Capítulo 9

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Luis

La semana pasa tranquila y sin mucho trabajo que hacer, ya solo queda un día y seremos libres por dos semanas. Me gusta la Navidad aunque antes me apasionaba, ya sin mi madre no es lo mismo. Llego al instituto como siempre y ya se van notando las ausencias, al quedar poco la gente ya apenas viene a clase pero para mi estos días son los mejores. A primera hora tengo francés así que me dirijo al aula. No había nadie así que me senté en el suelo y saqué mi teléfono, al parecer el autobús ha llegado bastante más temprano de lo normal. Escucho unos pasos y levanto la mirada para fijarme en quien ha llegado. Es Germán.

-Hola.

-Hola.

Se sienta a mi lado y mira su muñeca, donde descansa un reloj, el cual parece bastante viejo por lo que supongo que será de algún familiar.

-Hoy el autobús se ha pasado de temprano, y mira que siempre llega tarde.

Río dándole la razón.

-El lado bueno es que hemos podido entrar sin agobios ni nada.

-Le verdad es que eso no está tan mal, y está guay que falte la mitad de la gente.

-Esa es la única razón por la que vengo.-admito algo avergonzado y él ríe. 

Empiezan a llegar más compañeros y cuando llegan los amigos de Germán éste se levanta rápidamente. Me mira disculpándose y se va con ellos, como si pasase algo si le vieran conmigo. Cuando llega la profesora me levanto de mala gana y me siento en mi sitio habitual.

-Bueno chicos, ya queda hoy y seréis libres. ¿Qué planes tenéis para estas navidades?

Se pasan la clase hablando de lo que van a hacer en vacaciones y de otras cosas para nada relacionadas con francés. Cuando suena el timbre la profesora nos recuerda que empecemos aunque sea un poco el trabajo durante nuestras navidades. 

Me voy rápido a la siguiente clase para ver a mis amigos  y cuando llego me encuentro con Jesús y Julia, al parecer a Carlos le ha dado pereza venir. 

-Estas navidades van a inaugurar la nueva pista de patinaje sobre hielo en el centro, ¡tenemos que ir!

A Julia le apasiona el patinaje así que Jesús y yo le seguimos la corriente. Veo aparecer a Germán por el pasillo aunque ni le miro, no quiero ese tipo de personas en mi vida.  Él se sigue acercando y se para a mi lado.

-Hola Luis.

Me giro y me está mirando expectante.

-Hola. ¿Quieres algo?

-No, haber... yo... creo que te molestó lo de antes.

-Que adivino eres.

-Mira, que yo no tengo nada en contra de ti, eres muy buen tío pero mis amigos son muy pesados a veces.

-Ya.

Fue lo único que le respondo para cortar la conversación y que se vaya. Pero él tiene otros planes.

-Venga, si me perdonas te compro tu bizcocho favorito del Mercadona, ¿te sigue gustando?

Me sorprendo que se acuerde de ese dato.

-Si me prometes que el día que hagamos el trabajo tengo bizcocho te perdono.

Él sonríe, sonrisa que le devuelvo. Cuando él se va me doy la vuelta y mis amigos están observándome. Jesús es el primero en hablar.

-¿Todo bien?

-Sip.

-Vale.

Asiente con la cabeza y pasamos a otro tema hasta que aparece la profesora.

Por fin terminan las clases y cuando me despido de mis amigos y del instituto por dos semanas me voy al autobús. Está prácticamente vacío así que me siento en el asiento de delante y me pongo los cascos. Al rato aparece Germán y como el otro día se sienta a mi lado. 

-Por fin libres, ¿eh?-comenta con una sonrisa.

-Ya era hora, estas últimas semanas han sido mortales, ¿cómo te han ido los trimestrales?

En la época en la que éramos amigos él era uno de los primeros de la clase por lo que sorprende cuando me dice que le van a quedar tres.

-Eso es porque me he confiado pero el trimestre que viene no me pasa.

No parece sincero del todo pero no le pregunto más ya que apenas y hemos comenzado a hablar otra vez. Cuando nos despedimos Germán se acerca y me da una palmadita en la espalda deseándome feliz navidad. 

-Igualmente.

Me sonríe y se da la vuelta para irse, yo tardo un poco más en reaccionar pero me encamino hacia mi casa. Germán ha cambiado bastante durante estos años, es obvio que físicamente no tiene nada que ver, en el buen sentido, pero ahora parece tener más cabeza. 

Pasan los días y llega Noche Buena, vamos a ir a casa de mi tía, la hermana de mi padre. Mi familia se tomó la verdad muy bien el hecho de que fuera gay, incluso a veces hacen bromas preguntándome por la novia. 

-Hola mi amor.

Mi tía me da dos besos dejándome todo el pintalabios en las mejillas, el cual me restriego para quitármelo. Saludo al resto de mi familia y empezamos a poner la mesa mientras mi tía termina de preparar el asado. Al cabo de un rato ya estamos todos sentados disfrutando de la velada. Cuando terminamos la cena mis primos pequeños están impaciente por la llegada de Papá Noel. 

-Luis, este año no esperes la gran cosa, ¿vale? Sabes que no puedo comprar mucho.-me susurra mi padre apenado cuando llaman al timbre.

-Papá, lo entiendo perfectamente.

Lo abrazo fuerte, momento que aprovecha mi hermano para darme una colleja "cariñosa", como él las llama. Mi tía me da un gran paquete y la miro extrañado. Ella se acerca.

-Tu hermano y tu padre me han ayudado. Venga, abre el regalo.

Es una guitarra, siempre he querido aprender. Le doy las gracias a todos y volvemos a sentarnos para seguir charlando. Entro al grupo de Whatsapp cuando empiezan a hablar de cosas que no entiendo.

Carlos: "Feliz navidaaaad!!!!"

Julia: "Feliz navidaad chicoos!!"

Jesús: "Feliz navidad y feliz santo to mee"

Yo: "Feliz navidaaaaaaad y felicidades jesusitooo"

Cuando ya todos se despiden para seguir con sus familiares apago el teléfono y disfruto de mi familia, que se ha puesto a cantar villancicos flamencos con la caja de mi primo mayor. Así pasamos la noche, entre cantos y risas.

De vuelta a casa, sobre las cinco y media, suena mi teléfono. Lo enciendo pensando que será del grupo aunque me llevo una sorpresa ya que quien me escribe es Germán.

Germán: "Feliz navidad Luis"




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⏰ Última actualización: Aug 24, 2020 ⏰

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