5 dias antes.

173 30 0
                                    

Desde que conocí a Gerard, a los 8 años, siempre traté de ser todo lo que él quería que yo fuera, desde muy pequeño sentí la necesidad de complacer a mi amigo de cualquier forma posible, ya fuera esta siguiéndole la corriente en sus travesuras infantiles hasta el renunciar al trabajo de mis sueños con tal de permanecer en una ciudad sin futuro junto a él.

Siempre supe que Gerard tenía un problema psicológico, pero no era hasta ahora qué empezaba a cuestionar mi propio estado mental, ¿que clase de persona lo da todo a cambio de nada? ¿Por qué estoy dispuesto a ponerlo a él como mi prioridad por sobre mis necesidades?

Gerard me hacia feliz con tan solo su presencia, me bastaba con oír su voz para sentirme vivo... yo solo quería que él fuera tan feliz como lo era yo.

Pero desde siempre a él le falto esa felicidad, no sé qué fue lo qué pasó con él, que incluso al conocernos ya parecía haber sufrido muchas cosas.

Ni un solo día de mi vida con Gerard sentí que él fuera plenamente feliz, tal vez había algo roto dentro de él, pero en 20 años a su lado nunca pude descubrir que era aquello que le faltaba que yo no le pude dar... y me sentía un completo fracaso por eso, sentía que había fallado con mi misión en este mundo hasta que un día después de tener sexo me dijo algo que podía ser la luz al final del túnel.

— Nunca he ido a la playa.– Me confiesa mientras apaga el cigarrillo en el cenicero.

— ¿No?– Le pregunto intrigado pues la playa más cercana solo está a unas horas de aquí.

— No, y me gustaría ir.

— Podemos ir a Long Beach, en esta época del año hay muy poca gente, de seguro te gustará.– Él me mira confundido, y por un momento mi corazón se rompe.

Era claro que yo no estaba en sus planes, nunca lo estaba.

Quería retractarme, decirle que era una broma o algo así, que él no tenía que ir conmigo, pero antes de poder abrir la boca él me dice algo que me deja helado.

— ¿En verdad quisieras venir conmigo?

— ¿Bromeas? Claro que si.

— Pero...– Odiaba los peros, más aún aquellos que se quedaban a medias.

— ¿Pero?

— ¿Estas seguro?

— Si, Gerard, podemos ir este sábado.

— Este sábado será, entonces.– Se enciende otro cigarro y no dice nada más durante todo el día.

The Journey | FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora