♥ Capitulo 6- San Valentin

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Ese 1 de enero, Kagome vestía su traje de sacerdotisa mientras junto a su familia daban las bienvenidas a las personas que visitaban su templo

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Ese 1 de enero, Kagome vestía su traje de sacerdotisa mientras junto a su familia daban las bienvenidas a las personas que visitaban su templo. En épocas festivas como Año Nuevo, por tradición mucha gente visitaba el templo para hacer plegarias y comprar amuletos o omikuji (predicciones de la fortuna).

Veía a muchas personas con sus kimonos pasear por el templo mientras charlarban felizmente; debía admitir que amaba esa época del año. Al caminar entre la multitud de personas se detuvo en frente del Árbol Sagrado, una sonrisa melancolía apareció en su rostro y una imagen vino de repente a su mente cuando vio por primera vez a Inuyasha sellado en el árbol. Aunque hubiera pasado casi tres años, ese árbol era un recordatorio constante de sus recuerdos en la Era Feudal que nunca olvidaría.

Aun recordaba su actitud de hacía tres años atrás, cuando dormía poco debido a las pesadillas, se distraía con facilidad en la escuela haciendo que rendimiento decayera y no comía debido a que tenía un nudo de angustia en su estómago y que parte de eso, era el recordatorio constante cuando pasaba en frente del santuario donde estaba el pozo. Su madre preocupada por su comportamiento la había llevado a un psicólogo donde este le había recomendado que se distanciara temporalmente de la causa que provocara esa angustia.

El consejo del psicólogo, hizo que su madre tuviera la idea de mandarla a pasar un tiempo con su hermano y sobrina sabiendo que el templo le hacía rememorar recuerdos muy fuertes a ella. Cuando se instaló en la casa de su tío y prima, les explico que estaba pasando un momento difícil y que tenía muchas pesadillas; en ese momento Kotoko le había sonreído mientras abría sus brazos dándole una gran bienvenida.

Todos los momentos que paso con Kotoko fueron clave para su mejoramiento, ya que su prima siempre se encontraba animada y la ayudaba bastante cuando tenía pesadillas por la noche, haciéndole compañía cuando no podía dormir. Kotoko había sido una buena influencia porque está siempre pasaba por situaciones que no eran gratas, pero nunca se mostró deprimida en momentos difíciles, sino que ella tenía una tenacidad para superar sus problemas.

Al vivir con Kokoto, hizo darse cuenta que estaba haciendo una tontería y que había hecho preocupar mucho a su familia. Lo reflexiono por un tiempo y se dio cuenta que nadie quería verla a si incluido Inuyasha y el resto de sus amigos. Lentamente y por un tiempo, entendió que a pesar que soñaba con Naraku este ya no existía por lo que no debía preocuparse. Soñar que la parte demoniaca de Inuyasha intento atacarla, ya parecía absurdo porque Inuyasha nunca intentaría lastimarla y menos intencionalmente. Y, por último, estaba la angustia de no saber si sus amigos estaban bien y el hecho de no haberse podido despedir correctamente, tuvo que pensar en positivo de que ellos estaban bien y que el peligro que era Naraku, ya no existía, por lo tanto, Shippo, Miroku, Sango e Inuyasha debían encontrarse en paz y a salvos.

Con el tiempo, las pesadillas desaparecían y su apetito volvía a la normalidad mientras que Kotoko era su fiel compañía que la felicitaba por su mejoramiento. Después de días, los fines de semanas volvía al templo para pasar tiempo con su familia dándose cuenta que su ánimo ya no decaía cuando estaba cerca del pozo.

~A causa de una flecha~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora