C A P Í T U L O 5: E L M O N S T R U O

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En medio de la noche, y alejándose del ruido de aquel nightclub, Haechan caminaba hacia la furgoneta en la que se hallaban sus hyungs monitoreando el desarrollo del cometido. Para ello debía atravesar varias cuadras desoladas y lo que de seguro, años atrás, se había tratado de un verde parque, el que ahora estaba deshecho y abandonado. Iba solo, pues Mark se había quedado atrás, dentro de aquel antro, ya que no era conveniente que los vieran cerca.

Antes de abandonar aquel recinto, Haechan se acercó al sujeto que le había indicado Changmin, el que efectivamente vendía varios tipos de droga, entre ellas, Mad Dog. Apenas si había dirigido palabras con aquel tipo, pues se había mostrado bastante arisco y reacio al trato con las personas más allá de lo que involucraba la venta de los productos, por ende no había logrado estudiarlo del todo. Sin embargo, tal y como había dicho Max Changmin, al castaño le había vendido aquel producto a un precio bastante menor del que costaba comúnmente, el que de todos modos, era bastante más accesible que los tan anhelados antídotos. Tratando de ocultar aquel repudio que sentía por aquel polvillo blanco, el castaño lo había guardó en su bolsillo luego de pagar al hombre, para finalmente irse de aquel lugar.

Mientras avanzaba por las silenciosas calles, el castaño sintió un ruido de cerca, como el de unos arbustos removiéndose. Rápidamente se detuvo en seco y se puso alerta. Observó en varias direcciones, más no logró ver nada que significara algún tipo de peligro, por lo que retomó su marcha.

_ ¿Me estaré volviendo paranoico...?_ murmuró.

Pero entonces desde los arbustos de aquel parque abandonado hizo aparición una figura, la que en principio Haechan identificó como un humano, sin embargo aquella primera impresión rápidamente fue abandonada, pues al enfocar bien su vista, se percató de que se trataba de un caminante. Su piel grisácea con todos verduzcos, aquellos ojos amarillos y que parecían desorbitados, la espuma que salía de su boca, y aquella manera de caminar dando tropezones indicaron al menor que se encontraba en presencia de un caminante, y aquello era innegable. Haechan se estremeció en aquel instante, pues no se encontraba armado, ya que habían decidido que era lo mejor en caso de que lo registraran. Sin embargo, intentó mantenerse calmado, solo era un caminante, si se alejaba rápido de ahí aquel ser no representaba una mayor amenaza. Pero aquella calma solo duró un par de segundos, pues de pronto, el infectado fijó su vista en Haechan, y comenzó a acelerar su paso. Y supo entonces el menor, que se encontraba frente a uno de sus peores miedos...un caminante de Mad Dog.

No era la primera vez que el castaño se enfrentaba a uno de ellos, antes ya lo había hecho, disparandoles con un rifle a varios metros de altura. Jamás había vuelto a ver uno tan de cerca, y mucho menos encontrándose así de indefenso...no desde que su hermano se había convertido, acabando con su madre para luego ir tras él. Ahora... sentía miedo.

Estaba paralizado, no podía moverse. Tampoco sabía que hacer, correr era inútil, porque de seguro al momento en que sus pies se echaran a correr, aquel ente aceleraría también su paso alcanzándolo al instante. Su ingenio en aquel momento no funcionaba, no era capaz de pensar en nada producto del miedo.

Aquel caminante se encontraba muy cerca, se veía embravecido mientras emitía aquellos gruñidos dignos de un animal.

Haechan se encontraba completamente solo en aquel sitio.

Entonces cerró sus ojos, cuando creyó que acabaría muriendo igual que su madre. Pero el sonido de un disparo hizo que los abriera de golpe, al mismo tiempo en que los frenéticos latidos de su corazón parecieron cesar.

Aquel ente cayó frente a sus ojos, pues una bala le había destrozado el cráneo.

Haechan buscó enseguida al dueño de aquel disparo, solo para divisar a Mark a unos metros distancia empuñando el arma. Y solo en ese momento, el castaño pudo respirar en paz.

ZONA 127 (Neo Zone)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora