Deseo Uno

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Caminé rumbo a la cocina, dispuesto a hacer mi desayuno para después irme a la escuela. Saque leche del refrigerador, seguido de mi cereal favorito junto con un plato y una cuchara. Me senté en el comedor de mi casa. Sólo. Como siempre, después de diez meses sin mis padres, todo había cambiado demasiado, la casa era un desastre, apenas y estaba limpia, pues después de conseguir un trabajo donde me aceptarán, contraté una señora de unos cuarenta años para que me ayudara en la limpieza, Helen, era como una segunda madre para mi. Ella solo venía por las tardes y una que otra vez llegaba temprano.

Por la tarde debía ir a visitar a Sophie, a casa de mis tíos. Mi hermana aún no lograba comprender del todo lo que había pasado, era una simple niña de cuatro años, y al ser menor de edad, a mi me habían quitado el derecho de tenerla a mi cuidado, dándoselo al familiar más cercano de la familia: la hermana de mi mamá. Esa señora por alguna extraña razón siempre nos había odiado, y mi madre sabía porque, solo que nunca nos había querido decir.

Después de sorber la leche que quedaba en el plato lo recogí para dejarlo en la cocina, pero antes de terminar mi camino escuché el timbre. Meses sin visitas y ahora.. ¿Quién sería? No me desvíe, llevé el plato y terminando eso corrí a la puerta de entrada.

Una chica de no más de dieciocho años se encontraba parada ahí al frente con dos maletas, una en cada mano. Su cabello lacio de un color rubio, lo tenia suelto lo que resaltaba sus hermosos ojos azules; no era alta -yo le llevaba unos cuantos centímetros-, con fracciones finas y una sonrisa hermosa. Vestía una blusa blanca sin mangas junto a una falda azul claro con puntos de un azul más fuerte en el área de la cintura y unos Vans del mismo color tono claro.

-Hola, ¿Lucas, verdad? -habló, su voz era hermosa, como campanas en navidad-. Dime que sí por favor, he ido a cinco casas y me comienzo a cansar.

-¿Quién eres? -le pregunté confundido.

-Mi nombre es Maycee Williams, mucho gusto -ofreció su mano, después de unos segundos, dudoso, la acepté-. Me quedaré aquí contigo una semana.

Para cuando reaccioné, ella ya iba a mitad de camino rumbo a la habitación de huéspedes.

-Espera, ¿qué?

-Te explico en la habitación -me dedicó una dulce sonrisa, que me dejo observándola por lo que restaba del camino.

Seguimos caminando, hasta que abrió la puerta blanca y entró.
La habitación estaba impecable pues nadie la había usado y Helen se había dedicado a limpiarla unas semanas antes, la cama estaba hecha y las paredes blancas hacían ver el cuarto más grande. Ella se sentó en la cama y yo hice lo mismo en el mueble de cuero negro que estaba enfrente.

-Primero, asegúrame que eres Lucas. ¿Cuando es el cumpleaños de tu hermanita? -cerré mis ojos, triste por el recuerdo de mi pequeña hermana.

-Cuatro de septiembre -susurré.

-Bien, si eres tú. No estés triste -me dijo acariciando mi mejilla sin moverse de la cama-. Te prometo que todo va a mejorar.

-¿Porqué estás aquí?

-Soy un ángel, Dios te eligió entre millones de personas para que esta semana te cumpla siete deseos -habló tranquila dejándome algo sorprendido tras sus palabras.

-Siempre creí que los ángeles era más.. ¿Angelicales? -la observé de arriba a abajo; no tenia alas ni tampoco un largo vestido blanco.

-Sólo usamos vestido blanco en el cielo, y las alas.. bueno, aparecerán cuando me tenga que ir -suspiró.

-Sí, bueno.. no tengo razones para creerte-susurré pero al parecer me escuchó. Levantó una ceja y tronó sus dedos, la puerta de la habitación se cerró de repente y yo abrí los ojos como platos-. T-te creo -balbuceé.

Salimos de la habitación después de unos minutos de más preguntas y me dirigí a mi auto. Para cuando lo encendí volteé y Maycee estaba ahí, brinque por el susto a lo que ella soltó una risita hermosa que me dejó sonriendo como bobo.

-¡Mierda! Hoy es mi examen de matemática, ojala y no sea tan difícil - golpeé mi cabeza contra el volante y para cuando la levanté el semáforo en el que no habíamos detenido ya estaba en verde, arranqué.

-¿Quieres que ese sea tu primer deseo? - negué con la cabeza, no lo desperdiciaría en algo tan estúpido- Bueno, eso está bien.. seria un pecado -y otra vez río.

Saliendo de la escuela me encaminé a al casa de mis tíos. Tenia semanas que ya no la veía. Mi Sophie. Sus precisos ojos cafés brillaban cada ves que me veían entrar por la puerta y salían varias lágrimas cuando la ayudaba a desenredar su hermosa melena castaña. Toque la puerta y Sophie la abrió.

-¡Lucas! -gritó riendo mientras yo la levantaba en mis brazos.

-Ya extrañaba a la niña más hermosa del mundo -dije dándole un beso en su pequeña mejilla.

-Vamos a mi cuarto -murmuró en el oído y yo solo asentí.

Entramos. Paredes sin pintar, la cama deshecha, ropa tirada por doquier, y solo un pequeño abanico tirado en la esquina del cuarto. Cerré mis ojos intentando calmar mi furia.

-Tía me pego ayer, me duele, Lucas -sollozo Sophie, con sus preciosos ojos café llorosos.

-No te preocupes, todo va estar bien -la abracé y no pude más, dejé que mis ojos expulsaran lágrimas, la extrañaba muchísimo.

-¿Quien es ella? -dijo señalando puerta, donde se encontraba recargada Maycee.

-Es.. una amiga -sonreí-, se llama Maycee -mi pequeña hermana se paro y se acercó a ella sonriendo.

-Hola, yo soy Sophie -dijo ofreciéndole la mano.

-Mucho gusto, pequeña -respondió al saludo. Me acerqué a ella y cargué a mi hermanita, y le besé la frente acariciando su cabello.

-Te amo, Lucas -Sophie me abrazó con sus pequeños bracitos.

-Yo también, no sabes cuanto desearía que estuvieras conmigo -la abracé cerrando los ojos.

-¿Ese es tu primer deseo? -susurró mi ángel y yo solo pude asentir.









«editado»

@-stupidmiss |2O2O

SIETE DESEOS ━━lucas j. zumann Donde viven las historias. Descúbrelo ahora