Capítulo II. Kakashi Hatake

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Dormía profundamente cuando mamá movió mi hombro haciendo que despertara, los rayos de sol que entraban por mi ventana me dieron en la cara y abrí los ojos con dificultad

— Vamos cariño levántate, te espero abajo para desayunar — mamá se fue antes de que pudiera contestarle. Me estiré, me eché agua en la cara, cepillé mis dientes y bajé a desayunar.
Mamá servía la comida y se sentó frente a mi.

— Tengo que ir a comprar algunas cosas, ¿quiéres acompañarme? — preguntó mi madre

— Claro — respondí

Terminamos el desayuno, ayudé a mamá con los platos, tomé una ducha y me puse mi vestido favorito, me acomodé una cinta en mi cabello y bajé con mamá para irnos.

Mamá sujetaba mi mano mientras caminábamos por la aldea. Hablamos de cosas triviales, más bien ella respondía mis preguntas y yo asentía continuamente. Llegamos a un puesto donde había muchas hierbas, yo miraba confusa, la mayoría parecían igual pero mi madre las examinaba y escogía cuidadosamente.

— Huele esta — dijo mi madre mientras me acercaba una hoja.

— Iugh, huele muy mal — mi madre rió ante mi gesto de desagrado.

— ¿Qué tal esta? —

— ¡Vaya, qué rico! — exclamé con una sonrisa, la tomé y seguí oliendo aquella hoja mientras mamá seguía con sus compras, ese olor era tan agradable que no pude evitar la ansiedad de morderla, me arrepentí al instante, un líquido en mi boca apareció y sabía muy amargo.

— ¡Ahhh! —grité.

— No, ¿qué haces? — mamá me quitó la hoja y me obligó a escupir para después soltar una carcajada. Yo la miraba con el ceño fruncido pero después me reí con ella.

Terminamos las compras y mamá me volvió a tomar de la mano para irnos, ella me contaba sobre las hojas que había comprado cuando de pronto detuvo el paso.

En seguida voltee a verla y su rostro había cambiado, su expresión era de asombro y sus ojos tomaron un brillo que nunca antes le vi, su mano comenzó a sudar y su agarre endureció. Dirigí mi vista hacia la dirección de su mirada y vi un hombre frente a nosotras, alto, fornido, su rostro dibujaba una media sonrisa y con el mismo brillo en los ojos que mi madre. Su cabello era blanco y brillante, sus ojos pequeños y sus labios delgados.

— Tori —dijo él con una sonrisa.

— Sakumo — correspondió mi madre con la misma sonrisa.

— Ha pasado mucho tiempo — dijo él.

— Lo sé — dijo mi madre con nostalgia.

— ¿Cómo has estado? —

— En realidad, muy bien, vinimos a comprar unas cuantas cosas — Él bajó la mirada y me miró con una sonrisa, yo no sabía muy bien lo que pasaba pero la forma en que esos dos se miraban era sospechosa. — Ella es ____, es mi hija — continuó mi madre.

— Es muy linda, igual que tú — mi madre se sonrojó al igual que yo al oír las palabras de aquel hombre.

— También he venido con mi hijo — él se hizo a un lado dejando ver a un niño de mi edad. Mi corazón comenzó a latir con fuerza, mis ojos se abrieron de más y mi temperatura subió, era obvio que mis mejillas tomaron un color rojizo, lo sentí, quería esconderme pero mi cuerpo no respondía. Ese niño que estaba frente a mi me miraba fijamente, tenía el cabello igual que su padre, llevaba cubierta la mitad de la cara pero aunque no viera su rostro, podría jurar que estaba igual que yo. Me pareció lindo. — Anda, saluda hijo — dijo su padre mientras ponía su mano en su hombro.

— Hola, soy Kakashi — dijo aquel chico estirando su mano.

— Hola — contesté con una sonrisa  — mi nombre es ____ — estreché su mano sin dejar de verlo.

— ¡Vaya! — exclamó el señor Sakumo interrumpiendo mis pensamientos y recordándome que debía soltar la mano de su hijo, — ¡pero que ojos tan bellos! — yo no pude evitar sonrojarme ante su comentario y solo reí y le di las gracias. Seguía mirando a aquel niño, parecía muy serio y eso me intrigaba más — Kakashi y yo venimos de inscribirlo en la academia, al parecer las clases comienzan en una semana — continuó aquel hombre.

— Si, también ____ asistirá, así que estarán juntos — me emocioné ante las palabras de mi madre, si antes tenía ganas de ir a la academia, ahora se habían triplicado con aquel chico.

— Espero que sean grandes compañeros. —

— Yo creo que así será — dijo mi madre con una amplia sonrisa. Aquel hombre y mi madre se vieron a los ojos por unos cuantos segundos sin deshacer su sonrisa, hasta que Kakashi le dio un pequeño codazo a su padre.

— Me dio mucho gusto verte Tori, ojalá podamos volver a vernos —

— Claro — dijo mi madre nerviosa — también espero volver a verte pronto. —

— Hasta pronto Tori — pausó un momento y me vio — un gusto conocerte ____. —

— El gusto es mío señor Sakumo — dije con seguridad y voltee a ver a Kakashi.

— Hasta luego, te veré en la academia- dijo aquel niño peliplata.

— Adiós — me despedí y regresé con mamá muy contenta de haber visto aquel niñito. A partir de ese día, me dedicaba a contar los días para volver a verlo, deseaba que pudiéramos ser grandes amigos.

No Tan Tarde (kakashi y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora