La pregunta descolocó al humano y pestañeó confundido.
-Creo que sabes muy bien lo que soy, el Oráculo-
La respuesta no convenció del todo al dios que agarró con fuerza la barbilla de Tobias y acercó su rostro tanto que podía sentir su respiración en su mejilla. Sintió el tirón del más joven en querer separarse, mas su agarre era firme. Sus ojos se encontraron con los blancos ausentes de pupilas de los del humano y esperó pero no pasó nada, tampoco había nada para percibir.
-¿No recuerdas nada de antes de desmayarte?- lo presionó. Tobías negó con la cabeza y palmeó su mano pero no fue liberado.
-Mi mente está confusa y no sé a qué te refieres- ocultó la parte de la voz en su cabeza pero quitando esa parte realmente no recordaba mucho más.
Horus notó que el chico no parecía mentir por lo que lo soltó. Necesitaría observarlo un poco más hasta estar seguro de a lo que se enfrentaba. Si tuviera sus poderes todo sería mucho más fácil, con sus ojos celestiales podría estudiar el alma así como el interior del oráculo pero el maldito Ra le había sellado sobre todo esa habilidad.
El viento de la tarde acarició su cabello y notó que dentro de poco oscurecería y recordó que uno de los puntos del contrato que había firmado esa tarde era que esa misma noche comenzaría con el pago doble. Una oferta que no podía rechazar, pero todo se iría por la borda si llegaba después de las 10 cuando comenzaba su nuevo turno.
-Oye Toby, ya que corriste sin la correa como se supone que volveremos ahora, necesito hacer algo a las 10 y no puedo llegar tarde- se levantó flexionando sus músculos como un tigre.
Tobias aún le molestaba que lo llamara Toby pero ya era una batalla perdida y tampoco era que tuviera muchas ganas de ponerse a pelear.
-Dime algún punto de referencia- se sentó adecuadamente corriéndose el cabello detrás de sus orejas.
Horus miró a su alrededor y mencionó el nombre de tres lugares cercanos y Tobias se ubicó de donde estaba. Se levantó y caminó en una dirección. Horus protestó otra vez al tener que cargar sus bultos pero lo siguió. Tres cuartos de hora después estaban llegando a la casa del humano.
-¿Por qué siento que el viaje de tren es más largo que a pie?- Horus se dejó caer en el sofá tirando sus bolsas a su lado.
-El metro da varios giros antes de llegar a la parada en la que nos bajamos por lo que sí, es más largo-
-Oh- exclamó Horus, a pesar del carácter del chico estaba aprendiendo rápidamente de este tiempo actual –Y, prepárame algo, tengo hambre-
Todo movimiento del chico se detuvo y se giró hacia él cerrando la puerta del refrigerador. Con una ceja alzada.
-Creo que habíamos dejado bien claro que no era tu esclavo-
-Vamos Toby, te lo pago mañana hoy comienzo mi trabajo y que dirá el jefe si me desmayo durante la jornada, además no he sido alimentado en todo el día, de verdad moriré-
Tobias cerró sus ojos y resopló.
-No morirás por dejar de comer por unas horas- pero aun así buscó en la despensa escondida y sacó algunos alimentos y comenzó a cocinarlos, después de todo el dios lo había supuestamente cuidado cuando él se había perdido. Esta vez sería condescendiente, sino ya sabía que podía echarle legía a su comida. No moriría, pero un poco de dolor de vez en cuando no era malo.
Horus aprovechó ese momento para tomar una ducha y ponerse su nueva ropa. El golpe de temperatura no ayudó a que su mente se despejara. No tenía la clásica sonrisa pícara en sus labios, más bien, una mueca de preocupación estaba desfigurando sus hermosas fracciones. No podía sacarse de la cabeza lo de la tarde e incluso lo que había ocurrido antes. Se mordió la uña del dedo e intentó establecer conexión con Ra, pero nada, era inútil. Tener un cuerpo tan débil era algo que lo ponía de mal humor.
Pocos minutos después salió vestido con una de las mudas dejando varios de los botones de su camisa abierta y peinando su cabello ligeramente húmedo hacia atrás dejando que sus rasgos y pecho fueran el punto de atracción de su cuerpo. Un sentimiento de insatisfacción lo recorrió al darse cuenta que no podía molestar al chico pues este no apreciaría su imagen, aunque aún podía hacer algo.
Caminó en dirección hacia la cocina, con una sonrisa característica en sus labios, donde el chico se movía sus brazos friendo un trozo de carne en la sartén.
-Eso huele bien- le dijo desde atrás esperando asustarlo pero no recibió atención por parte de Tobias y chasqueó al lengua- No eres para nada divertido- recostó la cadera en la meseta y se relamió los labios, primero por el delicioso aroma de la carne dorándose y por el jugoso trasero que se marcaba tras el delantal que el humano había amarrado a su cadera. Tenía muy buenas nalgas, pensó, estarían perfecta entre sus piernas, abiertas y él…
-¿Qué quieres Horus?- Tobias interrumpió su pensamiento que hasta ese momento no se había dado cuenta que se estaba centrando en el humano.
Horus cruzó los brazos sobre su pecho-
-Quería que me dieras el visto bueno sobre mi atuendo, voy a mi primer día de trabajo y quiero dar la mejor impresión-
Tobias dejó el pedazo de carne en un plato y apagó el fogón girándose hacia él y limpiándose las manos con una toalla desechable.
-Desde cuando te interesa mi opinión halcón-
-Desde que pienso que deberías dejar de ser tan arisco conmigo- se burló Horus.
-No soy arisco- se defendió botando la toalla –Solo que hay algunas personas que no se merecen mi buen trato-
Una vena pulsó en su sien pero tomó aire respirando profundo y se calmó. Tenía un objetico en la mente, no podía echarlo a perder.
-Bien, todo lo que tú digas- hizo como que las palabras del Oráculo no eran importantes –Pero al final ¿vas a revisar mi atuendo? O prefieres que salga desnudo por ahí, créeme les daré tu dirección para que vengas directo a hacerte la visita-
Tobias suspiró cansado.
-Ves, esos son los comentarios que hacen que quiera enterrarte tres metros bajo tierra- aun así se acercó a donde sabía que estaba el dios -¿Qué quieres que compruebe?- mientras antes terminara con él, más rápido volvería a tener la tranquilidad de su casa, al menos allí se sentía protegido.
Horus con una pícara sonrisa se inclinó ligeramente ya que el chico no era ni siquiera de cerca de alto que él y le agarró las dos manos llevándolas a su cabeza para que comprobara el estado de su cabello. Tobias conocía ese método. Era el clásico método de reconocimiento por tacto. No sintió amenaza por parte de Horus, y ni siquiera el brazalete se inmutó así que siguió. Su cabello se notaba normal, su rostro ni siquiera tenía la textura de que alguna vez tuviera barba algo que también ocurría con él, aunque sus cuerpos eran diferentes.
Quiso saber cuál de las camisas se había puesto encontrando que esta estaba sumamente abierta, al punto que pensó que no llevaba ninguna prenda, sus dedos se desplazaron por el pecho buscando los bordes para cerrarla recibiendo un gemido por parte de Horus.
-Deberías bajar un poco más tus manos- le agarró las muñecas y le susurró en su oído- lo estás haciendo muy bien- y el mismo llevó los dedos del chico hacia su entrepierna que comenzaba a despertar. Horus llevaba tanto tiempo sin desahogarse que con un simple roce lograba estar excitado en su totalidad.
Tobias hizo un ademan para retroceder pero el agarre se hizo más fuerte no dejándolo libre y pronto su cadera fue la que se encontró contra la meseta. La manilla tampoco respondió y eso alteró al humano.
-Horus, creo que te quedarás sin cena si sigues haciendo esto, suéltame de una vez- jadeó al sentir el miembro del dios palpitar contra su palma.
-¿Por qué no me ayudas primero con este problema?- le murmuró rozándose más contra él, repitiendo algo parecido a la escena en el metro, aún estaba latente y esto hizo que se excitara más-
-Horus suéltame- esta vez la voz de Tobias estaba ausente de algún sentimiento y era algunos tonos más grave de lo normal. El dios dio un salto hacia atrás alarmado y poniéndose en posición de alerta, aunque delante de él solo estaba Tobias con un leve sonrojo en las mejillas.
El halcón no bajó la guardia y tragó en seco. Esta vez estaba seguro. Había algo dentro de Tobias y definitivamente si le era familiar.
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La Redención de Horus #2 (PAUSADA) Trilogía Dioses Cautivados
RomanceHorus ha sido juzgado y expulsado del Imperio. Ahora tendrá que vivir en el mundo humano custodiado por Tobías, aquel chico ciego que resulta ser el Oráculo de Ra, y que por alguna razón lo odia. Aunque el dios solo tiene intenciones de retornar a s...