-si, claro- trate de incorporarme a la posición en la que estaba pero necesité ayuda. Un brazo fuerte me ayudo a sostenerme, y la causa por la cual me pasó, es que estaba perdiendo sangre, así que instintivamente, coloqué una mano en el brazo izquierdo para evitar que siga saliendo.
-puede pasar- le djie al hombre que estaba en la puerta
-¿esta bien señorita Jarrel?-
- claro- respondí. Al instante supe que la voz era del licenciado Kendall.
En hombre de traje me ayudó a pasar a la sala y asentarme en el sillón.
-¿a que debo su visita?- pregunte
-bueno señorita Jarrel ...-
-_______, por favor, llameme _______- interrunpi
-_________, le vengó a entregar el dinero de su herencia- no pensé que se resolvieran los trámites tan pronto.
No dije nada así que dolo tome el dinero para no darle mas vueltas en el asunto. Estire mi mano
-gracias- su rostro se torno raro, como de preocupación, y al instante supe que estaba viendo mi brazo ya ensangrentado.
- ¿que te sucedió?- preguntó angustiado.
-nada- señalé con frialdad
-por favor, dejame verlo-
-no- dije
- por favor- dijo de una manera muy dulce y no tuve mas remedio, que extenderle la mano. Su cara fue de admiración, creo que nunca había visto algo así. De repente le quite mi mano y el se quedo sorprendido.
- _______, ¿te cortas? ¿por que lo haces?- preguntó. No conteste.
Una lágrima se derramó por mi mejilla. El solo me la limpió y tomó de nuevo mi brazo y saco una venda de su maletín y me la colocó en la herida. Solo me lo quedé mirando impresionada, creí que me iba a juzgar por que me lastimaba, pero me equivoque.
Cuando terminó, entrelazó su mano con la mia, apoye mi cabeza y en su hombro. Sentí que por primera vez en mi vida alguien me entendía, y después comprendi por que.
Subió las mangas de su traje, y vi, las cicatrices que el tiempo, nos deja.