Yugyeom asomó la cabeza por la ventana justo al tiempo que la camioneta salía por el camino. ¡Mierda! Había metido la pata, realmente había ofendido a Youngjae, aunque no sabía muy bien porqué, el preguntarle cuanto le debía por lo de anoche había sido una pregunta válida, ¿no? Después de todo era su negocio, ser acompañante y tener sexo con sus clientes era parte del paquete ofrecido en el contrato.
Lo sucedido anoche, y esta mañana había sido el mejor sexo de su vida entera, no recordaba que fuera así de bueno con nadie, ahora comprendía porque el hombre cobraba demasiado. Pero la tristeza en los ojos de Youngjae al asegurarle que le extendería un cheque lo había realmente desconcertado. Youngjae había salido furioso de la habitación.
Yugyeom había perdido tiempo en ducharse y cambiarse y ahora resultaba que se había ido. Cerró los ojos, estaba sobre dramatizando, no se había ido de Aspen, solo había ido con Bora y Mark a esquiar. ¿Desde cuándo Mark esquiaba? Era de una de las cosas que tenían en común, no eran mucho de deportes, Mark era un hombre más intelectual. ¡Y ahora estaban juntos!
«No entres en pánico, no entres en pánico». Youngjae mantendría su papel y seguiría con la farsa de que era su novio, ¿pero y si no? No, no, no, no debía pensar en eso. Pero no podía deshacerse de la sensación de algo malo iba a suceder. Tomando una decisión corrió escaleras arriba. Se vistió más abrigadamente y fue a la cochera a buscar el equipo para esquiar. Aunque la verdad no sabía ni que se necesitaba para eso.
—¿Vas a alguna parte? —preguntó su hermano entrando en la cochera. Yugyeom solo le dió un rápido vistazo, Jaebeom siempre vestía impecablemente y a la última moda, además de que tenía gracia y elegancia natural, no era sorprendente que los hombres cayeran rendidos a sus pies. Cuando no estaba trabajando Yugyeom podría verse medio decente. Pero al dedicarse a la jardinería, siembre estaba lleno de lodo, o con ropa de trabajo, incluso sus manos no eran suaves por el trabajo duro que realizaba.
—Daré un paseo —se enredó con las cosas que estaba tomando del estante, tropezó con el esquí y por poco cayó al suelo. Jaebeom se agachó y tomo el casco que rodo hasta sus pies.
—Siempre has sido un desastre Yugyeom —fulminó a su hermano con la mirada y le arrebato el casco de las manos.
—Gracias por señalarlo, de hecho, no hay día que señales que eres mejor que yo —Jaebeom rodo los ojos.
—¡Por dios! Siempre a la defensiva, debes aprender a relajarte, no sé cómo Youngjae te aguanta —dijo su hermano dirigiéndose al auto de alquiler—. Voy a ir a divertirme un poco, eres bienvenido si quieres acompañarte, sé que no nos llevamos bien la mayor parte del tiempo, pero estoy dispuesto a enseñarte a divertirte un poco —Yugyeom lo miró con la ceja arqueada.
—¿Divertirte? ¿Qué hay de Mark?
—¿Qué hay con él? —Jaebeom se encogió de hombros—. Mark se divierte a su manera y yo a la mía, ¿vienes o no?
—Cualquiera diría que ustedes no son pareja… —cada vez se convencía que entre ellos las cosas no iban bien.
—Piensa lo que quieras, mi vida con mi esposo no debe de ser de tu incumbencia. A menos claro que sigas enamorado de él —dijo en tono burlón.
—Tenías que mencionarlo ¿cierto? Ni siquiera lo querías de verdad, solo me lo arrebataste para divertirte —su hermano frunció los labios.
—Yo no tengo la culpa que tengamos los mismos gustos en hombres, Mark me gusto desde el momento en que lo vi, ahora es mío, siempre obtengo lo que quiero —la sangre de Yugyeom hervía de ira, su hermano era cruel, egoísta y caprichoso, nunca le había importado que tenía que hacer con tal de conseguir lo que deseaba, pasaba por encima de quien fuera, ignoraba todo a excepción de su objetivo, y jamás sentía remordimiento si dañaba a alguien en el proceso.