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¿Qué ocultas, alma?
Si es que ocultas algo valioso, dilo. Siento inerte las manos, el pelo, el corazón, los pasos.
Nada me motiva, y soy como el mundo, que se muere desolado.
Sólo sirvo en tiempos de guerra;
y en la paz, me aplomo, me hago ceniza.
Se marchitan los sentires por los que incluso yo alguna vez sentí algo.
Sentí pena agonía, encanto.
Ya sé lo que es, es el otoño, el fin de un ciclo, el conienzo de un nuevo ocaso.
Muero sin miedo, como una casa vacía, y sin luz,
que ha de ser muy pronto demolida.
Me derrumbo sin prisa, los ojos sin tinta, los labios mustios, la piel gélida, los huesos vueltos triza.
Nada habito, nada, y algo me dice que ya perdí todo espacio.
Me mantengo apenas de pie, ante el último abismo, al susurro del tiempo;
y olvido, me olvido de mí mismo.

El último AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora