Purgatorio

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Advertencias: A este capítulo lo llamaría malditos traumas de la niñez.

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I.

La invitación llegó tres días más tarde bajo una amenaza de derribar su palacio de no aceptar y un par de guardias con las costillas rotas enviados al área de sanación, cortesía de Thor.

Cuando la carta llego a sus manos, él la tomó con cuidado como si tratara de un objeto valioso y lo acercó a su nariz. Lavanda, limón, hierba buena.

—¿Sucede algo, mi señor?

Él sonrió, besando la invitación con preciosa devoción.

—Tres días pueden ser una eternidad— contestó.

La primera noche, aún inseguro de si seguiría allí se durmió por la madrugada, luchando contra su propio cuerpo por seguir vivo unas horas más, había sido aterrador y a la vez conmovedor el darse cuenta de ese nuevo deseo por seguir con vida. Por supuesto, al despertar al día siguiente con el cuello torcido y los gritos de su hermano desde el balcón suplicando entrar, la vergüenza y un gran alivio lo invadieron.

Era la confirmación de que estaría allí por un largo tiempo.

Fue en el segundo día, que Loki decidió guardar luto, pues sabía nadie más lo haría. Rogó a sus ancestros la protección de aquellos sobrevivientes y aún más por una muerte dolorosa para Thanos. Pensó en la Valkiria, en el monstruo verde, incluso en esos amigos Midgardianos de su hermano, pensó en esa tierra poco civilizada que los refugiados asgardianos tendrían que llamar hogar, en el terror que se aproximaba a cada especie viva en el universo y claro, pensó en él.

No podía olvidar la expresión de terror en su rostro, todo ese tiempo había supuesto que Thor ya se habría acostumbrado a la idea de verlo morir, era lo natural después de tantas muertes falsas, pero no fue así.

Cuando llegó la hora, lucía tan desesperado, como si prefiriera la idea de ser traicionado a verlo morir como un hombre honesto.

Nunca podría entenderlo y al caso, ya jamás podría.

Ese rey pirata era ahora un recuerdo de un futuro que nunca volvería a permitir.

"Ah, realmente te extrañaré" pensó llevándose una mano al corazón "sólo espero que sigas con vida, Thor. Por tu bien y el de nuestra gente".

En el último día de descanso decidió iniciar con esa nueva vida, dedicándose a recopilar cada uno de sus recuerdos entramados en hilos de seiðr.

Había descubierto que, hasta el momento ese cuerpo aún no recibía las valiosas clases de magia y hechicería de su madre, ni aprendido defensa de ningún tipo, convirtiéndolo en un inútil y poco valioso hijo para Odín.

Era despreciado por su padre, ya que no servía como arma ni como herramienta. En su plan de conservarlo como trofeo y futuro ticket de cambio, no venía estipulado un cuerpo enfermizo ni su escasa compatibilidad con otros asgardianos.

A leguas Loki podía oler su arrepentimiento.

Tener que lidiar con Odín y conseguir su apoyo era una batalla que no deseaba volver a librar.

Por el momento, lo principal era enfocarse en abrir los ojos de Thor a la realidad, esta vez no podía vivir en la ignorancia cuando sería su cabeza quien llevara el peso de la corona. Lo necesitaba preparado y consciente de los riesgos que aquella enorme tarea significaba y de ser así convertirse en la mejor versión de sí mismo.

Por mucho que Loki estuviera mejor preparado para ser rey, acabar con Thanos antes de que las cosas se encaminaran a ese punto sin retorno era su prioridad. Sólo en Thor podía confiar para proteger a Asgard y los nueve reinos cuando él estuviera lejos.

OppstandelseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora