Berlín 1961
Hoy no ha sido un buen día. Imposible que lo fuera cuando en la mañana lo primero que vi fue la fecha y con eso fue suficiente para arruinar mi incipiente alegría.
<17 de julio>
Sí, un día como hoy mi vida se fue al infierno y jamás volvió a ser la misma. Claro, muchos creerían que exagero, pero cuando uno tiene 14 años sueña con un amor puro e incondicional, no espera recibir a cambio lo que yo recibí. Es por eso que jamás creeré en los hombres, jamás...
Sin embargo, no soy de fierro. Ha sido difícil lidiar con mis temores, mi decisión y lo que mi corazón espera, porque el muy tonto no quiere darse por vencido, tal como mi cerebro ya lo hizo. No, mi corazón sigue latiendo y cada vez es más difícil retenerlo cuando veo a Endymion tocando el piano con tanta pasión y esmero.
Cada tarde, a las 3 en punto la maestra envía a alguien a buscarlo para el ensayo general. Y cada segundo que pasa entre que ese alguien va a buscarlo y él entra con aquella seguridad, caminando hasta el piano, se me hacen una eternidad. Intento disimular lo más que puedo mi nerviosismo, pero es inevitable quedar prendada de sus ojos azules que se deslizan por sobre la partitura hasta bajar a las teclas, mientras se prepara para tocar. Ya me sé de memoria los gestos de su rostro, y tengo claro que apretará sus labios antes de extender sus dedos a modo de relajación. Luego, moverá un poco su cabeza y el cabello de su frente se deslizará sobre ella, cayendo de forma desordenada, haciéndolo ver irresistible.
Quisiera olvidar este ridículo sentimiento, pero es tan difícil hacerlo cuando lo veo a diario... aunque él ha evitado a toda costa encontrarse conmigo, y lo entiendo, después de todo nunca fui amable con él. De todas formas es mucho mejor para mi que así sea, porque no quiero sentirme aún más expuesta a este torbellino de emociones que desata en mi, mucho menos quiero que se dé cuenta del efecto que tiene su sola presencia.
Sin embargo, hoy es un mal día... un pésimo día en verdad y tal como dicta mi mala suerte, todo salió horrible, desde el segundo que encontré a Endymion junto a Beryl en un evidente beso, hasta la discusión que tuvimos por culpa de Diamante. Ya no quiero saber nada más, pero Endymion me intriga con su insistencia en decir que no todos los hombres son iguales, sobretodo ahora que me aseguró que no tenía ninguna novia esperándolo al otro lado de la cerca.
Suspiro en mi cama, abrazada a mi almohada, llena de incertidumbre, con el corazón latiendo a mil. Sus ojos no salen de mi cabeza aún cuando cierro mis párpados en busca de alivio para mis temores. Siguen ahí, azules y profundos, asegurándome que él no es igual que los demás... que no se reirá en mi cara de mis ilusiones, ni me engañará como otros ya lo hicieron.
Me siento tan ilusa. Apenas han pasado quince días desde que lo conocí y mi corazón ya ha sido capturado por su cortesía, sí, porque es el hombre más educado que he conocido. La forma en que se dirige a mi, el tono de su voz, los gestos de sus manos, como se mantiene de pie, incluso como he percibido que me mira mientras bailo, todo lo hace con tanto respeto, como si fuera un joven de otra época, de esas donde las mujeres eran doncellas y los hombres caballeros, aún cuando sé que eso es fantasía.
Aburrida de tanto pensar y decidida a terminar este horrible día un poco mejor, voy a la habitación de Lady para conversar un rato con ella, aún cuando no quiero decirle de las excusas de Diamante, porque se sentirá peor de lo que ya se siente. Sin embargo, no la encuentro en su cama y eso es muy extraño. Solo puede estar en un lugar, porque las pocas veces que sale es para ir al balcón, así que hacia allá me dirijo.
Lo que jamás imaginé fue encontrarla hablando con Endymion de forma tan cercana. Mi corazón se detiene al notar que una mano de él está sobre la que Lady apoya en la baranda, mientras la mira con demasiada cercanía y le habla suavemente.
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Amor prohibido
FanfictionBerlín 1961 Serenity, con 17 años, es la promesa de la más famosa Academia de Ballet del lado oriental de la capital de Alemania. A pesar de las turbulentas circunstancias políticas que rodean a su país, ella se ha esforzado por llegar a ser la núme...