Resurrección

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Advertencias: Drama, llanto, empatía y LOKI.

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 "Si fallas, no va haber reino, ni luna desierta, ni grieta en la que puedas esconderte"

Crack.

"Yo Loki, Principe de Asgard... hijo de Odín, legitimo rey de Jotunheim, dios de las mentiras, te ofrezco solemnemente mi eterna lealtad"

Crack.

"¡Loki!"

Crack.

Un sonido que jamás desearía volver a escuchar.


I.

Regresó a la vida en una exhalación profunda y una tos seca y estrambótica. Jadeó horrorizado llevándose las manos al cuello demasiado aturdido por el simple hecho de poder pasar aire hasta sus pulmones y que su cabeza continuara en su lugar cuando hacía apenas segundos había sido desencajada de su espina dorsal.

Tosió largo y tendido, dando bocaradas de aire entre lágrimas y el más absoluto horror.

Estaba vivo, sin idea de cómo o por qué, pero lo estaba y era terriblemente doloroso.

Se mantuvo largos minutos allí, postrado en una inmensa habitación que reconoció como suya en palacio, su pecho subía y bajaba con extrema velocidad y su piel estaba perlada de un sudor helado que le pegaba la ropa al cuerpo.

Desde la ventana se podía apreciar el amanecer en rayos dorados que chocaban contra la piedra labrada y la seda de las cortinas, olía a canela y flores del huerto que estaba justo bajo su palacio, todo se sentía en su lugar salvo por sus pulmones y la sensación de que su cabeza debería estar lejos de su tronco.

—¿Qué es todo esto? — susurró para sí mismo. Su voz sonaba ronca, pero mucho más juvenil y saludable de lo que recordaba de la suya.

No quería pensar, solo quería desaparecer.

Había fracasado de tantas y variadas formas, vivido en la más absoluta de las mentiras y muerto como un perro miserable sin una redención por todos sus actos. Qué vida más desgraciada y absurda había vivido todo ese tiempo.

Una vez más sereno y seguro que su cabeza no fuera a caer a sus pies de la nada, hizo el esfuerzo titánico de levantarse de la cama en mareos y una sensación de pesadumbre como si la gravedad lo fuera a lanzar contra el piso. Se alejó con cuidado, afirmándose de la pared hasta el inmenso espejo cerca de su librero favorito.

Como ya había comprobado al abrir sus ojos la habitación era tal y como recordaba antes de todos los eventos que lo llevaron a la perdición. Incluso las manchas de tinta impregnadas en la alfombra que había derramado Thor cuando eran niños en una pelea infantil seguía ahí. Las pinturas, los bocetos, las pociones, todo en un mismo lugar.

Rápidamente estaba haciéndose una idea de lo que estaba pasando, lo que le gustaba cada vez menos.

Una vez frente al espejo y con una inhalación profunda alzó su rostro encontrándose con lo que ya sospechaba. La imagen que le devolvía la mirada era totalmente extraña y surreal: era él, pero no. Una versión suya más joven, más sana, libre de cualquier rastro de maldad o dolor.

Se llevó ambas manos a la cara, sintiendo la inmaculada suavidad de esa piel en un intento desesperado por encontrar cada herida o marca que diera fe de su vida, pero nada. Era tan joven e inocente que su propia expresión llena de pánico y sabiduría no encajaba en lo más mínimo con ese cuerpo.

OppstandelseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora