Capítulo 27

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"¿Respuestas, o más dudas?

El chico corrió conmigo durante unos minutos, cuando se detuvo y me dejó en el piso, me di la vuelta, di unos pasos lejos del vampiro, y casi vómite, había corrido mucho, y estaba demasiado mareada.

Me tuve que sostener de una pared para no caer.

El chico apareció a mi lado, y me tomó de la cintura para ayudarme a sostenerme, con la otra mano apartó mi cabello.

La imagen de Camille muriendo frente a mi por un balazo en el cráneo llegó a mi cabeza, provocandome más ganas de vomitar.

Entonces paso algo más, el chico tocó mi cuerpo con los ojos cerrados, yo no lo detuve, ya que cada vez que tocaba alguna parte de mi cuerpo el dolor de esa zona desaparecía.

El sonrió.

—Tócate la cara —pidió, yo lo hice, y no sentí nada de dolor.

—Me siento bien —comenté impactada, era como si nunca hubiera estado golpeada.

—Y te ves bien, todos los golpes han desaparecido —dijo él chico vampiro.

—Pero... ¿Cómo? No entiendo.

—Cada vampiro tiene un poder, el mío es el de la sanación —su voz era honesta.

—Oh, gracias.

—De nada —respondió empezando a caminar, yo lo seguí en silencio.

—Sabes que esto es un secuestro ¿Verdad? —traté de hacer plática.

—Si, pero tampoco me importa —contestó neutro, por un momento me hizo pensar en Kyler.

—Casí me mata —solté en voz baja, refiriéndome a la chica pelirroja.

—Te dije que me dieras tiempo, que la entre tuvieras, no que la desafiaras —negó con desaprobación —Pero estoy impactado, eres muy valiente, Lía.

Me encogí de hombros, restandole importancia.

—Es solo que si iba a morir lo haría con la frente en alto, si quería que le rogará, eso jamás iba a pasar.

—Me di cuenta de ello.

—Pero... ¿Qué hacías ahí? —todavía no entendía nada.

—Cuidándote, todo el mundo oscuro que sepa de tu existencia te va a cuidar—contestó una duda, y me dejó con otra.

—¿Cuál es tú nombre? —decidí preguntar, si él sabía el mío, era justo que supiera el de él, y además, decidí preguntar algo básico primero.

—James —contestó mientras llegábamos a una puerta de metal.

El tomó mi mano, y me sonrió para tranquilizar me.

—Te daré respuestas a cambio de que finjas ser mi pareja, tenemos que llegar a mi habitación sin que se den cuenta de quién eres.

—Si, puedo fingir —contesté rápidamente, necesitaba respuestas, porque cada vez estaba más confundida.

—El problema no es que lo finjas, el problema es que lo hagas.

—¿Hacer que? —pregunté sin entender.

—Lo que sea necesario.

Tras responderme, él me levantó, con su súper fuerza yo no pesaba nada.

Hizo que enredara mis piernas en su torso.

—Esconde tu cabeza en mi cuello, actúa como si fuéramos a tener sexo.

Los chicos Newell Donde viven las historias. Descúbrelo ahora