Soliloquio II

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Muerde el polvo, amarga necedad, capricho aciago, amor oculto..
Por qué te empecinas, por qué esa insistencia tuya en deshacer las horas de las noches y convertirlas en epitafios para mi tumba.
¿No ves que soy prisionero?
¿No ves, amarga vida, que te vas?
¿No ves que...?
Ya no importa, el tiempo recorre las distancias, el tiempo, viajo en el recuerdo y ya siento su perfume tiritar en los brazos, ya siento sollozar sus ojos entre los labios.
Por qué partí, por qué esta condena autoimpuesta resultado de los odios, no contra ella, no contra alguien sino contra mí mismo, porque me odio, estoy en guerra contra un reflejo que tengo de mi..

El último AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora