Carta Tres

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Querida mía:

Con renovada fe, te deseo. Ahora estoy en mi desvelo. Yazgo envuelto en mantas y rodeado de fantasmas, o bien, embriagado por tu dulce recuerdo. El silencio es completo, salvo por el motor de algún vehículo que gruñe en medio de la noche, o por los rijosos gatos que le anuncian a sus hembras que están en celo, o por el corazón que se agita adentro mío. Y en la víspera del sueño, que tal vez no llegue, como tantas otras noches igual de oscuras, permaneceré en tu pensamiento. Por al menos unos breves instantes, no sabrás que me piensas, pero lo harás y nos harás uno, una sola y dulce esencia, una figura formada por luciérnagas que se derraman en la oscuridad de la noche, y que llaman a los presagios de amarga ausencia. Así será el sueño eterno, lo imagino, deseo mío, así será mi libertad de ti, de la noche, de las luciérnagas..
Tuyo siempre..

El último AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora