Capítulo 15.

5 0 0
                                    

Una tregua entre tu y yo...

Estaba sorprendida.

¿Que pepinos hacía el aquí?

Sobre todo después de haberme hecho sentir como una escoria anoche.

Encima se toma derechos y permisos que no le he dado, entra a mi casa como si fuera la suya; y para colmar más comienza a tocar mí piano.

Sinvergüenza.

Yo seguía en el marco de la puerta con los brazos cruzados.

Y él seguía tocando como si nada pasara, obvio que había notado mi presencia, incluso me miró de reojo y sonrió.

–¿Vas a quedarte ahí parada? Toma asiento,– What!? ¿Él está dándome ordenes? ¿Por qué me dice que hacer en mi casa?

–Muy amable, pero no, gracias,– Dije de mala gana rodando los ojos.

–¿Segura que no quieres acompañarme?– Sus manos se movían con experiencia y agilidad sobre las teclas del piano.

–Sí, segura.– Sonreí hipócritamente.

Él se encogió de hombros dando a entender que no le importaba si me quedaba parada o si me sentaba, tal vez hasta le importaba poco si respiraba o no, anoche lo dejó claro.

Y así pasamos veinte minutos.

Lo sé por el reloj que se encuentra en la habitación.

Cinco minutos más y él idiota éste seguía tocando tan de maravilla y yo seguía incapaz de pararlo de ahí y mandarlo a la mierda.

Hasta que me di por vencida y sin decir una sola palabra di pasos silenciosos hacia él y me senté despacio a su lado, sin perturbar esa aura que él desprendía de tranquilidad y seguridad.

Él sonrió, ya sabía que me iba a cansar e iba a sentarme, aunque esto no era una competencia, verdad?

Tarado.

Volví a rodar los ojos.

—¿Que haces en mí casa?

—Es obvio, te busco a ti.

Puse una cara de sorpresa.

—¿Para que me buscas? ¿No dijiste tú anoche que yo solo te quería como entretenimiento y que no lo ibas a consentir? Recuerdo todo eso muy bien.

Dejando de tocar la hermosa melodía se volteó a mí,— Quiero que hagamos las paces y nos llevemos bien.

—Pero habías dicho...

—Sé todo lo que dije Adele, me disculpo, estaba teniendo un mal día, quiero que nos llevemos bien,— ¿Se ácaba de disculpar amigos?

—Es todo muy lindo pero no te conozco, no puedo pretender ser tu amiga ni intentarlo si no sé nada de ti, justo ahora podría estar en peligro estando a tu lado,— Aclaré levantándome y dándole la espalda.

Escuché un suspiro pesado y luego sus pasos.

—Tienes razón,— Escuché nuevamente sus pasos hasta que lo vi frente a mí,— Te propongo que pasemos tiempo juntos, así podrás conocerme.

—Bien, que tal si empezamos ahora,—Lo voy a poner a prueba,— ¿Cómo te llamas?

Crucé los brazos y elevé las cejas en espera de su respuesta.

De él volvió a salir otro suspiro pesado,— Puedo decirte cualquier cosa, menos eso, vamos, haz otra pregunta.

—Si no sé tu nombre no va a pasar, olvidalo.— Dije pasando por su lado.

¿Quien eres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora