Capítulo 10: Un primer paso

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- Oye ¿Falta mucho? – Pregunta Laura.

- Yo qué sé ¿Por qué no le preguntas a Lilia?

- Tenemos que llegar a Ywain. Es una de las ciudades más alejadas de la capital del reino del atlántico norte. No sé cuánto falta, hay que llegar a la altura de Canadá. Además, es una ciudad un poco turbia, en los suburbios tengo entendido que se está dando una gorda, así que vamos a intentar pasar desapercibidas.

- ¿Y qué vamos hacer allí? – Pregunta Anjana.

- Conseguir la primera joya, el cristal de primavera. – Contesta Lilia.

- Hace tiempo leí una leyenda sobre los cristales de primavera, decía que se formaban muchos y que ayudaban a proliferar el fito plancton marino.

- Así es, esas leyendas son de la abuela, Laura. – Contesta Lilia.

- ¿Y tienes alguna pista de dónde pueden estar? – Pregunta Anjana.

- Sí, pero no te preocupes, no es algo difícil de conseguir. En el mismo mercado que hay en la plaza de Ywain podemos conseguir una. Aunque la vamos a tener que robar, porque yo dinero no traigo. – Explica Lilia.

- ¡Genial! Vamos a robar en una plaza, dentro de un mercado, en una ciudad de negocios turbios ¡fantástico! ¿Qué es lo que nos puede pasar? – Se pregunta en voz alta y de manera irónica Anjana.

- Además, necesitamos conseguir inhibidores y supresores para ti, Laura. Podemos decir que nos los han quitado para que nos los den gratuitamente.

- Vale. – Contesta Laura.

--------------------- En algún recoveco de la ciudad de Ywain -----------------

- Ciro, ayúdame a colocar la compra, cuanto antes terminemos antes podremos ir a entrenar. Tus hermanos han limpiado las termas, así que podremos bañarnos después.

- ¡Ya voy papá! – Grita desde lejos Ciro, pensativo y preocupado, recordando cómo su último ataque, solo provocó que David desarrollara sus poderes. 

Estaba resentido y frustrado, se sentía chantajeado por el tritón de la perla rosa. Sus sentimientos, sus secretos, su vida íntima, todo estaban en aquella caracola de plata. Todos esos recuerdos y experiencias, no podían caer en manos de sus hermanos. Tampoco podía permitir que nadie empleara la energía de esa caracola ni mucho menos hacer público lo que había en ella. La integridad de su familia estaba en juego.

- Ciro ¿Te pasa algo?

- No nada... Solo estaba pensando ¿Qué técnica me vas a enseñar a usar? Ya se usar el géiser, se crear nubes calientes, generar vapor, crear y controlar ventiscas, formar nieve, lanzar hielo...

- Te faltan aprender 5 conjuros más, además de tres técnicas secretas, sin contar las dos que te voy a enseñar a hacer hoy. Una de ellas se llama la palma blanca, todo lo que toque se convertirá en hielo automáticamente, se petrificará. La otra técnica es el juicio sagrado, es un rayo blanco, que congela incluso a la luz, aunque si le das a alguien lo matarás, así que ten mucho cuidado cuando lo uses.

- ¿Cuáles son los conjuros?

- La aurora de cristal, la tundra helada, y el volcán del vaho. Y las técnicas secretas de...

- Vale, vale no te enrolles que está noche he quedado con alguien.

- ¿Con quién? ¿Un amigo?

- Sí, más o menos... Es un príncipe tritón...

- No se te ocurra atacarlo, las princesas sirenas son las únicas que pueden restaurar la paz en el océano.

- Ya lo sé... - Suspira algo deprimido Ciro, sabiendo que ya los había atacado en varias ocasiones.

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