Llegó el gran día, me levanté tan rápido como pude de la cama, me bañé en seguida y me puse un vestido, cepillé mi cabello más de lo normal, lo arreglé un poco con mi cinta.
— Me gusta — pensé en voz alta.
Bajé a desayunar y mamá aún seguía preparando.
— ¿Ya estás lista tan temprano? — preguntó mi madre.
— Así es — dije con ansias —¡hoy es mi primer día! —
— mmm, ¿segura que es por eso? — me miró mi madre con sospecha.
— S... Si... ¿Por qué más sería? — bebí leche para disimular mi nerviosismo, pero ella me seguía mirando, después asintió y siguió en lo suyo.
Desayunamos y mamá me contaba de su primer día en la academia y yo escuchaba con atención. Terminé de desayunar y aún era temprano, dejé caer mi cuerpo totalmente en la silla y me crucé de brazos pidiendo al cielo que ya fuera hora de irnos.
Llegamos a la academia, era tal y como la había imaginado, había niños por todos lados con sus padres, todos se veían felices y orgullosos, me despedí de mi madre y entré. Apresuré el paso para llegar a mi salón, cuando estuve frente a la puerta me detuve y respiré hondo preparándome. Entré el salón y casi estaba lleno, la mayoría desvió su vista hacia mi, me miraban curiosos mientras otros seguían conversando y riendo, me paré frente al salón y comencé a buscar una peculiar cabellera, hasta que la encontré, aquel chico se encontraba en uno de los asientos más altos, me decidí, apreté los puños y fui hacia él.
— ¡Hola! Me llamo... — Tomé asiento rápidamente en un lugar que afortunadamente estaba vacío. Una chica se había atravesado en mi camino y saludó a Kakashi antes que yo. Pasaron unos pocos minutos cuando apareció un hombre con uniforme jounin diciendo que era nuestro sensei. La clase pasaba entre presentaciones y normas básicas de un shinobi.
De pronto, sentí una mirada sobre mi, voltee y era Kakashi, mantuvimos la mirada unos segundos y él me saludó con su mano, le dediqué una sonrisa e imité su acto.
El dia había terminado, tomé mis cosas y salí para encontrarme con mi madre, me apresuré a ella sin ver que platicaba con alguien. Era Sakumo.
— Hey, ¿qué tal el primer día? — preguntó él.
— Bien, normal — dijo una vocecita, era Kakashi, ni siquiera me di cuenta cuando llegó. Mientras más lo miraba, más llamaba mi atención.
Nuestros padres siguieron conversando y nosotros solo esperábamos, al despedirnos mi madre los invitó a comer y ellos aceptaron.
Llegamos a casa y ella comenzó a hacer mucha comida, traté de ayudarla pero no hice gran cosa. Me cambié por algo más cómodo y me entretuve leyendo un libro.
Tocaron la puerta, mamá se quitó el mandil y acomodó su cabello, se notaba nerviosa. Abrí la puerta y frente a mi estaba Kakashi con un refractario de vidrio en sus manos, le sonreí alegremente.— Hola, bienvenidos, pasen por favor — invité a ambos peliplata.
— Muchas gracias. —
La comida salió mejor de lo que esperaba, Sakumo nos contaba sobre sus misiones y aspectos generales sobre el mundo. Cada vez me maravillaba más con lo que decía, casi que no podía con la emoción, en ese momento supe que quería ser tan fuerte y reconocida como él, viajar y conocer mucho y ser realmente grandiosa.
Desde ese día la relación entre todos mejoró, Sakumo y Kakashi iban más seguido a la casa a comer o a veces solo a conversar, Kakashi y yo nos divertíamos mucho, jugábamos todo el tiempo en el patio trasero. Corríamos en círculos, saltabamos, competíamos en quien llegaba primero a la copa del árbol, a veces me colgaba de la soga que estaba sujeta a la rama del árbol y él me balanceaba, me subía a su espalda y él corría mientras yo gritaba y reía con fuerza, jugábamos escondidas y generalmente él solía quitarme mi cinta del cabello y yo lo perseguía por todo el patio hasta que uno de los dos cedía, pero un día puse una trampa, hice un agujero en el patio y lo camuflajeé con el mismo pasto, lo hice cuidadosamente para que él no se diera cuenta, ya que era muy astuto. Al día siguiente llegó solo, ya que en la academia le había invitado a comer en mi casa a las 4. Llegó puntual, lo hice pasar y después de comer y conversar con mi mamá salimos al patio a jugar, Sakumo nos había enseñado a jugar ajedrez y nos había encantado, pero se volvió tedioso cuando ninguno de los dos ganaba, siempre terminábamos acorralados por ambos y sin movimientos legales.
— Oye, esto ya no es divertido. —
— Lo sé, nunca podemos ganar. —
— Tienes algo en la cabeza. —
— ¿Qué cosa? —
— Ven, acércate — obedecí al peliplata inocentemente. Él acarició mi cabello y rápidamente me arrebató mi cinta de mi cabeza.
— ¡Oye qué tramposo! — le grité y lo perseguí para que me la devolviera. Muy dentro de mi controlaba una risa maliciosa, no podía esperar a que cayera en la trampa. Le aventaba ramas y piedras para acorralarlo y acercarlo a mi pequeña trampa, él me miraba sorprendido pero esquivaba mis ataques ágilmente, ya faltaba poco, tenía que seguir así. Kakashi corría por el patio muy seguro que no lo alcanzaría y estaba en lo cierto, pero no contaba con que yo tenía un plan; Kakashi pisó mi trampa y cayó en el hoyo pero reaccionó rápido y se alcanzó a sujetar para no caer por completo
— ¡¿Qué?! — gritó — ¡Me tendiste una trampa! — corrí más fuerte para quitarle mi cinta, casi lo tenía cuando dio un gran brinco y salió de mi trampa, me lancé sobre él y tomé lo primero que sentí. Su cabello. Lo sujete fuerte y tiré hacia atrás, haciéndolo caer de espaldas. Nos miramos muy sorprendidos por unos segundos, no podía creer lo que había hecho, no me gustaba ser pesada y mucho menos con él, estaba tan apenada que ni siquiera pude pedirle disculpas, supongo que él estaba igual que yo, jamás me había comportado así con él. Así nos quedamos unos momentos más hasta que no pudimos contener la risa, me tiré al suelo junto con él y paramos hasta que nos dolió el estómago. Me recosté a su lado y pasamos lo que restaba de la tarde viendo las nubes, Kakashi y yo teníamos si no es que la misma, una percepción muy similar, nuestra lógica y análisis eran casi iguales, al final sólo afinabamos detalles, quizá por eso éramos tan compatibles y nos llevábamos muy bien. Hubo un momento de silencio pero eso no importaba, estar junto a él me transmitía seguridad y tranquilidad.
— Eres mi mejor amigo — dije sin rodeos.
— También tú eres mi mejor amiga —
— ¡Kakashi! — se escuchó la voz de mi madre — tu papá vino a recogerte — Kakashi se incorporó y nos despedimos.
— Gracias, hasta mañana — entró a la casa y después se fue.
No importaba cuánto pasáramos jugando, nunca era suficiente, no podía evitar sentirme triste cada que se iba, pero me confortaba la idea de que lo vería al día siguiente en la academia. A pesar que Kakashi y yo nos llevábamos tan bien, cuando estábamos en la academia casi no hablábamos a menos que fuera necesario.
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No Tan Tarde (kakashi y Tú)
FanfictionKakashi y ____ se conocen desde niños, fue amor a primera vista, sin embargo ambos han pasado por situaciones difíciles y dejaron de lado aquello que pudieron llegar a sentir o eso es lo que creyeron. Ambos tomarán un camino distinto pero por obra...