*ocho

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quinta semana y media de cuarentena

Pasar tiempo con Mauro se había vuelto más lindo.

Ahora estábamos más apegados, más unidos y cariñosos.

Realmente me gustaba como estábamos ahora.

¿Desearía estar mejor con Mauro? Obvio que sí, pero eso no se iba a poder, y lo sabía muy bien.

Pero bueno, por ahora me conformaba con eso.

Estábamos comiendo unas empanadas y milanesas en el comedor, él estaba sentado al lado mío. No me acuerdo con que excusa, Mauro se sentó al lado mío un día, desde ese día, nos sentamos así.

Y no me disgusta, así estamos un poco más unidos, no me quejo.

- Matías, tenés un poco de tomate - dijo mirándome y riéndose.

- ¿Dónde boludo?

- Acá - dijo posando su dedo en la comisura de mis labios, se quedó mirando, paralizado.

- Lo podés... quitar?

Deslizó su dedo por mi labio, sus ojos se mantenían en mi boca, estaba muy nervioso, ¿qué intentaba hacer?

Finalmente sacó su dedo de mis labios, con un trozo de tomate en él, el cual se metió en su boca y se lo comió ¿Qué éstas intentando Monzón?

- Ya está Matías - dijo volviendo a comer, tan tranquilo como si nada.

Mi corazón latía como nunca, estaba casi temblando, jamás lo había tenido tan cerca.

El apetito había desaparecido, ya no. tenía ganas de comer, Mauro removió todo mi estómago.

Me levanté de la mesa, y fui a dejar y lavar mi plato.

- Matías, ¿he hecho algo para molestarte? - dijo detrás mío, rascándose la nuca.

- ¿Qué? No ¿por qué preguntás eso?

- No se, te has ido así sin más del comedor, si te ha molestado me lo podés decir Matías.

- Nono, posta que no me ha molestado nada, solo ya no tengo hambre.

- ¿Podemos ir a ver una película? Porfa amor - la primera vez que escuchaba esa palabra salir de la boca de Mauro, y era dirigida hacia mí - ¿Matías?

- ¿Qué? Oh sí sí, vamos - dije agarrando su mano yendo hacia el salón.

Estuvimos toda la tarde viendo una película y jodiendo entre nosotros.

Lo había pasado realmente bien. Mauro estos días estaba muy tierno, y eso me encanta, no lo vamos a negar, es un amor.

Llegó la noche, yo estaba bastante cansado, así que quería ir a dormir pronto.

- Mauro, ¿vamos a dormir? Porfa - le dije con un puchero.

- Dale, vamos - dijo agarrando mi mano para llevarme hacia arriba.

Llegamos a mi habitación, él se quitó la remera para dormir mejor. Estaba fabuloso, dios mío Mauro.

Lo miré de arriba a abajo, uf.

- ¿Qué? - dijo él percatándose de como lo miraba.

- Estas muy lindo - dije sin un pelo en la boca, pero nervioso.

- Mm gracias - dijo acostándose a mi lado, también nervioso.

Me giré para poder verlo mejor, cosa que él también hizo, haciéndonos quedar cara a cara.

- ¿Te gusta alguien? - preguntó repentinamente.

- ¿Qué? Mm no - dije lo más firme que pude, de todas formas no sirvió mucho.

- ¿Seguro?

- Sí, totalmente - dije ahora sí, serio - ¿A qué viene eso?

- No se, curiosidad, no más.

- Mm bueno - dije dudoso.

- Si tuvieses que salir con alguien, ¿con quién seria?

- Qsy, con vos, supongo - dije con un toque de nervios, ¿a que venía todo esto?

- ¿Conmigo? - dijo él abriendo un poco más lo ojos.

- Si, no se, sos al que más quiero y más confianza tengo.

- ¿Posta?

- Ay Mauro dejame - dije dándome la vuelta, dándole la espalda.

- Buenas noches enojon - dijo posando su brazo en mi cintura, abrazándome.

- No estoy enojado.

- Decimelo a la cara.

- No.

Mauro suspiró, resignado.

- No estoy enojado con vos - dije girándome, viendo que seguía mirándome.

- Pensaba - dijo acariciando mi mejilla con su pulgar, no hagas eso Mauro - Ahora sí, buenas noches lindo - mis ilusiones aumentaron.

- Buenas noches Mau - dije abrazándolo.

cuerentena / litckoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora