Océano

Capítulo 9: El infiltrado

- ¿Quieres que nos quedemos para ayudarte? - Pregunta Ander al doctor.

- No hace falta, ahora ya me apaño yo solo. Por favor, únanse a Nela  y a los demás en buscar el ojo de sirena. - Contesta el doctor.

- Doctor, tutéanos, somos amigos. - Dice Carlitos antes de irse de la casa en la que habían dejado al Doctor con su primo.

Por otro lado, Jon, Aingeru y David ya habían encerrado en celdas a los soldados. Al parecer sí existía un edificio contiguo al ayuntamiento que funcionaba como comisaría y cuartel.

- ¿Quién hubiera dicho que las sirenas  tendrían policías? - Se pregunta David en voz alta.

- Ya te digo... - Dice Jon.

- ¿Y ahora que hacemos contigo? - Pregunta Aingeru al capitán.

- Lo mejor es que lo que tenga que explicar, nos lo explique a todos. - Dice Jon.

- Vale, pues llévalo con el doctor. Y esperadnos allí. - Dice David.

- ¿Y dónde están? - Pregunta Jon.

- Sabemos lo mismo que tú... Pregunta mentalmente... - Responde Aingeru. - Nosotros vamos con Nela. - Dice Aingeru saliendo por patas, bueno, por aletas.

- Jajaja ¡Qué graciosos! Capitán, usted viene conmigo.- Dice Jon al tritón cabizbajo.

Jon hizo lo que debiere. Mientras tanto David trataba de detener a su primo.

- Espera Romeo. - Detiene David a Aingeru. - Antes de acercarte a ella, que solo no te voy a dejar, no queremos accidentes, lo que no entiendo todavía es cómo reaccionas a ella si no desprende ningún olor.

- Eso lo dirás tú... Es como si se hubiera echado un litro de colonia encima...

- Vale. Primero, tengo una cosa para darte en el baúl. Lo encontré antes, cuando reconstruimos la ciudad. Creo que es lo que Nela y el Doctor buscaban.

- ¿El ojo de sirena? 

- Sí. Si se lo das tú, controlándote claro está,  llamarás su atención ¿No es eso lo que quieres? Porque está claro que te gusta y la verdad, ella no es nada fea. Aunque  ha simple vista costaría entender porque sale contigo si lo consiguieras.

- Jajajajaja... Muy gracioso seguro que contigo sí pegaría.

- Bueno que no te enrolles ¿Te mola sí o no?

- Si tan claro lo tienes ¿por qué me lo preguntas?

- Hay que llamar su atención disimuladamente, ya has reconstruido la ciudad con nuestra ayuda, has encerrado a los soldados que la tenían cautiva, y ahora le das la joya que tanto buscaba. Si no se fija en ti, es porque eres tonto. Solo actúa normal, lo has hecho por ayudar y ya está. 

- Vale, pero me habéis ayudado a hacerlo.

- Ya pero no te restes importancia, tampoco presumas de ello. Yo puedo ayudarte a entablar conversación, pero después os dejaré solos. Tenemos que reunirnos todos donde el doctor, así que supongo que buscaré al resto, e iré hacia allí. De mientras os podréis conocer.

- ¿Por qué haces esto?

- Considéralo una tregua entre los dos, no tenemos por qué ser los mejores amigos del mundo, pero tenemos que ser  al menos, capaces de ayudarnos entre nosotros, si tu necesitas ayuda y  yo te puedo ayudar, quiero hacerlo sin mal rollos de por medio, al igual que si pasara al revés, no me quiero sentir incomodo si me tuvieras que ayudar por algo.