Touch my body

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Día 6: HeadCannon

Todo el mundo sabía que los híbridos era más sensibles al tacto, al olfato,la vista. Incluso en el sabor de la comida. Todos lo sabían, era por eso que está prohibido en Karmaland el tocar las partes híbridas de cualquiera. Sin Importar que tipo de relación tuvieran. La única regla era "No tocar partes híbridas". Era simple. Ningún humano podía tocar a un híbrido.

Si bien era normal ver en karmaland parejas de humanos e híbridos, los primeros no podían tocar esas partes que los delataban como híbridos. Ya fuera una cola, orejas. Incluso cosas extravagantes como alas.

Nadie nunca supo por que en Karmaland se había hecho esa ley. Solo sabían que podían haber muchos problemas por romper una regla tan precisa como esa.

Esa era la única regla que Rubén Doblas nunca se iba a saltar. La única que nunca dejaría que se rompiera en el. Por que tocar las partes híbridas, significaba intentar conectar con la parte animal que tenían los híbridos. Y solo había dos desenlaces posibles. Y solo una no era dolorosa.

Le encantaba su gorro de oso y que su sudadera le quedará larga. Aún no entendía como Fargan podía andar con sus alas siempre por fuera. Dejando que el aire siempre las rozara. Le daba escalofríos el solo pensar en esa tortita diaria.

— Doblas - Escucho como le llamaban desde la puerta de la casa. Volteó rápidamente, ansiando encontrar esos ojos violetas que lo traían como loco.

— Vegettita - Vió como el chico soltaba una risa nasal y se acercó a él dándole una palmada en la espalda.

— ¿Cómo estás, Rubius? - La pregunta lo descoloco un poco, pero simolememte respondió con un "Bien, Gracias ¿y tu?" -. Quería venir a preguntarte algo importante-Dijo de pronto muy serio.

— ¿Que pasa, Vegg? - La seriedad del contrario lo asustó, y aún cuando no se vio, sus orejas se agacharon en señal de miedo.

— Últimamente he tenido esta duda en mi cabeza, ¿Por que no podemos tocar sus partes híbridas? - Directo, como siempre. Vegetta era alguien que no se andaba con rodeos nunca. Rubén sintió como si le sacaran todo el aire de una. No quería responder a eso, al menos no a Vegetta.

Tartamudeo unas cuantas veces, bajo y alzó la mirada, movió sus manos nerviosismo. Era definitivo. No quería hablar con Vegetta de eso.

— Siento que Fargan te podría hablar de eso mejor que yo - Oh si, la mejor de las soluciones, pasarle tu problema a alguien más.

— El me dijo que viniera contigo - Joder, parecía que Fargan había tenido la misma maravillosa idea que el. Pues ni modo. A correr.

Rubius corrió como alma que lleva el diablo, subiendo hasta el tercer piso de su casa (N/A: Este one-shot se desarrolla cuando Rubius todavía tenía su Casa Blanca, la segunda), entró a su habitación y cerró con seguro. La puerta se estremeció cuando Vegetta intentó entrar a la fuerza.

— Doblas, abre la puerta, solo tengo curiosidad joder - Si, definitivamente nunca hablaría de "eso" con Vegetta, al menos no cara a cara.

— Esta  prohibido por que... Solo pueden suceder dos cosas - Empezó diciendo algo nerviosos, recordando las palabras de su madre -. Solo hay dos desenlaces posible y solo uno no es doloroso - Soltó un suspiro, sabía que a Fargan también le habría costado decirlo incluso con su personalidad -. Las manos de los híbridos tienen unas almohadillas pequeñas, así que está bien que entre híbridos nos toquemos. Ustedes como humanos, simplemente tienen sus manos normales, no hay un solo poro que no sea simple piel y eso... Puede provocar el celo en un híbrido. Usualmente para aparearnos entre nosotros conectamos la única área de todo nuestro cuerpo que es piel totalmente... Nuestras lenguas. La otra es que por azares del destino no suceda nada y solo se sientan como caricias muy intensas. En realidad es algo muy poco común. Por eso.

Al otro lado de la puerta no se escuchaba nada, y Rubius sintió que así está bien. Vaya error. Salió de su habitación y comenzó a bajar las escaleras. O eso pretendía hasta que sintió como un brazo era pasado por su pecho, jalandolo hacia el tercer piso de nuevo.

— Y yo que pensaba que era por que esos los irritaba - La voz de Vegetta salió como un susurro en su oído, haciendo que el cálido aliento golpeara directamente su cuello. Joder, no. Se intentó safar de esos brazos, aún sabiendo que era imposible -. Venga Chiqui, por hoy podemos ser ilegalisimos.

Nunca supo si fue por el roce de su aliento en su cuello, por su voz grave y baja o por que él lo ansiaba de igual manera, pero se lo permitió. Dejó que rompieran la regla. Después de todo, era Rubén Doblas, el más ilegalisimo de toda Karmaland.

Mi headcannon es que a Rubius le pone que te toquen sus partes híbridas, y que a Vegetta le gusta mucho llevarlo a sus límites solo acariciandolo un buen rato.

💜 Rubegetta month 💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora