Deseo Tres

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Caminé rumbo al salón de literatura con una leve sonrisa en mis labios. La clase aun no había empezado todavía por los que había asientos vacíos. Me senté al lado de Katherine. Ella había sido mi mejor amiga desde pequeño, junto a su hermano Cameron, ella era una chica muy bonita, ojos marrones, cabello castaño y ondulado, y una sonrisa encantadora, pero nunca había sentido nada más que una amistad con ella, Cameron era semejante a su hermana, también tenía cabello castaño. Al verme sentarme a su lado Kat se sorprendió.


—¿Lucas? —preguntó confundida.

—¿Qué?

—Hace mucho no te veía sonreír, ¿sucedió algo? —pareciera que me hubiese pasado algo, se habían acostumbrado tanto a verme serio, que ahora que sonreía era lo más raro del mundo.

—Tengo la custodia de mi hermana —contesté orgulloso.

—¿Que? ¡Eso es genial, Lucas! —me abrazo —, ¿puedo ir a verla esta tarde?

—Claro, cuando quieras, se que ella estará feliz de verte.

La clase continuo; el maestro Johnson era uno de los menos estrictos, por lo que se escuchaban muchos murmullos detrás del salón. Recordé que  había quedado con Maycee esa tarde.

Después de pedir mi segundo deseo, seguimos viendo la película. Le pregunté a Maycee tambien, porque había despertado en mi cama luego de pedir mi primer deseo. "Cuando el deseo implica en ti, es como si adelantaras un día, y cuando despiertes el deseo esta hecho, mañana por la mañana cuando despierte Helen. Tu deseo habrá sido cumplido" me había respondido.

Cuando terminamos de ver la película La invite al cine, era raro tener ¿citas? no, eso no era una cita. ¿Salida de amigos? Si, eso, con un ángel. Nunca había pensado tener eso, en mi vida.

—Kat, ¿irás a ver a Sophie hoy?—le pregunte deseando que dijera que no. No me gustaba negarle las cosas a ella.

—No puedo tengo que hacerme unos estudios —respondió con una mueca—. Me he sentido rara estos dias —habló  nerviosa, cosa que de alguna manera me extraño de ella.

«Eso no contó como deseo, no te preocupes» Escuché la voz de Maycee en mi cabeza. Sonreí.

—Espero que no sea nada malo, Kat —la abracé y sonó el timbre de salida.

Me despedí con un beso en la mejilla y salí rumbo a mi auto, un Aston Martin Vintage negro, el regalo que me habían dado mis padres por mi cumpleaños número dieciséis. Subí y una chica apareció en el asiento de co-piloto. 

—¿Quien eres tu? —pregunté asustado.

—Tonto, soy yo, Maycee —contestó sonriendo. La observe.

—Pero ¿y tus preciosos ojos celestes? ¿tu cabello? —aguarden ¿dije preciosos? Ella se sonrojo y yo también sentía como mi rostro se ponía del mismo color.

 —Si me van a ver los humanos, tengo que ser diferente —respondió.

—¿Y Sophie? —pregunté confundido—, ella siempre te ve.

—Porque ella es una niña.

Sus ojos celestes habían sido cambiado a unos grises y su hermoso y lacio cabello rubio ahora era castaño y ondulado. Su forma de vestir no había cambiado mucho, unos shorts desgastados y una blusa rosa con un hombro caído.

—¿Lista para ir al cine? —cuestione sonriendo—. Te prometo que voy hacerte que esta semana sea la más divertida y humana de tu vida —me abrazo.

—Gracias —susurró cerca de mi oído, provocando una extraña sensación en mi estomago.

Arranqué el auto y antes de ir al cine la invite a comer, ya que para la función de la película todavía faltaba una hora. Estacione el auto y antes de que abriera la puerta inocentemente corri a abrirle la puerta.

—Gracias —dijo— . ¿McDonald's?

—¿Quieres ir a otro lugar?

—No, quiero experimentar todo tipo de comidas humanas — me contestó sonriendo feliz.

—¡Espera! ¿Qué? ¿En el cielo no comen? — le dije alarmado.

Ahora no quería morir, bueno no es como si antes quisiera morir pero ¡ahora menos quería morir!

—Si —alargó —, O bueno no, en realidad no lo necesita, sólo comes una vez al año —sonrió.

—¿Y que comen?

—No creo que sea comida —esto me empezaba a asustar, la interrogue con la mirada y me contestó:— Agua.

—¿Y no te da hambre?

—No.

—Cuando me muera yo quiero seguir comiendo. —hice puchero y vi como ella reía, tan linda.

Sentí como lentamente una sonrisa se formaba en mi rostro. Y reaccioné, seguíamos en el estacionamiento, la gente que estaba adentro comenzaba a voltear a vernos, incluyendo a los trabajadores. Entramos y ordenamos dos hamburguesas y dos refrescos para ambos.

—Si tanto deseas ser humana ¿por qué no lo eres? —utilizaría toda esta tarde para interrogarla, preguntarle sobre cómo era el cielo, los ángeles y todo eso.

—Verás los ángeles como yo —se señaló a ella misma—, tuvimos oportunidad de ser humanos alguna vez, pero de alguna razón, no lo logramos.

—Y tú, ¿por qué? —lentamente ella iba poniendo un gesto serio en su rostro.

—Aborto —trago saliva y sus ojos se humedecieron.

Ella los cerró intentando suprimir las lágrimas, pero no lo logro. Me pare y camine hacia ella, la abrace muy fuerte y cuando me aleje limpié las lágrimas que caían por sus mejillas. Vi sus labios, esos labios tan hermosos, por un momento comencé a verla como la Maycee que conocía, no castaña, rubia, no ojos grises, ojos azules y sus labios, me fui acercando poco a poco.

—¿Lucas? —dijo con los ojos cerrados—, esto no es correcto.

Me alejé.

—Lo siento, no estaba pensando — contesté.

Se volvió un poco incómodo todo a partir de ese momento, pero al salir de la sala del cine, Maycee no podía estar mas feliz.

—¿Viste cuando bailaban? —sonrió a más no poder —. ¡Es genial imaginar que es real todo eso y lo ves en una pantalla gigante!. —reí, y me quede viéndola como bailaba sola, como si tuviera acompañante.

—¿Me permite esta pieza, señorita? —le dije ofreciéndole mi mano. La tomó y bailamos,en la calle, sin importarnos nada. Tal como Noah y Allie lo hacían en Diario de una pasión, como dos jóvenes enamorados. La tome de la cintura y le di vueltas, mientras ella reía feliz.

—Gracias, Lucas —le dedique una mirada de confusión—, por hacerme tan feliz hoy.

—Mamá, ¿cómo se llamará mi hermanita? —escuchamos a un niño de unos cinco años tomado de las manos de sus padres.

—Maycee, cariño. Va hacer nuestra pequeña Maycee —respondió ella tocando su panza. Yo volteé a ver a mi ángel por instinto.

—¿Por qué mi mamá no pudo ser así? — murmuró y sus lágrimas empezaron a caer —. Yo quería vivir, ser humana —la abrace otra vez.

—Quiero conocerlos —le dije con seguridad.

—¿Qué?

—Ese es mi tercer deseo, quiero conocer a tus padres —contesté y ella solo me observo confundida mientras tronaba sus dedos y todo se volvió negro. No tenía miedo, al despertar mi deseo sería cumplido.











«editado»

@-stupidmiss | 2O2O

SIETE DESEOS ━━lucas j. zumann Donde viven las historias. Descúbrelo ahora