Choi Youngjae miró la entrada del aeropuerto a través del cristal del vehículo, su chofer ya estaba esperándolo en la acera con su maleta, pero seguía indeciso sobre lo que estaba haciendo, hacía años que no tomaba vacaciones, de hecho la sola palabra “vacaciones” estaba fuera de su vocabulario, esa fue la principal razón por la que muchas de sus relaciones habían terminado, algunas, porque él no tomaba vacaciones y sus parejas le exigían atención y otras porque ellos tomaban excesivas vacaciones y algunas de ellas terminaron en infidelidades.
“No me importa Choi, te quiero fuera de esta oficina y no quiero verte hasta después de año nuevo”
Todavía retumbaban en su cabeza las palabras de su jefe. Youngjae era un obsesivo del trabajo, le encantaba lo que hacía, era editor de una revista muy importante, pero este último mes había cometido muchos errores a causa de que le faltaba concentración, todo por culpa de su última pareja, no, en realidad no eran parejas lo que él podía tener. Conquista de una noche tal vez. O compañeros de sexo ocasional, pero nada más. A sus treinta y tres años, Youngjae no había encontrado al hombre correcto para sentar cabeza.
Nunca te involucres con compañeros de trabajo.
Era la regla de oro y él la había violado, hace unos meses se involucró con quien no debía y ese alguien se lo estaba haciendo pagar en el trabajo y el jefe obviamente lo culpaba a él por esos errores, después de todo Youngjae era el editor en jefe y era el responsable de su equipo de trabajo. Samuel sabia eso, por esa razón estaba tratando de sabotear las cosas para que culparan a Youngjae, le estaba resultando bastante bien, jamás pensó que Samuel sería tan rencoroso.
Así que aquí estaba, ayer había buscado en internet e hizo reservación en una isla en el Caribe, había pensado que podría quedarse en casa, comiendo comida chatarra y viendo televisión, pero Samuel hasta ahí lo acosaba. Por eso tuvo que improvisar, playa, sol y mar, las vacaciones perfectas, era lo que decía el eslogan del hotel. Pero aun así seguía sin gustarle la idea, en dos días seria navidad, pero él no tenía familia con quien celebrar, sus padres estaban divorciados y cada uno hacia planes con sus propias familias, y aunque lo invitaban, él no se sentía cómodo. A su edad seguía sin hijos, sin familia, sin pareja… Solo tenía su trabajo y ahora hasta eso estaba a punto de perder si no soluciona el problema.
Tomando una profunda respiración se colocó los guantes y salió del vehículo, agradeció al chofer cuando entrego su maleta, no quería vacaciones, pero no podía hacer nada al respecto, a lo mejor utilizaría este tiempo libre para adelantar los diseños del siguiente mes.
—¡Al fin llegas! — Un joven hombre rubio con ojos preciosos se colocó enfrente de él, sus mejillas rojas, no sabía si eran a causa de que estuviera molesto o por el frio que estaba haciendo, después de todo estaban en Seúl y era temporada de invierno—. El vuelo está a punto de salir, ¿querías darme un infarto al corazón?
—Yo…
—No tenemos tiempo ahora —lo interrumpió tomándolo del brazo y apresurándolo hacia la entrada—. Hablaremos durante el vuelo, tenemos que dejar las cosas claras y montar bien nuestra coartada, estoy nervioso, pero todo saldrá bien… tiene que salir bien —a juzgar por cómo se comportaba, el joven hombre era un parlanchín ansioso. Youngjae no entendía que mierda estaba sucediendo, pero él no le estaba dando tiempo ni siquiera de hablar.
—Yo no entiendo que…
—Escucha —nuevamente lo interrumpió, ¿era costumbre o lo hacía a propósito?—. No tenemos tiempo, estoy nervioso, y temo arrepentirme, así que, aquí tienes tu pasaje, registra tu equipaje y ¡abordemos de una buena ves ese maldito avión! Ya me siento como una mierda por haber contratado alguien para que se haga pasar por mi novio, estoy engañando a mi familia, y sé que me estarás juzgando por eso, pero… por favor, ¿podrías registrar tu equipaje para poder marcharnos antes de que algo malo suceda y recupere el sentido común? —Youmgjae vio que los ojos avellana de ese hombre estaban vidriosos, comprendió que estaba haciendo el esfuerzo de no perder la poca dignidad que le quedaba, ¿había contratado una cita? Lo miró de arriba abajo, era apuesto, era más alto que él, delgado, rubio, tez blanca, ojos avellana hermosos, un chico muy lindo. ¿Necesitaba contratar a alguien? Y Youngjae pensaba que nadie podía tener peores problemas que él. ¿Cómo se sentiría si le dijera que él no era la persona a la que había contratado? Se iría al inferno por esto, pero como Youngjae no quería ser el causante de dañar los sentimientos del hermoso chico, decidió seguir con el engaño.