Redención

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Advertencias: Sentimientos encontrados.

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I.

Avanzó sin comprender muy bien el cómo había llegado hasta allí.

Estaba en una habitación de paredes de cristal no mayor a su prisión en Asgard, olía a tierra, viseras y sangre. Un conjunto nada grato que acompañado a una luz titilante que cada tanto dejaba de funcionar creaba una atmósfera tétrica y sofocante al punto de que él mismo estaba sintiendo la desesperación de encontrar una salida pronto.

Sabía que no estaba solo, a su alrededor había seres amorfos, cada uno llorando, discutiendo y gritando en torno a una mesa en el centro de la habitación. Estaba seguro que los conocía, pero no recordaba de dónde ni cómo. Por mucho que Loki intentara enfocar, sus caras resultaban borrosas, como un bosquejo sin acabar, eran simples líneas de colores y sombras incapaces de conectarse.

—Esto no puede estar sucediendo— sollozaba uno de ellos en una pose rígida que se disipaba en cuanto dejaba de moverse.

—¡Pues está pasando, Steve!— gritaba un ser con voz femenina e intrigantemente familiar —Debemos hacer algo.

—¿Algo como qué?— contradecía la figura de algún animal del tamaño de una liebre —Ya está hecho, él ganó.

"¿Ganar qué?" pensó para sí mismo, sintiendo una punzada de dolor en la cabeza.

—Nuestro rey ha desaparecido, al igual que una gran parte de la población de Wakanda e intuyo del resto del mundo— dijo otra mujer —La guerra ha terminado. Catastrar el daño y mantener a salvo a quienes sigan con vida es nuestra prioridad.

—¿Y qué hay del resto, de Bucky, de Wanda...?—insistía el primer sujeto que había comenzado la discusión.

—No hay un resto, Cap. Se han ido.

Loki se paseó por el lugar, intentando comprender de qué iba todo eso, nada allí tenía algún sentido, en especial porque al intentar ver sus manos se encontró con la nada misma.

—¡No! No podemos... simplemente no podemos rendirnos así.

Estaba llorando, ese alguien que sentía conocer lloraba como un niño pequeño, por inercia dejó de ver, sentía que era algo que no deseaba espiar por mucho que así fuera su naturaleza.

Entonces se olvidó de todo lo demás, allá en la esquina más recóndita de la habitación yacía en un bulto en el suelo, la figura dorada y brillante de la única persona que reconocería donde fuera.

"¿Hermano?" pero su voz no salió "¿Thor? ¿Qué ha sucedido? ¿Thor? Mírame" pero su hermano no se movió, apenas y respiraba. Sus ojos estaban cerrados y su armadura cubierta de sangre y mugre como si hubiera estado en una lucha feroz. Era la única persona que podía reconocer como tal.

—Ha sido mi culpa.

"¿Qué dices?" susurró sintiendo la terrible necesidad de consolarlo.

—Debí apuntar a la cabeza.


II.

Despertó bajo un mar de libros que habían caído al verse colapsar la inmensa pila que había hecho de ellos. Sentía en lo alto de su nuca un chichón formándose ante el reciente golpe, pero aquel dolor no era ni un ápice de la densa incomodidad que llevaba sintiendo desde hacía semanas.

Estaba seguro de haber olvidado algo importante, pero después de exhaustivas búsquedas en su memoria con todo el galðr y trabajo que significaba deshilar los hilos de recuerdos a corto y largo plazo, confirmaba que, en efecto, no había nada que pudiera estar pasando por alto.

OppstandelseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora