Horus podía jurar que su corazón latía desenfrenado en sus oídos cuando salió por la puerta de la discoteca. ¿Qué demonios estaba haciendo Toby en un lugar como ese? Estaba loco. Acaso no era consciente de su situación. Él era una persona ciega. Una discoteca con tanta gente era un lugar peligroso para él.
-¿Has visto un chico de cabello rubio, lacio, de pequeña estatura y de ojos casi blancos?- jadeaba ligeramente para cuando le preguntó al guardia de la entrada.
El hombre señaló con el dedo.
-Si te refieres al niño bonito que se fue bien acompañado, fue llevado al callejón donde todos van para tú sabes- hizo un movimiento obsceno con la mano y la boca.
Claro que Horus sabía. No sería la primera vez que recibiría alguna mamada u otro servicio en ese lugar.
-Maldito Toby, te juro que si te encuentro te voy a clavar contra la cama. Mira que hacer que me preocupe por ti- exhaló molesto y corrió hacia allí.
Era un callejón oscuro y bastante largo. No encontró a nadie al principio y se mordió el interior de la boca. Ya comenzaba a imaginarse lo peor. Si alguien tocaba a Toby antes que él lo hiciera le cortaría la cabeza y la escacharía contra el suelo.
Corrió mucho más rápido con el pecho apretado hasta que vio la silueta oscura de alguien. Un cabello platinado inconfundible se ondeaba suavemente.
-Tobias- le gritó pero se detuvo en seco quedándose estupefacto con la escena.
Si, allí estaba Toby y parecía estar sano y salvo pero no el ambiente a su alrededor. A sus pies había tres cadáveres que parecían cualquier cosa menos humanos. Sus pieles se habían vuelto casi verdosas y se pegaba a sus músculos como si hubieran sido exprimidos desde adentro. Los rostro de los hombres era conmocionado y sus ojos estaban en blanco casi salidos de su órbita.
Un escalofrío recorrió a columna vertebrar del halcón y sudó frío. Recordaba vagamente algo parecido a aquello pero por alguna razón cada vez que intentaba sacarlo a relucir en su mente su cabeza palpitaba. U allí estaba nuevamente. Aquella desagradable sensación que siempre estaba presente después de descubrir que el cuerpo de Tobias había sido poseído.
Dio un paso hacia adelante cauteloso y como si la luz de la luna fuera un láser que golpeó los tres cuerpos estos casi explotaron en diversas partículas de polvo brillante dejando solo en el suelo los despojos de sus ropas. Los ojos de Horus se abrieron, conmocionado.
Tobias pareció oírlo y por primera vez desde que había llegado se dio media vuelta. Su cabello danzó aun con su cuerpo envuelto en aquel polvillo cadavérico. La luna golpeaba sus hebras rubias haciendo que se vieran como hilos de plata. En su rostro había una sonrisa y sus ojos eran completamente negros en vez de sus habituales orbes vacíos. Pero a pesar de la situación Horus tuvo un primer pensamiento del que después se arrepintió.
Era tan hermoso.
Pero antes de poder hacer algo más tuvo que correr. Los ojos de Tobias se cerraron de repente, su rostro se volvió serio y sus rodillas cedieron.
Los brazos del dios lo envolvieron atrayéndolo hacia él antes de que se hiciera daño. La sensación había desaparecido por lo que sabía que Toby había vuelto a la normalidad. Respiró profundo. Sus ojos repasaron el callejón y donde habían estado antes tres hombres.
¿Eso significaba que Tobias los había matado?
Quizás no Tobias, pero si lo que estaba dentro de él que era mucho más tenebroso. Suspiró y apretó al chico contra él corriendo el cabello que había caído sobre su rostro. Su rostro se mostraba tranquilo y no parecía estar herido, muy diferente a como estaba el dios ahora.
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La Redención de Horus #2 (PAUSADA) Trilogía Dioses Cautivados
RomantikHorus ha sido juzgado y expulsado del Imperio. Ahora tendrá que vivir en el mundo humano custodiado por Tobías, aquel chico ciego que resulta ser el Oráculo de Ra, y que por alguna razón lo odia. Aunque el dios solo tiene intenciones de retornar a s...