Por primera vez, vi a alguien quien era capaz de compartir su dolor, un sufrimiento como el mio.
Su brazo estaba lleno de marcas que el mismo se hacia, no dije nada, dolo me quede mirando atentamente.
Sin decirmos nada entendimos el dolor que sentíamos. El silencio se convirtió en nuestro único testigo, poco a poco fue girando su cabeza hasta topar con mi oído. Podía sentir su aliento en mi cuello, era algo cálido y relajante.
-no lo vuelvas a hacer- susurro interrumpiendo mis pensamientos- tu vida es hermosa. Cuando tengas ganas de morir, recuerda lo que te haga feliz. Tu puedes ganar esta batalla- dijo con mucha seguridad.-¿me lo prometes?-
- ¿ por que he de prometertelo a ti?- dudé
- creo que soy el único que sabe tu secreto, ________- tenía razón.
Desde que mi padre murió, nadie mas sabia mi secreto, y ahora este hombre al que solo conozco del nombre, sabe mis sentimientos.
No contesté, por que sabia que tenia razón, y las lágrimas se empezaban a acumular en mis ojos, no podía llorar, pero no me resistir y una pequeña gota se derramó por mis mejillas.
Solo acenti a la promesa que le hice.
-no llores, no me gusta verte llorar- dijo casi en un susurro. A continuación lo que pasó no lo tenía planeado. Levantó mi barbilla y me miró directamente a planeado., poco a poco fue acercándose y yo no ponía objeción alguna. Mi mente no estaba en este mundo.
Cuando abrí los ojos su boca estaba a centímetros de la mía, su a liento se mezclaba con el mio y podría jurar, que él tampoco lo tenia planeado.