Capitulo 22

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Adaline

— ¡¿No?! —Balbuceo, mientras siento sus manos tomar mis muñecas y las pone arriba de mi cabeza. — ¡No, aléjate de mí, monstruo! — Le digo al ente que está arriba mío pero me ignora por completo. Esta cegado por sus instintos animales. — Esto no puede estar pasando, debe se un sueño. ¡¿Despierta?!

De pronto me siento en la cama, entonces mi cuerpo y la escena, me dice que lo que paso ayer fue real. Últimamente deseo algo que es imposible de realizarse. Volver a mi vida normal. Mi parte inferior se siente incomodo, doy un quejido de dolor cuando quiero salir de la cama. Veo la sangre en mis muslos, Damon. Sé que lo que hice estuvo mal, acostarme con el asesino de mi familia, no lo quería. Aun así metí a Jean en esto, no quería que su hermano termine como yo. Sin nada en la vida. Camino hacia el baño con dificultad. Abro la canilla del lavamanos y comienzo a llorar, en cambio mis ojos están fijos al espejo que tengo en frente.

— ¿Valió la pena? — Me pregunto a mí misma con rabia, caí bajo al hacerlo. Apretó los bordes de cerámica, no quiero lastimarme ni auto compadecerme. No soy esa la del espejo. — Dime Adaline, ¿Valió la pena ser una basura en la cama de ese asesino? — Caigo de rodillas, mis lágrimas aumentaron más. Soy una idiota, actué sin pensar que me encontraría.

"Si lo valió, salve la familia de Jean, es algo que no pude hacer con la mía." Me digo a mi misma como consuelo, pero mi cuerpo y mi alma no lo hacen. Me quiero morir, quiero hundirme en el agujero mas largo y oscuro para no verlo a la cara. Me muevo débilmente a la tina y enciendo la canilla, sin pensarlo me meto para acomodar la temperatura a mi cuerpo. El agua ya no es transparente, ahora se torna a colores. Rojo, rosado y nada. Gracias a este baño, mi cuerpo esta relajado yo estoy relajada. Quiero sentirme así. No salí del baño hasta que los dedos de mis manos y pies se arrugaron, sentía frio aun así estaba calmada. Al entrar de nuevo al dormitorio saco las sabanas, es lo último que quiero ver, y las tiro en alguna parte del lugar. Miro la bolsa que ahí, cerca de la puerta.

Me acerco y la abro, ropa para mí. Es un vestido, con dibujos de flores pintados con el estilo de acuarelas, cierre detrás de la espalda. Sin mangas y arriba una cinta negra con un corte circular para el cuello. Junto con la parte de debajo de la ropa interior, no hay sostén. Me aterra que Damon me vea así, después de lo que hicimos. Mi estomago se mueve, siento nauseas.

—Te odio. — Murmuro amargamente. Él quiere que yo dependa de él, y eso yo no lo voy a aceptar. — Damon — digo el nombre de pila, de mi mayor enemigo, en voz alta. — Me gustaría que Donna este conmigo, así no me siento tan sola al enfrentarlo. — Suspiro, mirando el desorden que cause hace rato — ¡¿Donna?! — grito. No la vi desde que me fui a Paris, no será que ellos. No, no, no.

Camino de un lado al otro, estoy nerviosa. Siento lo mismo cuando Damon me trajo a ese hotel después de que él mato a mis padres. Otra vez estoy sola, sola con esa bestia, sin que nadie lo detenga. Mi mundo se rompe de nuevo. Me estoy ahogando, necesito aire, busco una ventana o algún balcón en donde pueda respirar. Abro la única ventana que tiene el dormitorio, respiro una y otra vez. Hasta calmarme.

—Tal parece que lo arruine todo. — Me digo a mi misma, recordando todo lo que paso hace días atrás. — Mi familia, Donna y le di un mal momento a Jean y su hermanos. — Soy un desastre ambulante. Él único que me detiene es Damon encerándome aquí.

— Mamá... Papá... estoy... muy cansada... para seguir. — Exclamo con dificultad, — Quiero seguir luchando, para matar a esa bestia que los asesino. Pero esa bestia me lo esta impidiendo, quiere que herirme, humillarme... Y lo esta logrando como nunca. — Pongo mi mano en mi rostro, deseo ver el sol. Imagino que estoy en ese parque cerca de casa, el cual iba mucho.

Muerdo mi labio inferior mirando la Torre Eiffel, vuelvo a llorar. Caigo de rodillas, después me acuesto. Mis lágrimas caen, hasta que me canso y decido dormir aquí, evitando la evidencia de que perdí la virginidad. Las pesadilla se volvieron para mi en sueños.

***

— ¿¡Adaline!? — Reconozco este tono de voz. Muevo mi cuerpo con dificultad. Él me busca con la mirada hasta encontrarme. Su expresión decía mucho, estaba furioso. —Te dejo por una tarde sola y me encuentro con esto. — Señala toda la habitación, que esta hecha un desorden. Justo cuando iba a responderle vi a Donna.

— ¿¡Mi niña!? — Exclama, extendiendo sus manos y sin dudarlo voy a ella para abrazarla. Sé que miro las sabana, sabia que no me quería cerca de Damon ¿Cómo alguien como ella termino con él? —Tranquila estoy aquí. — Me dice mientras acaricia mi cabeza para calmarme. Hoy llore tanto que no tengo ninguna lágrima para tirar.

— ¡Adaline! — El tono de su voz se hace mas fuerte. Amabas damos un brinco del susto y lo miramos. — Mirame y respóndeme cuando te hablo. Maldita sea. — Tira el jarrón de cristal que tenia flores, este se rompe en pedazos. Donna y yo nos alejamos hasta tocar la pared. — Todo esto es un desorden. — Dime quien va a limpiar todo este lugar... Dime — Se acerca a nosotras, entonces Donna se pone en el medio de mi y Damon. — ¿¡Adaline!?

— ¿¡No la toque, Damon!? — Le grita Donna a él, Damon solo la mira furioso. No obstante escucha lo que tiene que decir. — No voy a permitir que agredas a alguien frente a mí. No te lo voy a permitir. — Lo apunta determinada por su decisión y no se aparta de mí ningún momento. Entonces Damon, camino como un depredador acorralando a su presa.

—Bien entonces te tendré que matarte en frente de ella. Tendré que meterte una bala en la cabeza, Donna. — Le responde con una sonrisa divertida, Donna esta temblando pero no quiere retractarse. Ella es una mujer fuerte, la mujer que quiero ser para pelear con él. —Así, la voy a poder tocar y hacer lo que quiera con mi paga. — Pone sus manos detrás de su espalda, las dos no bajamos la guardia en ningún momento. — Ve a buscar las cosas para limpiar, sabanas nuevas, una escoba... —Ella asiente, cuando camina hacia la puerta yo la intento seguir, pero Damon sujeta mi ante brazo. — Tú te quedas, Donna, si te apuras puede que no le haga nada. Ya que me gusta disfrutarlo a mí tiempo. Tik tok,Tik tok. — estoy aterrada, miro a Donna buscando una ayuda. Pero ella se va corriendo a buscar lo que le pidió él. La entiendo es lo mejor que puede hacer ella ahora.

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⏰ Última actualización: May 09, 2020 ⏰

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