Esta forma no era precisamente como Yugyeom había planeado pasar la noche de año nuevo. Levantó la vista para ver a Youngjae dejar el monitor para bebé sobre la mesita, junto a la bandeja con chocolate caliente y panecillos. Había sido un día muy difícil y muy tenso. Ni siquiera sabía de donde había sacado la fuerza para mirar a sus padres a los ojos. Le mató ver la tristeza en sus rostros, se sorprendió al saber que Mark y Jaebeom se habían marchado. Fue un alivio, esa mañana estaba haciendo planes para adelantar su vuelo, aunque sabiendo que los vuelos en año nuevo eran prácticamente imposibles prefería recibir el año en el aeropuerto que estar bajo el mismo techo que ellos.
Aún no procesaba todo lo que había pasado, cada que recordaba a Mark encima de él, Yugyeom entraba en pánico. Durante su relación jamás lo había forzado a nada, ni siquiera a que comiera brócoli. Él odiaba el brócoli, y Mark siempre había sido muy comprensivo con todo, rara vez habían discutido, jamás le había gritado, cuando tenían algún desacuerdo, Mark optaba por encerrarse a trabajar que discutir, Y ahora así como así había pretendió violarlo. Analizando mejor sus sentimientos, llegó a la conclusión que no lo odiaba, sentía lastima por él, debería de ser realmente duro lo que estaba viviendo con Jaebeom que lo había llevado a tal grado de agresión.
—Gahyeon sigue roncando como un tronco, faltan cinco minutos para que comiencen los fuegos artificiales y espero de verdad que no despierte —informó Youngjae entregándole una taza de chocolate. Yugyeom sonrió agradeciéndoselo.
—Minji dice que ni un tractor podría despertarla, ¿Por qué crees que Bora estuvo jugando con ella en el trineo? Fue un plan bien organizado, querían agotar a la pobre —Youngjae rió sentándose a su lado en el columpio acolchado del porche trasero. Como había dicho, fue un día difícil. Lleno de tensiones, pero había insistido en que nadie cancelara sus planes para hoy, sus padres habían ido a una reunión con amigos, y había convencido a su hermana y a su cuñada para que salieran a divertirse, él no tenía ganas de salir, así que se ofreció a cuidar a Gahyeon, a Youngjae también le había dicho que si deseaba celebrar el año nuevo podría ir sin preocuparse por él. El hombre simplemente había rodado los ojos y lo había besado. Por esa razón aquí estaban. Recibirían el año nuevo acurrucados bajo una manta, tomando chocolate caliente y pastelillos de chocolate y nuez. Durante largos segundos se sumergieron en un cómodo silencio, de las cabañas alrededor les llegaba el sonido de música. Todo mundo estaba de fiesta.
—Gracias —susurró, su tono fue tan bajo que no creyó que Youngjae lo escuchara.
—¿Por qué me das las gracias? —Yugyeom no lo miró, tenía la vista enfocada en las pequeñas luces navideñas de las otras casas.
—Por esto, por estar aquí, sé que por días no hemos hablado sobre el hecho de que yo te contraté…
—Yugyeom...
—Déjame terminar —miró a Youngjae—. Yo te contraté, pero lo cierto es que me he olvidado de eso en los últimos días —dijo sinceramente—. No sé qué habría hecho yo sin ti —Youngjae lo rodeo por los hombros con un brazo y lo beso en la sien.
—Yo me siento igual —Yugyeom se recargo en el hombro del hombre—. Mañana todo termina, no sé qué pasara después, pero ahora mismo no quiero pensar en eso —Yugyeom sintió a Youngjae tensarse a su lado, no quería mirarlo, no quería que le dijera que el día de mañana seria el adiós, el contrato terminaría y volverían a Nueva York para cada uno tomar su camino.
—Yugyeom….
—No digas nada —se pegó más hacia su cuerpo—. Ahora no digas nada por favor, no quiero romper esta burbuja —Youngjae tomo su mentón con sus dedos y lo obligo a mirarlo.
—Todo estará bien bebé —aseguró Youngjae besando su nariz—. Te prometo que estaremos bien —Yugyeom sonrío, quería tener fe. Su proximidad lo tranquilizó, aunque estaba a punto echarse a llorar, tenía los sentimientos a flor de piel.
—Confió en ti —justo en ese momento las campanas comenzaron a sonar y los fuegos artificiales de colores estallaron en el cielo—. ¡Feliz año nuevo! —susurró besando a Youngjae en los labios.
—¡Feliz año, bebé! —Yugyeom alargó la mano, inconsciente de cuan profundamente intimo era el momento, de pronto se encontró en sus brazos. Youngjae le murmuró palabras tranquilizadoras, pero éstas no eran tan reconfortantes como sus brazos. Yugyeom sintió que el corazón de él latía contra su mejilla, notó el calor de su cuerpo a través las capas de ropa, y no tuvo la fuerza de voluntad para rechazar aquel consuelo.
—Ojalá lo hubiese matado —murmuró Youngjae rozándole la mano, Yugyeom se estremeció, en ocasiones también pesaba que tal vez se sentiría mejor si hubiera denunciado a Mark, pero le gustara o no era el esposo de su hermano, su familia ya estaba demasiado destrozada por ahora, y él no quería enfrentarse a las autoridades para narrar lo que sucedió, ya estaba cansado de humillaciones. Levantó la cabeza y lo miró a los ojos.
—Ayúdame a olvidar que alguna vez ha sucedido.
—Dime lo que deseas —le pidió Youngjae. Él irguió la barbilla en una invitación inconfundible. Entonces Youngjae lo besó, y el beso produjo exactamente el efecto que él quería. Mark desapareció en el calor generado por el encuentro de sus labios. El contacto se prolongó cada vez más, privándolo de respiración y voluntad, y dando paso al deseo. La boca de Youngjae en la de él era como un bálsamo curativo que relegaba el recuerdo de la agresión de Mark a los más lejanos confines de su memoria. No deseaba recordar, deseaba sentir. Quería que Youngjae borrase lo que casi había sucedido noche.
Deseaba...
—Quiero que me hagas el amor —susurró, Youngjae gruñó contra sus labios y profirió sombríos e incoherentes juramentos de pasión que a él le parecieron salvajes y excitantes. Cuando su lengua rozó sus labios, Yugyeom se abrió a él, paladeando su sabor y su fragancia. Yugyeom se arqueó contra él, entrelazándole los brazos alrededor del cuello para atraerlo más cerca. Un gruñido sordo se deslizó entre los labios de Youngjae, y de pronto él interrumpió el beso.
—¿Estás seguro? —Yugyeom amó la preocupación en su voz. Sí le importó. Eso más que nada le daba esperanzas de que si podrían tener algún futuro juntos.
—Más que nunca —aseguró—. Te deseo —Esa fue toda la confirmación que Youngjae necesitara, con un último beso, lo instó a levantarse, tomaron el monitor por si Gahyeon despertaba, y abrazados se retiraron a la habitación, Yugyeom sonrío, no podía pensar una mejor manera de recibir el año nuevo que en los brazos del hombre del cual estaba enamorado.