Sanación

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Resumen del capítulo anterior: Loki sufre una crisis nerviosa al darse cuenta de sus pocas probabilidades de poder derrotar a Thanos y huye de Asgard cayendo por error en la Tierra, se acostumbra ahí, tiene una conversación con su padre que puede haber sido una alucinación, el real o su fantasma (me da igual, libre de interpretación) y acaba por aceptar regresar a Asgard con Thor. Fin del resumen.

Advertencias: No olviden comentar, altibajos de emociones.

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I.

Su brazo temblaba por completo, al igual que la mano sosteniendo una flecha de madera con punta de hierro que cada tanto se golpeaba contra el arco y perdía nuevamente la posición ideal para ser disparada. Su otro brazo simple y llanamente no lo sentía, había pasado del dolor al hormigueo y de éste a no sentirlo en lo absoluto.

Si prestaba mayor atención a su arco de un elegante diseño y madera extraída del único árbol existente en Hellheim, resultaba sumamente poético que su color dominante similar al hueso estuviera ahora bañado en la sangre de su incapaz dueño y no dando con el objetivo que se suponía era el centro de la diana dibujada en tela y madera a escasos metros suyo.

Como último intento, ya al borde de la desesperación, Loki sopló levemente la punta de la flecha, ésta pese al tembloroso e inestable movimiento de su mano pareció tomar vida propia y apiadarse de él haciendo caso de su intento por estabilizarla. Los dedos entre ella también sangraban, aunque estos los sentía aún peor pues se llenaban de ampollas con liquido amarillento que al mínimo roce acababan por explotar en un lío asqueroso de sangre y pus.

Como fuera el caso, lanzó la flecha por fin y para su completo asombro, el sonido de tela rasgándose del otro lado señaló que después del intento número tres mil doscientos nueve había dado con su objetivo.

La flecha dio bastante lejos del centro, pero un triunfo era un triunfo y Loki ya había bajado bastante sus expectativas después de que sus brazos endebles fueran incapaces de soportar el peso de su arco favorito al primer intento.

En su otra vida, Loki no había comenzado sus entrenamientos físicos hasta pasada la pubertad y con el apoyo de un Seiðr floreciente que curaba y mejoraba sus músculos instantáneamente cada vez que era herido. Lo que Thor y el resto de soldados consideraban trampa.

Ahora, después de adelantarse por varios siglos a eso y sin magia curativa para ayudarlo, estaba de acuerdo con ellos, había hecho trampa, pero había valido totalmente la pena en comparación a ese horrible paso a paso que llevaba viviendo a diario.

Con un suspiro, se echó el arco al hombro y fue en busca de las flechas repartidas por el inmenso páramo. No era un secreto para nadie que cada madrugada salía sigilosamente de su palacio a practicar, para regresar horas más tarde del área de sanación con manos intactas a seguir su rutina como príncipe.

Desde su regreso todo mundo le trataba con una extrema cortesía y amabilidad ensayada, aunque resultaba inevitable que al girarse comenzaran los cuchicheos acerca de su huida, crisis nerviosa e ineptitud como príncipe. Nada que Loki no hubiese escuchado antes, sólo que en esta ocasión era muy extraño no oírlo de frente.

Casi prefiriendo la rudeza a la que estaba acostumbrado.

Avanzó como siempre, tomando los pasillos y caminos más ensortijados y libres de gente quisquillosa. Le agradaba la humedad y el frío indiscutible de esos lugares, la textura de oro en las cornisas que se dejaban ver por palacio, los trabajadores circulando de allá para acá sin prestarle atención, el aroma dulzón de los pasteles y manjares varios que preparaban por las cocinas para el gran desayuno que su padre ofrecía a su corte, las cortesanas sonrientes y emocionadas que correteaban en dirección a las caballerizas en busca de pretendientes, le gustaba por sobre toda las cosas ver tan viva y feliz a su gente.

OppstandelseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora