenity.
—¿Qué sabes tú? No lo conoces, no tienes idea de qué clase de persona es —lo defiendo sin pensar en que le estoy dando la razón con respecto a mis turbulentos sentimientos. Aprieto la sábana con mis manos, mirándolo con desafío, pues no permitiré que compare a Endymion con ese miserable que acabó con mi autoestima.
—¿Lo defiendes? Oh... esto es peor de lo que imaginaba. Serenity... él vive al otro lado de la cerca, ¿entiendes lo que eso significa?
—Sí, lo sé.
—No, no lo estás entendiendo. Cualquier cosa que suceda, él tomará sus cosas y se irá de aquí y tú... ¿qué harás? ¿Dejarás a Lady? —me interroga, sabiendo cuál es mi punto más débil.
—Vete, Diamante. No quiero seguir hablando contigo. Pensé que eras mi amigo.
—No soy tu amigo, Serenity, soy mucho más que eso... lo sabes —asegura con seriedad, mirándome con sus profundos ojos violetas.
—No sigas, esta conversación no irá a ninguna parte. Me conoces —finalizo, girando mi cara para no seguir viéndolo.
—Está bien. Me iré, pero no digas después que no te lo advertí.Solo escucho el portazo que da al salir, lo que me permite al fin soltar un suspiro de alivio. Estaba tan tensa mientras hablaba con él, que mantuve los dientes apretados hasta hacerme doler la mandíbula. Mis manos aún permanecen empuñadas y siento el dolor de mis uñas enterradas en mi piel. Diamante hizo que salieran a flote recuerdos dolorosos y mi cuerpo ha reaccionado de inmediato a eso, poniéndose en alerta absoluta. Sin embargo, no puedo seguir sumida en este estado, tengo que sobreponerme tal como lo he hecho tantas veces, ya estoy acostumbrada a esto.
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Amor prohibido
FanficBerlín 1961 Serenity, con 17 años, es la promesa de la más famosa Academia de Ballet del lado oriental de la capital de Alemania. A pesar de las turbulentas circunstancias políticas que rodean a su país, ella se ha esforzado por llegar a ser la núme...