SIETE DESEOS ━━lucas j. zumann

Deseo Dos

Desperté en mi cama abrazando a mi pequeña hermanita, sonreí al ver lo hermosa que se veía así.  Escuché como tocaban la puerta de mi habitación y confundido me pare a abrir intentando hacer el menor movimiento para no despertar Sophie. Abrí y ahí se encontraba Helen.

—Joven Lucas, no sabia que estabas aquí ¿No tenias escuela hoy? —dijo con su sonrisa de siempre en la cara.

—Se me hizo tarde— le respondí haciendo un espacio para que viera a Sophie en la cama.

—¿Pero.. cómo?

—Vamos a la sala, no quiero despertala— la tome del brazo suavemente y salimos del cuarto rumbo a la sala, yo me senté en unos de los tres muebles blancos y ella se sentó en el de enfrente.

—Tengo la custodia, es toda mía —sonreí.

Todo era gracias a Maycee, pero nadie podía saber sobre eso, la única que sabía de su existencia era Sophie, y así lo mantendría.

—¿Se dieron cuenta que la maltrataban?

—Algo así —volví a sonreír.

—Pues será mejor que comencemos a alimentar bien a esa hermosura para que este sana —se paro y caminó rumbo a la cocina. Agradecía tener a alguien como Helen con nosotros. Me dirigí de nuevo a la habitación y me percate de la presencia de Maycee detrás de mí.

—Buenos días, Maycee —salude mientras le dedicaba una sonrisa.

—¿Feliz por tu deseo? —sonrió ampliamente, pero sin mostrar dientes.

—Esto lo más cercano a la felicidad que he tenido después de lo de mis padres. Gracias —agradecí viéndola a los ojos. Esos hermosos ojos celestes, de un tono que nunca había visto antes, se acercaban al turquesa, pero a la vez tenían diferentes tonalidades de celeste.

Muchas personas dicen que con la mirada te puedes conectar con alguien y así me sentí por unos momentos hasta que ella bajo su mirada con un leve sonrojo en sus mejillas. Y por todo el rato había olvidado que recién acababa de despertarme.

—Uhm.. debo ir a.. tu sabes, cambiarme — hable nervioso señalando el baño y tropezando en camino a éste.

Me bañe y después de cepillar mis dientes, salí con una toalla enrollada en mi cintura. Caminé a mi recamara y ahí seguía Sophie, quien se acababa de despertar, hablando con Maycee. Lo admito, me puse celosa al verla con otra persona, mi hermanita era solo mía. Al verme Maycee se puso nerviosa, justo como yo lo había hecho hace unos segundos antes y bajo su miranda.

—Yo.. voy a salir —dijo antes de correr hacia afuera del cuarto.

—Adivina quien esta haciendo el desayuno —dije en un tono misterioso mientras ella abría sus ojos y una sonrisa se formaba en su boquita.

—¡Helen! —salió corriendo de la habitación y aproveché para vestirme.

Elegí unos pantalones negros junto a una playera con mangas del mismo color y encima una camisa de cuadros roja, y después de sacudir un poco mi cabello, un gorro gris también. Salí y Sophie estaba desayunando junto a Helen unos pastelitos. Me senté en mi asiento de siempre y mi desayuno ya estaba servido, dos pastelitos de chocolate junto a un vaso de leche. Cerré los ojos y después de agradecerle a Dios, ataque a los pastelitos.

—Iré a acomodar tu cuarto, princesa ¿Quieres ayudarme a redecorarlo? — Helen habló al terminar y mi hermana fue con ella.

—¿Te parece bien ver una película conmigo? —pregunté, sabiendo Maycee estaba por ahí. Y estaba en lo correcto, pues en cuestión de segundos ella ya estaba frente a mi.

— Depende —sonrió—, ¿qué película?

—Tú eliges —tomé su mano y nos encamine hacia mi cuarto. Después de cerrar la puerta, prendí la televisión y le di un bronche de película para que eligiera.

—He escuchado en el cielo que esta es linda —tomó una y me la enseñó. Diario de una pasión.

—Veámosla.

—¿Que se siente ser un ángel? —pregunté curioso a la mitad de la película.

—Es... hermoso, proteges a las personas, las ayudas, tu sabes, pero.. —se quedo callada pensando en lo que iba a decir.

—¿Pero?

—A veces me gustaría ser humana, tener una familia, enamorarme —dijo suspirando y volteando a la pelicula.

—Muchas veces no es lindo —alargue—, cuando te enamoras, muchas veces no es correspondido, y cuando tienes una familia, muchas veces esta dividida como la de Helen.

—¿Cómo es la familia de Helen? — preguntó.

—Nunca están juntos, sus hijos no están en casa, su esposo es alcohólico y por eso ella viene todos los días, somos su segunda familia, Sophie y yo, y ella es nuestra segunda madre —suspire—. Desearía que ella fuera feliz con su familia.

—¿Segundo deseo? —cuestionó; lo pensé un rato, ella era parte de mi, parte de mi familia, la quería y la iba a ayudar. Afirme con mi cabeza.

«editado»

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