HISTORIA DE SLENDERMAN

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Muchos dicen que soy malvado, pero no lo soy.

Muchos dicen que soy diferente, pero no lo soy.

Muchos dicen que soy demente, pero no lo soy.

Estoy solo. Camino solo; sin nadie que me consuele, sin nadie que me ame.

Yo solía ser normal, como tú.

Curioso, siempre he odiado formar parte de la gente "normal".

Debes apreciar lo que tienes. Debes rezar para que nunca tengas que sentir lo que yo siento.

Odio. Depresión. Abandono. Traición.

Todos vosotros tenéis vidas. Tenéis esperanza. Yo he perdido todo eso por culpa de un loco.

¡Él es el malo! ¡NO YO!

¡Él se llevó mi vida, mi esperanza, mi todo!

¡Me dejó en la miseria después de su maldito experimento!

Me recibió con los brazos abiertos. Me prometió una vida nueva. Una mejor que la que había tenido. ¡Él me ENGAÑÓ!

¡Me robó todo lo que tenía! Todavía recuerdo ese día...

Yo era un chico fuerte. Acababa de terminar el instituto. El sol brillaba, pero yo estaba amargado. Sentía como si todo aquel que veía me mirara, ¡juzgándome! Y lo hacían, cómo lo hacían...

Mi camino a casa durante el último día del curso fue el infierno de siempre. Los chicos se montaron en sus coches y gritaron: "¡MARICÓN!" y "¡GILIPOLLAS!" Yo simplemente lo aceptaba, ¿o no?

Una idea me pasó por la cabeza: "estos tipos me mataran poco a poco de todos modos, ¿por qué no hacerlo rápido y sin dolor?" Estaba cegado por la angustia. Si hubiera sabido entonces lo que sé ahora, nunca me hubiera atrevido a coger esa cuerda del sótano.

Pero, ¿dónde hacerlo? No en mi casa. Odiaba a mi madre, pero no lo suficiente como para causarle un trauma. Elegí un callejón a las afueras de la ciudad. Ya estaba atando la cuerda a una farola cuando él se coló en el callejón.

-Joven, ¿qué estás haciendo?

-¡Acabar con esto!- respondí.

-¿Estás loco? Ven, ven conmigo. Creo que puedo ayudarte.

-¿Ayudarme? Tú sí que estás loco, viejo. ¡Déjame morir tranquilo!

-¡No, no puedo hacerlo!- dijo y me agarró del brazo-Ven.

Luché, pero tiró con más fuerza. Me caí y él me agarró de nuevo. Rápidamente me arrastró adentro de un edificio y cerró la puerta detrás de nosotros.

-Joven, creo que puedo ayudarte. Sé cómo te sientes. Solo escúchame.

-¡Maldito seas! Bien, pero date prisa.

-Una vida es algo valioso, pero ¿qué dirías si yo te ofreciera una totalmente nueva y gratis?

-Diría, ¿dónde coño hay que firmar?

-Bien. He estado haciendo una investigación sobre la anatomía humana y después de unos cuantos experimentos, creo que soy capaz de manipularla. Puedo convertirte en cualquier cosa o persona que desees. Claro, existen algunas condiciones.

-¿Cómo cuales?

Sacó una hoja de papel y dijo:

-Bien, primero firma aquí.

-¿Qué pasa si no quiero?

-Bueno, en eso consiste la segunda condición... tú no tienes elección.

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