Capítulo 4

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Germán

Con el grito de Jose todos se giran hacia él y empiezan a gritar y a aplaudir. Ya queda poca gente así que podemos sentarnos sin estar apretujados unos contra otros. Me siento entre Luis y una chica la cual no conozco que no para de lanzarme miraditas y me hace sentir un poco incómodo. Veo a dos chicos riéndose fuertemente mirando hacia Luis, un chico abiertamente gay. Fuimos muy amigos en el colegio aunque en el instituto nuestros caminos se separaron. El caso es que esos chicos no parecen tener buenas intenciones y lo confirmo cuando dicen muy fuerte para que todo el mundo los oiga:

-Mira al marica, seguro quiere que le den a cuatro.-escucho a la gente reírse aunque yo solo me fijo en la reacción de Luis y de su amigo, que se abalanza sobre ellos aunque Luis se lo impide. Se le ve triste, su expresión ha cambiado cuando se sienta en el suelo. Me entran ganas de pegar a esos chicos pero soy cobarde. Ésta es una de la razones por las que quiero permanecer en el armario, no soy valiente para aguantar los comentarios o los insultos.

Me fijo en mis amigos, Lucas está un poco serio, lo que me alivia. Gabriel ni se inmuta aunque a Jose parece haberle divertido el comentario.

-Que gilipollas.-murmura Lucas a mi lado, refiriéndose a los idiotas esos. Señala con la cabeza a Luis y automáticamente Jose se pone serio. Al parecer piensa que él no había oído el comentario. 

-Bastante.-le respondo mirando a Luis. 

Empezamos a jugar a la botella sin más percances y la cosa se va poniendo interesante. Por el momento a el cumpleañero le ha tocado el mejor regalo de cumple, se ha besado con Julia. Como empieza él, ha girado la botella y el cabrón ha tenido tanta suerte que le ha tocado a Julia. Ahora está más feliz que una perdiz y no puedo evitar sentirme mal. Ya sé que no tengo posibilidades pero a nadie le hace gracia que su crush se bese con la chica que le gusta enfrente suya. 

Me toca a mí y el cuello de la botella señala a una tal Natalia de cuarto de la ESO. La chica está más roja que un tomate y aunque yo intento que sea solo un pequeño pico acabo con su lengua en mi campanilla. Me separo rápidamente y me siento en mi sitio. La gente está chillando y aplaudiendo. 

Pasa un tiempo y todos mis amigos se han enrollado con alguna chica, también chicas con chicas aunque ningún chico ha besado a otro. En nuestra versión quien no quiere hacer un reto se tienen que beber tres chupitos de vodka así que los chicos a los que le han tocado besar a otro se han bebido los chupitos. Me he fijado y Luis cada vez se siente más incómodo y fuera de lugar, se le nota en la cara. Los subnormales de antes no paran de decirle cosas. Sinceramente, ahora cogería y le diría que nos fuéramos pero quedaría un poco raro ya que no hemos hablado nada en cuatro años. 

Llega la última ronda y el último en jugar es Luis. Mira a su alrededor incómodo y hace girar la botella. Los idiotas ya están empezando a rellenar tres chupitos. La botella se para y todos sueltan un grito. La botella me está señalando a mí.  

Solo un besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora