♥ Capitulo 4- Vacaciones de verano

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Corporación Taisho

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Corporación Taisho.

Kagome se encontraba enfrente del gigante edificio mirando con incredulidad que estuviera ahí. Cuando le llego un correo citándola en ese sitio pensó que era una mala broma, pero a medida que pasaban los días le llegaba el mismo correo con la citación para ir a Corporación Taisho. Realmente, nunca pensó que el CEO de esta famosa empresa era un demonio que ella conocía.

¿Realmente ella iba a encontrarse con Sesshomaru? La última vez que lo vio era cuando ella se encontraba saliendo del gigantesco cuerpo de Naraku junto a Inuyasha, para luego ser absorbida por un meido.

Al entrar al gran y lujoso edificio, se encontró con varias personas yendo de acá para allá sin descanso. A medida que veía a todas esas personas recordaba que Shippo le había mencionado que la mayoría de la empresa la conformaba demonios.

—Disculpe —dijo Kagome a la secretaria—, tengo una citación para estar aquí.

—¿Nombre? —pregunto la secretaria de mala forma.

«Podría atender mejor y cambiar esa cara de amargada». Pensó Kagome con molestia mirando a la mujer.

—Higurashi Kagome.

—Lo lamento, debe ser una confusión porque nadie me aviso que vendría sino el Sr. Taisho me lo haría saber.

—Pero... —Kagome intento hablar, pero fue interrumpida.

—Por favor, ya puede retirarse.

—Yo que usted tendría cuidado como se dirige a las personas que vienen a verme a mí.

Una fría y severa voz resonó por todo el lobby haciendo que los empleados dejaran de hacer sus tareas para mirar al hombre que había hecho acto de presencia. Tanto la secretaria como Kagome miraron en la dirección dónde provenía la voz.

Kagome dejó de respirar al ver que la persona quien estaba en frente de ella era Sesshomaru. Él estaba diferente, se veía más humano como en la foto que le mostro Shippo, su larga cabellera platinada ahora estaba corta hasta la altura de sus orejas y sus marcas como garras habían desaparecido.

Aunque Shippo tenía razón, Sesshomaru seguía siendo igual de inexpresivo.

—Señorita Higurashi, sígame —ordeno Sesshomaru dándose vuelta.

Kagome miraba perpleja al hombre. «Vaya aprendió modales después de siglos y dejo de llamarme humana. Shippo no mentía cuando dijo que había cambiado.»

Siguió a Sesshomaru con nerviosismo hasta que ambos entraron al ascensor. La música se le hacía incomoda a Kagome sobre todo porque el hombre-demonio a su lado se mantenía impasible.

—Tantos siglos y no sabía que las sacerdotisas tenían una larga vida —comento Sesshomaru con el mismo tono monótono.

—Eso es porque viajaba a través del pozo —explico Kagome con alivio, al fin saliendo del silencio.

~A causa de una flecha~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora