Si de algo estaba seguro Youngjae era de que nunca hay nada fácil, más tarde que temprano se estaba comiendo sus palabras, pero había querido tranquilizar al chico. No era nada fácil estar fingiendo ser quien no eres, tal vez sería más sencillo si Jaebeom no estuviera acosándolo todo el tiempo. Esa felicidad fingida acerca de ellos ya estaba tornándose irritante, era más que claro que Jaebeom estaba celoso de alguna manera de su hermano, pero, ¿por qué? Es lo que no llegaba a comprender, después de todo fue él quien le robó la pareja a Yugyeom.
Mark era otro maldito problema. No habían cruzado palabra en realidad, pero Youngjae era muy consciente de las miradas pesadas por parte del otro hombre, ¿Cuál era su maldito problema? Jaebeom y Mark ahora eran pareja. ¿Por qué seguían queriendo fastidiar a Yugyeom? Ahora comprendía porque el hombre recurrió a contratar a alguien que se hiciera pasar por su novio, era más como un escudo, y Youngjae estaba muy comprometido con esto. Si era lo que Yugyeom necesitaba, Youngjae estaría aquí para eso. No sabía porque se sentía de esta manera tan sobreprotectora por el otro hombre, pero ahora esta situación ya se estaba tornando de manera personal.
—Así que cuéntame Youngjae, ¿te gusta tu trabajo? —preguntó Jaebeom entregándole una copa de vino, Youngjae le sonrió por cortesía, no porque en realidad sintiera agradecimiento por el acoso del hombre. Era curioso. En otra ocasión, Youngjae habría ido detrás del chico. Era hermoso, con su cabello rubio un poco más largo, sus facciones finas, ojos encantadores y un cuerpo firme, pero ahora era más consciente de que era solo una belleza fría.
—Soy editor, no hay mucho que contar, si me disculpas —le entregó de nuevo la copa—. Tengo que buscar a mi chico —habían terminado de cenar, y estaban todos compartiendo un momento en el salón. Yugyeom había ido a acostar a su sobrina, Gahyeon, que le había pedido que le leyera un cuento. Disculpándose se alejó en busca de Yugyeom, lo encontró en el segundo piso, venía saliendo de la habitación de la niña. Al verlo, él se sobresaltó.
—Lo siento, no quería asustarte.
—No te preocupes —aseguró, él mirando que la niña no se hubiera despertado
—Yo tengo la culpa, estoy muy nervioso.
—Ya te dije…
—Lo sé. Lo sé —interrumpió él—. Pero aun así… —Youngjae suspiró y lo tomó por el rostro colocando ambas manos en sus mejillas y lo obligó a que lo mirara.
—Hagamos un trato, ¿te parece?
—¿Un trato? —preguntó Yugyeom confundido.
—Sí, un trato —el pequeño hombre lo miró a través de sus largas pestañas, tenía ojos hermosos—. Olvidemos todo esto, me refiero al asunto de que tengo que fingir ser tu pareja… ¿Qué tal si intentamos ser solo amigos?
—¿Amigos? —parpadeó—. Pero…
—Yugyeom, seamos amigos, así será más sencillo y nos relajaremos el uno con el otro, ¿te parece? —él pareció estarlo considerando.
—De acuerdo, tal vez funcione.
—Bien —Youngjae lo liberó y dio un paso atrás—. ¿Qué tal si nos disculpamos con todos y nos retiramos a la habitación? Podemos ver una película, platicaremos y nos conoceremos mejor —Yugyeom pareció estarlo pensando, después asintió con la cabeza.
Horas más tarde, Youngjae apagó la televisión. Miró a su lado, Yugyeom se había quedado dormido a la mitad de la película. Al principio había estado muy tenso y nervioso, admitía que también él, pero su plan había funcionado, lograron relajarse mutuamente y platicaron principalmente de la película, se rieron y comieron palomitas. A materia personal no había conseguido muchos detalles, a acepción de que le gustaba demasiado el chocolate y su color favorito era el rojo, pero ya era algo.